Las estrcturas de las fachadas y su composición, así como los huecos de las puertas y ventanas son elementos que la normativa urbanística PEPRI Albayzín, considera aspectos básicos a proteger dentro de un barrio Patrimonio Mundial. Más si la actuación se realiza en una zona emblemática como es la Carrera del Darro.
Pues en ese entorno un restaurante ha modificado la estructura de la fachada, como puede verse en estas imágenes anteriores a las obras para crear de tres ventanas tradicionales del barrio, tres ventanales acristalados que cubren practicamente hasta el suelo. No es el primer caso que se da en esta calle, ni el primero del barrio. Algún caso, como en Calderería promovido y gestionado por la propia administración.
Y nos preguntamos dónde están los técnicos de Urbanismo, los de Cultura, los expertos en patrimonio, los académicos estudiosos de nuestra insigne Universidad. Todo es silencio mientras el barrio se degrada a cada paso, unas veces con simples actuaciones de mera disciplina urbanística, otras cambiando usos, pavimentos,… todo en beneficio exclusivo de la galopante turistificación de nuestro barrio. Para los vecinos que venimos denunciando desde hace decenas de años estas y otras tropelías que han convertido el barrio en un gran parque temático donde cada vez los vecinos somos una minoría, y además molesta, no nos extraña lo que está pasando y lo que pasará, pese a no dejar de levantar la voz en este desierto ruidoso y vocinglero.
Y las autoridades, las de ahora y las de antes, mirando hacia otro lado, como si nada sucediera.
Cuando sea tarde quizá se escuche algún lamento.
Estado inicial de la fachada con sus tres ventanas.
Los tres ventanales acristalados hasta el suelo para facilitar las vistas de los turistas mientras comen.
La obra
