PRENSA: La tala de riberas del Darro atrae botellón, ‘okupas’ y pescadores
La limpieza del cauce ha cambiado la imagen del río bajo Los Tristes y creado espacios libres con visos de convertirse en el botellódromo de primavera y verano.
Leer en Ideal, 19-03-2019
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Decenas de jóvenes han ‘tomado’ las riberas del río Darro entre el Paseo de los Tristes y el tajo de San Pedro, desde el puente del Aljibillo hasta más debajo de las Chirimías. Desde hace varios fines de semana, aprovechando el buen tiempo, ocupan las riberas con mantas, litronas, aparatos de música, muchos de ellos acompañados por perros y los ya habituales ‘okupas’ del área del hotel Reúma y las cuevas del Avellano. Una situación que ya se producía desde hace unos años durante el verano, pero que ahora se ha visto incrementada de forma considerable tras los trabajos de limpieza del cauce, que para sanear la vegetación y evitar obstáculos en caso de avenidas, se realizan desde hace algo más de un mes. Las talas, en algunos casos, muy drásticas, que aún no han terminado, han generado espacios libres en la ribera y facilitan que donde antes no se podía acceder, ahora se puede pasear sin dificultad, incluso por debajo del puente de la Chirimías y asentarse en el pretil de la acequia de Romayla junto a la iglesia de San Pedro.
El botellón está servido. Vecinos y personas preocupadas por el equilibrio medioambiental del río de oro, temen que los nuevos espacios libres sean el gran botellódromo para la inminente primavera, puesto que ya se generan pequeñas concentraciones con un evidente efecto llamada. Afirman que no hay vallas ni carteles que indiquen que no se puede bajar al río, ni caminar por el cauce, entre otras cuestiones por el peligro que supone situarse bajo el pretil de Los Tristes y de la Carrera del Darro, donde pasan a diario miles de personas y, de hecho, se arrojan objetos al río sin percatarse de que allá abajo haya un grupo de jóvenes.
Refugio natural
En diferentes espacios de redes sociales, científicos conocedores de las singularidades del Darro y sus riberas, alertan de que ya se ha espantado a la fauna habitual del río, se han alterado los ecosistemas y alertan de que, en este momento, hay decenas de aves en época de reproducción y cría, con ejemplos concretos de ánades reales que incuban una docena de huevos al lado de donde se desarrolla un botellón y hay gente que monta la tienda de campaña para pasar la noche. Piden a las administraciones que se tomen medidas para proteger el tramo urbano del Darro. Afirman que es posible ampararlo con la figura de Refugio Natural, que prohibiría el uso del cauce y lo protegería como espacio para el desarrollo de fauna autóctona, con especies que ya están protegidas por la legislación.
Las tareas de poda y desbroce que se llevan a cabo por parte del Ayuntamiento de Granada se consideran necesarias para dotar al cauce de una mayor seguridad en caso de avenidas. Estos trabajos han aportado una nueva y positiva imagen del río y su entorno. Ahora es posible contemplar el puente del Algibillo, que cruza hacia el Rey Chico: deleitarse con la imagen del cauce coronado por la colina y las torres de la Alhambra o divisar, desde el pretil de San Pedro, el acueducto de Santa Lucía. Han dejado una isleta bajo el pretil del Bañuelo que cuando recobre su vegetación natural, dará una interesante imagen al cauce y servirá como isla ecológica para fauna de ribera.
La limpieza del río podría ser el primer paso para su definitiva naturalización, y recuperar los ecosistemas ribereños, o que sin duda es un aliciente paisajístico y turístico, siempre que no se convierta en botellódromo y tierra de ‘okupas’.
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