Ruinas y especulación: un caso más en Calderería-Cuesta de Marañas
Esta semana se ha consumado un nuevo atentado de la picota especulativa contra el barrio. Se trata de la expulsión por el procedimiento de apremio en el edificio de la Cuesta Marañas, 2, esquina con Calderería.
Se trata de un ejemplo más de los que tenemos en el barrio en los que por la desidia de los propietarios y sus deseos de aumentar sus ganancias utilizan el recurso de la declaración de ruina para extinguir los contratos con los inquilinos expulsando del barrio a sus moradores o las actividades comerciales propias de un barrio, como es este caso, una tienda de comestibles y frutería.
Para ello el pasado domingo los propietarios del inmueble, que desde hace dos años llevan gestionando la declaración de ruina colocan unas viguetas de hierro y unos toldos para simular esa precariedad del edificio, cuando en los dos años anteriores no han hecho nada. Y cuando el edificio no ha tenido ningún problema, más que el aspecto de abandono por falta de esa conservación. Y todo ello porque el miércoles se procedía al desahucio.
Pero esta declaración de ruina no es más que una argucia injusta, por muy legal que sea. Todo empezó en mayo de 2002 cuando los propietarios piden la declaración de ruina, que en un informe del Técnico Municipal de septiembre es denegada y considera que el edificio adolece de una serie de deficiencias en cuanto a la conservación, agravadas en parte, por el derribo de un edificio colindante que deja abiertas algunas medianeras.
Ante esta resolución se le ofrecen distintas ayudas para la rehabilitación del inmueble, que esperan sucesivas respuestas, y que finalmente son rechazadas, cuando el 25 de junio de 2003 se emite un informe técnico en el que se justifica la ruina “económica” basado en que las obras costarían 83.200 euros y el valor del edificio es de 42.416 euros.
Nadie en el barrio puede entender como se puede dar por válido que un edificio de tres plantas y dos locales comerciales en los bajos, pueda valer 42.000 euros (siete millones de pesetas) diez veces menos que el edificio de enfrente adquirido por el Área de Rehabilitación, aunque sea más grande.
Los vecinos vemos con desolación como otra actividad comercial necesaria para la vida del barrio, como esta tienda de comestibles, desaparezca de Calderería, la antigua calle comercial del Bajo Albayzín, por los intereses especulativos que quieren que alquileres se multiplique por 5 o 6 veces llegando a pedirse hasta 1800 euros.
Denunciamos que las leyes posibiliten estas prácticas, que permiten que los propietarios no realicen las obras de conservación y que se puedan aplicar esos baremos (las obras a precio de mercado y el valor del edificio a precio catastral) para declarar estas “ruinas” .
Esperamos que la ITE pueda frenar este proceso, pero lamentamos que una familia vaya a la ruina después de más de veinte años y pese a los intentos de llegar a acuerdos para evitar esta situación, o que el barrio pierda sus servicios ante la imparable presión especulativa.
Granada a 15 de mayo de 2004
Fdo.: Manuel Navarro Lamolda