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PRENSA: El enigma de las minas romanas halladas en el barrio del Albaicín

Se trata de unas galerías subterráneas que formaban parte de un criptopórtico datadas en el siglo I después de Cristo
En la parte más alta del Albaicín se encuentra la Plaza de las Minas, que por un lado conecta con el Arco de las Pesas y por otro con la calle María la Miel.Ángel Rodríguez en Ideal, 07-11-2021

Queda delimitada en uno de sus laterales por el Carmen de la Concepción, lugar donde tradicionalmente se han ubicado las excavaciones que hiciera a mediados del siglo XVIII Juan de Flores y, por tanto, el mismísimo foro del Municipium Florentinum Iliberitano. Ya en otra ocasión tratamos el asunto de las falsificaciones, que tanta trascendencia ha tenido en el conocimiento de la Granada romana y la arqueología granadina en general.
Las excavaciones de Flores se hicieron en varios puntos a cielo abierto, en la calle del Tesoro y junto al actual Carmen de la Muralla, pero muchos de los hallazgos fraudulentos se encontraron en unas minas que descubrió y que comenzó a desenterrar. La existencia de estas minas es lo que le dio el nombre actual a la plaza.
Su origen es un tanto legendario, siempre asociado a la búsqueda de las pruebas materiales de la celebración del concilio de Iliberis o de Elvira, a principios del siglo IV d.C. Cuando en el año 1745 al hacer unas obras en una casa apareció una inscripción con las siglas S·P·Q·R, también comenzaron los rumores de apariciones de procesiones nocturnas portando luminarias que iban desde este lugar hasta el Sacromonte por unos túneles.
Flores compró la casa para hacer sus primeras excavaciones. En 1754 halló lo que parece que eran los restos del antiguo foro romano, pero sus trabajos se vieron paralizados a la espera de que las autoridades tomaran una determinación sobre los hallazgos. Mientras tanto comenzó nuevas excavaciones en otro lugar próximo –donde hoy se encuentra el Carmen de la Muralla– y fue entonces cuando se topó con la primera mina.
Centró parte de sus trabajos en su exploración, descubriendo otras más que al parecer conectaban con la principal. Una buena parte de sus falsificaciones fueron halladas en estos túneles, sitios propicios para poder esconderlas con facilidad. En un documento de la época se describe con todo lujo de detalles una de estas falsificaciones, «aparecidas» en una mina de la calle María La Miel: «Una plancha o faja de plomo doblada en tres dobleces con una cruz dentro de ella y un libro de plomo de seis hojas que en uno y otro se manifiesta la mucha antigüedad por lo corroído y hollín que tiene pegado en lo que se contiene ser Habio, obispo de Yliberia en el año de trescientos y cuatro del nacimiento de Cristo, siendo cónsules y emperadores de Roma Diocleciano y Maximiano, en cuyo año se celebro en dicha Yliberia (hoy Granada) el santísimo concilio iliberitano, a cuyo obispo se le encargo la custodia de estos libros».

Reliquias de Torre Turpiana
Junto a este fantástico descubrimiento había otros relacionados con las reliquias de la Torre Turpiana «y cuerpos de san Cecilio y sus discípulos y del monte en que padecieron martirio en esta ciudad con otras especialidades; y en otro brazo de la mina principal se encontraron dos lucernas de barro, un velón y una olla de dicha especie en metal y una porción de güesos».
Descubierto el fraude ya conocemos el desenlace. No sólo se destruyeron las falsificaciones, se volvieron a enterrar las excavaciones, sino que también se hizo lo mismo con las minas. A partir de este momento se dudó incluso de su existencia o que –en caso de existir alguna de ellas– fueran romanas. Manuel Gómez Moreno argumentó que podían ser de época árabe.
Las excavaciones arqueológicas hechas en la zona tampoco permitían arrojar luz sobre este asunto: ni en el Carmen de la Muralla ni en las que se hicieron en 1998 y 2004 en la calle María de la Miel había rastro de las minas de Flores, hasta que aparecieron una serie dibujos y planos, elaborados durante el juicio y que se creían perdidos.
Fueron estudiados y dados a conocer hace ya una década por Manuel Sotomayor y Margarita Orfila. En algunos de ellos se dibuja con precisión el trazado de una mina principal, que discurre por debajo de la calle María la Miel de la que salen transversalmente otras secundarias, e incluso en un tramo cercano al Arco de las Pesas, una doble galería superpuesta, con varios respiraderos o lucernarios en su bóveda. Concluían entonces el padre Sotomayor y Orfila que «conocida perfectamente su situación y siendo accesibles por los respiraderos tapados en plena Placeta de las Minas, quizás algún día habrá quien quiera y pueda investigar estas galerías».
Quiso la fortuna que, en el año 2017, durante el transcurso de unas obras de rehabilitación de unas viviendas en la calle Gumiel de San José, paralela a María la Miel, aparecieran por primera vez unas de aquellas minas que aseguraba Flores que estaban.
Antes de empezar la excavación, los antiguos dueños de la casa explicaron al nuevo propietario la existencia de una cueva, que utilizaban como almacén y trastero, pero desconocían su verdadera longitud y profundidad. Las excavaciones que se hicieron entonces sacaron a la luz una galería principal, orientada de este a oeste, con un acceso por el sur, construida con hormigón de cal y cantos formando las paredes y bóvedas.
Desde aquí salían transversalmente, de sur a norte varias galerías más, documentándose un total de cinco y posiblemente una sexta, aún llena de tierra. La más importante tiene veintiocho metros de longitud y una altura media de 2,80 metros. Parece que forman una retícula subterránea, construida en el siglo I d.C., que se introduce por las casas colindantes y por debajo del Carril Nuevo de San Agustín.
¿Para qué servían estas minas o galerías? Todo parece indicar que tanto las descubiertas por Flores en el siglo XVIII como estas últimas, formaban parte de un criptopórtico, es decir, de una infraestructura que creaba una plataforma horizontal, probablemente a dos niveles, donde se construyó el foro y los principales edificios administrativos, religiosos y públicos de la ciudad romana.
Se confirma entonces la existencia de un elemento que formaba parte de la leyenda arqueológica de la ciudad y que irá creciendo con futuras excavaciones.

Ficha técnica
Localización C/ Gumiel de San José y María la Miel
Descripción Galerías subterráneas que forman parte de un criptopórtico romano. Excavadas por M.I. Mancilla Cabello.
Cronología Siglo I d.C. con ocupaciones más tardías.
Tipo de protección Se encuentran conservadas y musealizadas en el subsuelo de la vivienda.

Mina principal aparecida en Gumiel de San José. / MIGUEL CASTILLO

Detalle de la fábrica romana de la galería subterránea. / M. C.

Galería por explorar. / M. C.

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