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PRENSA: Calderería ‘tira’ de picaresca para recuperar su imagen más turística

Tras la aplicación de la normativa que prohíbe sacar las mercancías a la calle, los comerciantes insisten en exponer sus productos en el exterior

Leer en Ideal, 01-08-2019

Existen muchas paradas ‘obligatorias’ al visitar Granada. Alhambra, Mirador de San Nicolás, Paseo de los Tristes o la calle Calderería, más conocida como ‘la calle de las teterías’. Esta última ha cambiado su estética radicalmente en cosa de un año. El pasado octubre, pasó de ser un callejón prácticamente intransitable por la cantidad de productos expuestos en paredes y suelo, a una calle libre de cualquier obstáculo. Quedó tan vacía que el cambio ha generado amantes y detractores de esta transformación. Los que están a favor –en su mayoría vecinos de zona–, defienden que la vía debe estar despejada para cualquier urgencia y, además, defienden que se trata de una travesía protegida. Los críticos –comerciantes y turistas–, sostienen que la esencia de la calle se ha perdido. En esta ‘guerrilla’ los vencedores legales son los que apelan a la conservación histórica pero, en la práctica, parecen haber perdido la ‘batalla’.

A pesar de la existencia de una regulación para los rótulos, toldos y exhibición de mercancías en el exterior de las tiendas del bajo Albaicín, los comerciantes utilizan la picaresca para continuar sacando el género a la puerta de los locales. Se amparan en ‘vacíos legales’ que sortean el reglamento apuradamente. Según explican los tenderos, aunque la normativa no les permite colgar de las paredes los productos ni acomodarlos en el sueño, ellos han colocado unas verjas cuadriculadas a escasos centímetros de la pared donde colgar los artículos. Asimismo, utilizan las propias puertas de los negocios como escaparate. Dos trucos que eluden ligeramente la prohibición que intenta evitar el desgaste de las fachadas. Los vecinos del bajo Albaicín dicen advertir cada poco tiempo a Policía Local y Ayuntamiento del desorden que reaparece poco a poco y de forma discreta en estas calles protegidas por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín y Sacromonte (PEPRI).

La campaña que se implantó rigurosamente en octubre y que pretendía homogeneizar la estética del barrio también afecta a la cartelería. Este plan se remonta a mayo de 2017 cuando la Concejalía de Urbanismo anunció que sancionaría con 6.000 euros la ocupación ilegal de la vía pública, calles, plazas y fachadas. Esta regulación se apoya en dos artículos plasmados en el PEPRI en el caso del Albaicín –la Alcaicería se rige por la normativa de ocupación de vía pública–. Dentro del plan de protección se recogen los siguientes artículos: «Quedan prohibidos los rótulos normales a fachada y sólo se admitirán los paralelos a fachada en la planta baja, salvo cuando sean objeto de protección específica». Y también: «Los rótulos paralelos a fachada que se sitúen sobre macizos de obra estarán realizados con letra suelta según modelos tradicionales existentes en el área del Plan y no superarán los cuarenta centímetros de lado». Dos indicaciones que los vendedores cumplen, a veces. Desde el consistorio informan que la normativa del PEPRI, a pesar de ser la norma más antigua en cuanto a legislación urbanística ya que data del año 1991, prohíbe colocar las mercancías en las fachadas y se debe cumplir «rigurosamente».

Desde la puesta en marcha del Plan, se han sucedido diferentes fases. Primero se notificó de la normativa en Carrera del Darro, calle Elvira y Calderería, ahora, se esta notificando en la parte alta del Albaicín. Después de las primeras advertencias se iniciaron algunos expedientes sancionadores que cuentan con unos plazos de alegaciones y un posterior expediente de restauración. «Tenemos los diferentes locales del Albaicín en distintas situaciones administrativas», explicaron desde la Concejalía de Urbanismo.

El consenso entre vecinos, comerciantes y Ayuntamiento no parece haber terminado. Hace meses los comerciantes afectados trasladaron una propuesta a la comisión de seguimiento para informar de la «necesidad» de sacar el género fuera de las tiendas. «Necesitamos exhibir los productos en la puerta para llamar la atención de los turistas, si pasan por la calle y está todo apagado y no se ven los colores perdemos muchas ventas», explica un vendedor de calle Elvira. El planteamiento recibió una negativa por parte de Cultura, asociaciones de vecinos y colegios profesionales que trasladaron la inviabilidad para el caso concreto de Calderería «porque no lo permite el PEPRI».

A pesar de todo esto, tanto Calderería como calle Elvira han vuelto a llenarse de cachivaches y de telas de colores que, en algunos casos, han llegado a cubrir los bajos donde se encuentran los negocios y los pisos superiores.

Categoría:Novedades, Prensa
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