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Los moradores de las cuevas de San Miguel convierten en una fiesta reivindicativa la tentativa de desalojo

Ideal, 10-12-2013

Patrullas de la Policía patrullan el cerro pero de momento no se aprestan a intervenir. Se han concentrado más de dos centenares de personas desde el amanecer.

A las ocho de la mañana el sol ya brilla sobre la Alhambra, el Albaicín y el cerro de San Miguel. Los moradores del medio centenar de cuevas se desperezan. En media hora comienza la concentración en la ermita para impedir la primera tanda de desalojos ordenada por el Ayuntamiento de Granada.

Se trata de las primeras ocho cuevas de todas las que se desalojarán por tandas hasta un total de medio centenar. Bajo la ermita se han desplegado unos tableros sobre caballetes. Humea el café caliente, hay leche y galletas. Paquetes de magdalenas. La gente desayuna y se frota las manos. El vaho se confunde con el humo de los cigarrillos liados que salen de los los labios de los jóvenes.

Suena los tambores, ladra algún que otro perro. Un bebé se desgañita llorando. Son los sonidos del cerro de San Miguel ante la espera del desalojo. Abajo, la ciudad que se va despertando.

Los convocantes de esta concentración anuncian por Twitter que ya son 250 los congregados. Se vienen arriba y aplauden. También anuncian que hay patrullas de la Policía Local pero que de momento nadie se ha puesto en comunicación con ellos para comenzar los desalojos previstos.

Continúa la organización y un par de chicas empieza a organizarse para improvisar papeleras. No quieren ensuciar el cerro de San Miguel. La imagen es la imagen.

Alguien aparece con un megáfono con pintas de haber dado más vueltas que el baúl de la Piquer (el megáfono) y anuncia que habrá almuerzo «para todos», que es «un derecho universal lo de comer», y que «no se vaya nadie» y que «venga más gente».

Entre los congregados, miembros de la activa plataforma Stop Deshaucios y el portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida, Francisco Puentedura.

Más frentes abiertos

No solamente tendrán que verse las autoridades municipales -se supone que los secretarios vendrán acompañados por los agentes de la Policía Local para ejecutar los desalojos-, con los congregados en la ermita y los moradores de las cuevas.

Los afectados han previsto plantar batalla en el ciberespacio a través de las Redes Sociales en una operación 2.0 de más que probable alcance nacional dada la implicación de los movimientos del #15M.

La repercusión puede salirle cara en imagen y prestigio al gobierno del alcalde, José Torres Hurtado (Partido Popular), en un momento en el que la sociedad se muestra más abierta por culpa de una crisis que deja sin oportunidades a un amplio sector de la sociedad.

También hay un importante frente jurídico, que cuestiona toda la operación y que proviene de la misma Plaza del Carmen. El grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Granada explicó antes del comienzo del puente de la Constitución que había impugnado tanto la declaración de ruina de las cuevas como los desalojos previstos en las cuevas del Cerro de San Miguel.

Su portavoz, Francisco Puentedura, exigió el miércoles de la semana pasada al gobierno municipal que paralizara «el desalojo y demolición de las cuevas del Cerro de San Miguel hasta que no se garanticen todas las medidas de intervención social y garantías jurídicas de sus moradores».

En un nuevo paso, el concejal de IU registró un recurso impugnando el expediente de declaración de ruina y el decreto de desalojo de ocho de las cuevas del cerro de San Miguel, «porque no se incluyen todas las garantías administrativas, y se ordena el desalojo de las mismas con apenas una semana de plazo sin dar tiempo suficiente a sus habitantes para poder alegar al Ayuntamiento».

Categoría:Portada, Prensa
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