[PRENSA-OPINIÓN] Barrios y ciudades para vivir
Recientemente se ha dado a conocer el contenido del Estudio del Impacto de la Vivienda de Uso Turístico (VUT) en Granada, que el Ayuntamiento contrató con una consultora, por 12.000 euros. Un trabajo que, a pesar de sus limitaciones, aporta algunas perspectivas interesantes.
Ahora Granada – Miguel Martín Velázquez, 6-12-2024
Entre sus conclusiones destaca una que no por intuida deja de ser importante, la relación directa, causa-efecto, entre la expansión de las VUT y el empeoramiento de las condiciones y la calidad de vida de las personas residentes en los barrios afectados, dificultando su acceso a la vivienda, porque se reduce la oferta y se encarece su precio, sea para compra o para alquiler, y acaba provocando la expulsión de la población autóctona.
Dos son, en mi opinión, los principales problemas del estudio que distorsionan sus resultados y por tanto determinan la insuficiencia de su propuesta final. El primero es que se limita a las VUT y deja fuera del análisis a los apartamentos turísticos, que también impactan directamente sobre el problema de la vivienda. El segundo que los datos sobre los que se ha trabajado, además de contradictorios, no reflejan la realidad al completo, dado que se excluye el cómputo de las VUT ilegales.
En el estudio se divide Granada en 29 Áreas Estadísticas (AAEE) que se corresponden básicamente con los distintos barrios de la ciudad. Aunque resulta extraño y difícil de justificar que en una de ellas se unifiquen barrios tan distintos y tan distantes como La Rosaleda y Bobadilla (pertenecientes a dos Distritos diferentes) y en otra Sacromonte-Fargue-Haza Grande.
Para el cálculo del número de VUT la consultora se ha basado en dos fuentes oficiales, el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Registro de Turismo de Andalucía (RTA), cuyos datos son muy dispares. Así, en sus tablas se refleja que según el INE en Granada existirían 2.608 VUT (11.607 plazas) y según el RTA serían 3.828 VUT (19.588 plazas). El desajuste es más que significativo, de +47% en el número de VUT y de +69% respecto al número de plazas. En el Albayzín esas diferencias van desde las 698 VUT que detecta el INE a las 788 del RTA, y en número de plazas, 2.905 según el INE frente a las 3.857 del RTA. No es poca la diferencia, cuya causa no se explica.
Pero es más, si comparamos esos datos con el mapeo realizado por Albayzín Habitable, en este barrio existen 1.090 VUT, con 5.386 plazas, que se elevarían a 7.674 si se incluyen las de apartamentos turísticos y hoteles. Una diferencia aún mucho mayor a los datos del estudio y que refleja una situación asfixiante que agrava el diagnóstico de los problemas de calidad de vida y acceso a la vivienda que reconoce el propio informe. Un barrio donde hay más plazas para turistas que residentes.
El indicador clave que se utiliza en el informe es el de Presión Turística Residencial Registrada (PTRR) que es la relación entre el número de VUT registradas en el RTA respecto al número de viviendas totales de cada barrio. Este indicador se sitúa en el 3% para toda Granada pero se eleva de forma alarmante en cuatro barrios de la capital. Figares, 24%, Albayzín, 24%, Centro-Sagrario, 23%, Realejo-San Matías, 13%. Lo que significa que en tres barrios de Granada existiría una VUT registrada por cada cuatro viviendas residenciales. Una auténtica barbaridad que ascendería en el Albayzín al 36% (una de cada tres) según el mapeo de VUT de Albayzín Habitable (aún sin incluir apartamentos turísticos ni hoteles).
De ahí que en el propio estudio se reconozca que el Albayzín sea uno de los barrios que más población pierde. También se concluye que los barrios con mayor presión turística son los que más índice de desigualdad muestran.
El estudio incluye una sola propuesta, la de implantar un límite máximo del 3% para el número de VUT sobre el total de viviendas en cada barrio. Esto significaría que en los ya muy saturados se mantendrían las licencias ya concedidas pero no se darían nuevas autorizaciones. Sin embargo sí las habría en el resto de la ciudad.
Es una medida positiva, aunque claramente insuficiente y probablemente inútil, porque tiene un serio defecto, que se refiere únicamente a las VUT pero no incluye a los apartamentos turísticos y hoteles. Por tanto es muy posible que en caso de que esta medida sea finalmente adoptada por el Ayuntamiento lo que acabe sucediendo es que se produzca un cambio en el modelo de alojamientos y al tiempo que en los barrios saturados se congelan las VUT al mismo tiempo se incrementen los apartamentos turísticos, que afectan del mismo modo al problema de la vivienda.
Podría producirse lo que según Ibán Díaz, profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla, especializado en procesos de gentrificación y turistificación, sería una “profesionalización del mercado de las viviendas turísticas”, de modo que se expulsaría a los pequeños tenedores de VUT para ser sustituidos por grandes empresas y corporaciones, pero sin mejorar la situación ni resolver ni atemperar los problemas de fondo.
Con independencia de la fiabilidad de los datos, lo que sí queda claro es el diagnóstico sobre el daño real que la expansión de los alojamientos turísticos genera. Siendo éste sólo una parte del problema más global que supone la turistificación. Ambos problemas deben ser atendidos y reclaman medidas políticas decididas, efectivas y urgentes. Cada administración, estatal, autonómica o local, debe tomar las medidas que correspondan de acuerdo con sus competencias. No valen maquillajes ni entretenimientos.
Por tanto el Ayuntamiento de Granada debe ir más allá y establecer un límite para el conjunto de los alojamientos turísticos que pueden instalarse en cada barrio, sean VUT, apartamentos turísticos u hoteles, porque solo así se puede frenar la presión sobre la oferta y el precio de la vivienda.
Porque los barrios y las ciudades son para vivir.