El escándalo de las viviendas ocupadas entre Acera de San Ildefonso y Alpargateros, donde los vecinos llevan años sufriendo que una promoción de viviendas, ahora en manos de un banco de primera línea, se llene de un tipo de ocupas que les está amargando la existencia.
No hace mucho hubo un nuevo desalojo ¿el tercero? por parte de policías y ayuntamiento, de más de cuarenta personas, entre fijos y visitas, pero el cierre de las viviendas no fue nada efectivo y ya han vuelto a ocuparlas.
No ha durado más que un mes la tranquilidad y los nuevos ocupantes, menores, jóvenes y adultos, siguen metiendo el brazo por las ventanas, tratan de entrar por los balcones o pateando las puertas de las viviendas linderas de las ocupadas.
Es diaria la entrada y salida de jóvenes, por tapias y tejados, hacia el interior de las más de veinte viviendas ocupadas, donde se realizan las ventas de cualquier tipo de droga y el consumo tanto dentro como fuera de su recinto, según unos vecinos que no se pueden resignar a vivir de esta manera.
Una promoción de viviendas que obtuvieron sus permisos, entre otros, para regenerar una zona deprimida, se ha convertido en un problema mayor ante la pasividad del banco adjudicatario que incumple una normativa muy clara y el resto de responsables públicos, por no poner en marcha esa misma normativa y proteger a los ciudadanos de la impunidad que hace posible este escándalo.
