La calles Navas o Rosario; las plazas Romanilla, Nueva o Gracia son algunos de los enclaves urbanos que más presencia de terrazas y veladores tienen en Granada.
Lugares que a día de hoy preocupan al concejal de Movilidad, César Díaz, quien va a coordinar una operativa cuyo objetivo no es otro que ir contra aquellos negocios de hostelería que contravienen la ordenanza relativa a la ocupación del espacio público y que, por consiguiente, hacen un uso privativo e ilegal del mismo.
Para ello ya tiene previsto inspeccionar todas las terrazas de la ciudad, algo para lo que tendrá el apoyo de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería. Así al menos se lo confirma a IDEAL su presidente, Gregorio García. El también empresario explica que está a la espera de reunirse con el concejal para conocer de primera mano los detalles de esta operativa, pero le gusta la música que de momento está sonando. «Nosotros estamos a favor de que todo el mundo se rija por las mismas reglas del juego», señala el hostelero, cuya asociación representa a cerca de 350 negocios. A día de hoy él no conoce con exactitud cuántas de las terrazas de sus asociados menoscaban la norma. Es «imposible» saberlo, cuenta. Ya sean muchas o pocas, lo tiene claro:«Que vayan a por el que no cumpla, esté asociado o no», señala.
Según consta en la documentación que obra en poder del Ayuntamiento, son 830 los negocios que tienen licencia este año para instalar terrazas. Un dato levemente inferior al de los dos años anteriores. Entiende el gobierno municipal que la cifra de nuevas peticiones se ha estabilizado desde los años del ‘boom’, que coincidieron con la puesta en marcha de la ley ‘antitabaco’. García recuerda que el sector de la hostelería y el turismo ya supone el 14,7% del total del PIB–Producto Interior Bruto– español, «por lo que está bien que se vaya contra los incumplidores pero también hay que mimar a un sector que aporta tanto a la sociedad».
Quejas vecinales
Francisco Guadalupe es el presidente de la asociación de vecinos del Centro. Él está también a favor de que se actúe contra el que desoye las obligaciones normativas pero espera que la intervención municipal no sea flor de un día. «Hay que realizar inspecciones los 365 días del año», cuenta el vecino. Según su experiencia, hay mucho fraude. «Quien tiene permiso para cinco sillas pone diez, por lo que hay que mirar más», opina. Y lo cree así en parte porque son comunes las quejas de vecinos de su barrio por este motivo. «El problema es que se dieron muchas licencias en su día», recuerda García. En el Realejo el lamento vecinal no tiene que ver tanto con el espacio que le ‘roban’ al paseo estas instalaciones sino más bien con lo que conlleva el desarrollo en la calle de este tipo de actividad. «Nos llegan quejas del ruido de los músicos que piden en las terrazas, por ejemplo», señala Alejandro Corral, presidente de la asociación vecinal del Realejo.
