«Es un problema que se viene repitiendo desde hace dos años y que no va a más gracias a la limpieza que hacen vecinos y senderistas», aseguran estas persona.
La foto denuncia de hoy corresponde a la calle Cascajal, entre la de Bocanegra y la Plaza de San Miguel Bajo, pero ejemplos similares pueden verse en la mayoría de los puntos donde hay contenedores, incluso cuando están soterrados o empotrados. Seguir Leyendo
Estos días comienzan a verse ya en calles de Granada los primeros contenedores marrones, el nuevo contenedor para reciclar que supondrá un nuevo cambio en el hábito de los granadinos. Este contenedor es para depositar la basura orgánica y está empezando su implantación para responder a las exigencias europeas y de la Agenda 2030.
Aseguran que la situación es «insoportable» y culpan de estos problemas al incivismo de la gente y la «falta de voluntad política» para encontrar una solución.
El Ayuntamiento de Granada va a poner en marcha un refuerzo de limpieza y un plan de vigilancia para atajar conductas incívicas y reducir la presencia de residuos fuera de los contenedores, lo que conlleva un coste para la ciudad que supera los 2,6 millones de euros anuales, según ha afirmado el concejal de Medio Ambiente, Jacobo Calvo.Seguir Leyendo
Estimado nuevo responsable de basuras del Ayuntamiento: Hemos leído sus promesas de limpieza, no solo para las calles del centro…y nos preguntamos para cuando le tocará al río Darro su programa de limpieza: Semanal? Mensual? o tarde, mal y nunca cómo hasta ahora.
Se van a llevar las bolsas que siguen por ahí nadando?
Una zona siempre igual, pintadas y basuras, restos de podas,…
Una de las zonas más frecuentadas para subir o bajar del Albayzín se encuentra en estas deplorables condiciones de pintadas, suciedad y basura.Seguir Leyendo
Al igual que otros días así dejan restos de poda junto a los contenedores de basura selectiva. El incivismo de alguna gente es lamentable.
La «basura se desborda» en una de las plazas más coquetas del Albaicín. Lo cuenta Valeriano, un vecino y propietario que lleva dos años en mitad de una batalla legal, por el momento inútil, cuyo objetivo no es otro que acabar con una situación «triste y desagradable» que está sufriendo en sus carnes por partida doble.