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PRENSA: ¿Que por qué los barceloneses están hartos del turismo? Diez razones que lo explican

Los barceloneses han elegido por primera vez el turismo como el principal problema de la ciudad, por encima del paro y de las condiciones de trabajo. Así lo refleja el último Barómetro del Ayuntamiento de Barcelona.

Fuente: 20 minutos, 20-07-2017

Un 19% de los barceloneses opina que el turismo es el problema más grave de la ciudad, aunque en algunos barrios la denominada turismofobia se dispara porque consideran que viven una saturación incompatible con el descanso o la movilidad vecinal.

El turismo es una de las principales fuentes de ingresos de la ciudad. Pero la presencia de los turistas se ha convertido en un problema grave en opinión de los ciudadanos. Esta son diez de las causas que lo explican:

La masificación turística. Barcelona recibió el año pasado 8,3 millones de turistas en hoteles, pero a esta cifra habría que añadir varios miles más teniendo en cuenta la oferta de apartamentos (legales o no) y visitantes flotantes que no pernoctan en una ciudad de poco más de 1,5 millones de habitantes y de apenas 101 kilómetros cuadrados. Necesariamente, se ha extendido el turismo a barrios donde tradicionalmente la presencia de turistas no era habitual, como en El Carmel, Sants o Les Corts.

Encarecimiento desmesurado de los precios en los establecimientos situados en los barrios más turísticos. Tomar una cerveza en una terraza de una zona turística puede ser el triple de cara que en un barrio. Alquilar un local en una zona turística multiplica por diez el precio de uno en un barrio periférico.

La dificultad del acceso al alquiler, ya que muchos propietarios prefieren alquilarlas como pisos turísticos, más rentables y aún sin licencia para ello, lo que encarece los alquileres por falta de oferta para los barceloneses.

Las molestias a los vecinos y el incivismo. La presencia masiva de turistas causa molestias en muchas zonas. Los turistas que alquilan viviendas en edificios con vecinos hacen ruidos por la noche. Otros se emborrachan o causan problemas de incivismo. Son habituales las quejas vecinales por turistas borrachos que se pasean desnudos, por ejemplo, por el popular barrio de la Barceloneta.

La ciudadanía no ve que los beneficios económicos que reporta el turismo a la ciudad les repercuta en sus vidas, y les resulta incómodo incluso ir a pasear por Las Ramblas, por donde transitan permanentemente miles de turistas.

La degradación de barrios y la gentrificación en zonas como la Barceloneta, el barrio Gótico o los alrededores de la Sagrada Familia, donde las familias están siendo expulsadas por la presión de altos precios y alquileres disparados, fenómenos que muchos ciudadanos atribuyen al impacto turístico. Esto hace, por ejemplo, que muchos comercios cierren y se conviertan en tiendas de souvenirs, restaurantes o locales pensados para turistas.

El masivo alquiler de bicicletas, patines a motor y segways y de grupos organizados que se mueven en estos vehículos por la ciudad. Algunas bicicletas de alquiler ocupan zonas de aparcamientos públicos restando plazas a los residentes. El Ayuntamiento de Barcelona se ha visto obligado a aprobar una orden para regular la circulación de estos vehículos alquilados por los turistas o usados por grupos organizados.

La sobreocupación del transporte público con grupos de turistas que utilizan metro y autobús para desplazarse a los lugares más turísticos, como los autobuses de las líneas 24 y 92 al Parque Güell, siempre saturado y a veces incluso imposible de acceder para los vecinos. En algunas paradas de metro, como la Barceloneta (L4) o Liceo (L3) se producen a menudo atascos de viajeros en los accesos.

La denuncia de que la plataforma de alquiler de pisos turísticos Airbnb no comprueba que los pisos que alquila disponen de licencia turística y el fraude detectado por inquilinos que realquilan la vivienda en esta plataforma sin permiso del propietario.

La precarización del empleo vinculado al turismo, donde son habituales los salarios mileuristas. El caso más flagrante es de el de las camareras de habitaciones de hoteles, que se han constituido en la plataforma “Las Kellys“, para denunciar que sólo cobran 2,5 euros por cada habitación que limpian.

Categoría:Novedades, Prensa
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