Este nuevo torreón, ha surgido de la nada, sobre el otro torreón.
¿Estamos en un programa de elevación de viviendas para conseguir molestar lo más posible a todos los colindantes y círculo de residentes, que se ven afectados por, en este caso, esta delirante torre con antena?
Donde los vecinos veían la sierra, ahora ven este mamotreto.
La permisibilidad manifiesta para edificar,rehabilitar subiendo alturas o añadiendo habitaciones en jardines o patios,por dejar aparte las piscinas en lugar de jardin talando árboles, nos tiene ya superados.
Desconocemos, aunque intuimos, a qué se debe esta debacle que, desde hace ya unos cuantos años, está asolando el carácter patrimonial de nuestro barrio, desde luego no a que el PEPRI albayzín vigente lo permita, o a que los responsables locales y autonómicos sean incapaces de redactar uno nuevo, pues mientras tanto, sigue vigente el primero y eso significa que el barrio tiene una norma de obligado cumplimiento.
Tanto las dos administraciones, como todos los vecinos,tenemos la obligación de adecuar nuestros proyectos y solicitudes de licencia a la norma que debe proteger este patrimonio histórico, desde residentes a promotores, pasando por las dos administraciones responsables finales del cumplimiento de las normas.
Devolver al Albayzín su oficina técnica de urbanismo, con arquitecto, técnicos e inspectores de obras sería el primer paso para garantizar el respeto al PEPRI. Ahí tenemos un edificio sorprendentemente infrautilizado, el Centro Cívico del Gallo, para volver a instalar la oficina y sus técnicos, lo demás es que Cultura con mayúscula, de la Junta de Andalucía ejerza y recupere el espacio que ha dejado desierto hace ya demasiado tiempo.
A ver como van los nuevos aires,esperamos que liderando la protección del patimonio, derribando torreones e impidiendo demoliciones y talas.
Murallas, BIC y casas moriscas lo dejamos para otro día.
