Tras la pista del grafitero
La unidad medioambiental de la Policía Local pide más colaboración ciudadana para localizar a los escritores de firmas en la calle Desde su creación, en 2011, han contabilizado 143 tags distintos en la capital
Leer en Granada Hoy, 06-12-2015
En Granada hay varios tipos de grafiteros: están los que respetan, los que apasionados por el arte quieren dejar un hermoso lienzo en las calles de la capital, y luego están los vándalos, los que pintan sin importarles que la base sea un cachito de historia de la ciudad. Los mismos que llenan de colorines un bien de interés cultural que ha logrado resistir en pie un siglo tras otro pese a las humedades, la lluvia o el viento para acabar churreteado por un capricho personal. Los primeros, tras muchos años de esfuerzo y de demostrar su valía como artistas, han conseguido el aplauso de la ciudad hasta el punto de que el Ayuntamiento de Granada ha habilitado muros específicos para que dejen su impronta. Sin embargo, para los segundos, no hay sitio en Granada. La patrulla de la Policía Local de Medio Ambiente los vigila de cerca. A los que no respetan el patrimonio cultural y a los que van dejando firmas allá donde van, esa desagradable práctica que llaman taggeo y que desespera a las comunidades de vecinos y comerciantes cansados de ver cómo sus escaparates amanecen con las siglas de un grafitero que decide ir contra el sistema sin pensar que solo perjudica a sus propios vecinos.
Fue en 2011 cuando el Ayuntamiento de Granada decidió crear una patrulla medioambiental para acabar con los grafitis. Por aquel entonces, cualquier expresión artística era perseguida, en especial si se hacía en el Albaicín, un barrio patrimonio mundial de la humanidad protegido por la Unesco. Una de las primeras tareas que hicieron fue la creación de una base de datos con las firmas que hay en la capital. «Tenemos 144 firmas/ tags censadas en esta base de datos», explica el jefe de la Policía Local, José Antonio Avilés a Granada Hoy. Junto a él se encuentran el intendente de la unidad medioambiental Juan Martínez y el oficial, José Antonio Verdejo. Juntos repasan sus principales retos dentro de esta particular patrulla que en lo que va de año ha identificado a 22 personas, ha realizado 12 denuncias judiciales, 22 administrativas y ha detenido a tres personas por pintar en lugares no permitidos.
«Es un trabajo muy complicado», remarca Juan Martínez que explica que la velocidad con la que trabajan los grafiteros dificulta las operaciones. Así, la participación ciudadana es una pieza fundamental de este engranaje antigrafiti: «La colaboración de los vecinos es fundamental. Trabajamos mucho con las llamadas que realizan al 092 para denunciar una pintada. A partir de ahí empieza la actuación. Se va a al lugar de los hechos y se registran los trazos en la base de datos. Se cotejan con otras firmas y se inicia la investigación», detalla Martínez que añade que en otras ocasiones los policías hacen seguimientos en sitios susceptibles de ser pintados para cazar in fraganti a los grafiteros.
Este tipo de actuación se realizó con éxito en el Callejón de las Monjas donde se ubica el Palacio de Dar Al-Horra donde los policías estuvieron «apostados» durante dos meses hasta detener a tres personas por pintar en este BIC. «Les pudimos relacionar más de 40 tags de nuestra base de datos», remarca Martínez, satisfecho con esta operación.
La capacidad de relacionar las pintadas registradas con los nuevos grafitis es una de las ventajas de la base de datos. Si los peritos caligráficos consiguen relacionar los trazos que pinta un grafitero con otras pintadas similares, se le sanciona por el total. Esto mismo pasó con una de las detenciones más sonadas de este año. La de un grafitero que pintaba letras y dibujos en el Albaicín como el ‘rosetón’ naranja del Arco de las Pesas. En esta ocasión las redes sociales fueron fundamentales para cazar al grafitero. «Él publicaba sus obras en redes sociales como Instagram… y a través de internet supimos dónde paraba y dormía… Conseguimos localizarlo y ponerlo a disposición judicial. Le relacionamos hasta nueve grafitis diferentes, la mayoría caracterizadas con la misma tipografía que también compartió en internet», explica Martínez.
Sobre el perfil del grafitero en la capital, José Manuel Avilés remarca que está caracterizado por ser un joven, de entre 20 y 25 años, procedente de otras provincias de España. «El 98% de las personas que se identifican son de fuera de Granada. De otras comunidades como Madrid o Canarias», relata. En este sentido, los tres coinciden en que, en general, los granadinos respetan más la ciudad y su patrimonio aunque también se dan casos.
La vigilancia se hace con mayor interés en el barrio del Albaicín y en el distrito Centro, donde se llevan a cabo más grafitis y donde son más difíciles de controlar. «En otros barrios es más sencillo. En el Albaicín, por su orografía es realmente complicado», detalla Avilés que recuerda que la unidad medioambiental también lleva las actuaciones con animales, cartelería… etc. Por eso, ahora están a la espera de que la Fiscalía de la orden para situar seis cámaras en el Arco de las Pesas (del siglo XII), Monaita y Elvira (ambas del siglo XI), el Aljibe del Zenete (siglo XVI) y el entorno del Palacio de Dar Al-Horra, que fue casa de la madre de Boabdil. Este proyecto, que ya tiene el visto bueno de la Junta Local de Seguridad está a la espera de aprobación por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJA). «Esto nos va a facilitar el trabajo totalmente. Será una gran herramienta para seguirle la pista a los grafiteros y proteger los BIC», remarca el jefe de la Policía Local de Granada. No obstante, tanto él como sus compañeros remarcan la importancia de la participación ciudadana y de las administraciones para combatir la plaga de grafitis. «La llamada al 092 es gratuita, anónima y nos ayuda a encontrar a los grafiteros», remarca Avilés, que por otra parte considera necesario la puesta en marcha de un plan de limpieza en los bienes de interés cultural y la agilización de la justicia, que tarda meses en finalizar los procesos de los grafiteros.
En los últimos años, el Ayuntamiento de Granada ha dado un giro a su política antigrafiti que ya ha dado sus primeros frutos en la capital. Según detalla el oficial de la unidad de Medio Ambiente de la Policía Local, con el desarrollo del Plan Granada + Imagen se han reducido considerablemente las pintadas en lugares no permitidos. «Hemos llegado a constatar incluso que se respetan entre ellos. Si un artista urbano pinta un mural, normalmente ya nadie firma ahí», explica.
Esto ha ocurrido en espacios como la piscina de Bola de Oro o el entorno del botellódromo donde los artistas urbanos han dejado su impronta de forma totalmente legal. En total, en estos momentos la capital cuenta con catorce espacios para «grafitismo artístico libre», que se suman a otro programa que llenó de dibujos los contenedores de vidrio. Los muros del Parque Bola de Oro donde se encuentran las pistas de patinaje y ciclocross, la tapia del Parque Federico García Lorca paralela a la Circunvalación, las escaleras y el muro tras la parada de autobús de Carretera de la Sierra los pasos inferiores del Camino del Cañavera, el de Purchil o el acceso peatonal de la Huerta del Rasillo son otros de los espacios donde los artistas han podido pintar dentro de la legalidad. El resultado ha sido un éxito. Estos grafitis han logrado que muchas personas se acerquen y conozcan barrios menos concurridos como el de la Carretera de la Sierra cuyas escaleras están ahora llenas de color. También en el Parque Tecnológico de la Salud, el Niño de las Pinturas ha intervenido en distintos espacios con motivos sanitarios lo que ha hecho de esta área de expansión de Granada un lugar digno de visita turística. En realidad, esa es la idea. Ofrecer en la ciudad esos muros para el disfrute ciudadano a la vez que se realizan proyectos sociales y artísticos en la ciudad.
Tanto los efectivos de la brigada antigrafiti como la concejal de Movilidad y Protección Ciudadana, María Francés se muestran realmente satisfechos con el trabajo realizado sobre todo dada su dificultad. Poco a poco se van dando pasos para conseguir una ciudad más limpia y respetar los bienes de interés cultural. En este sentido, la edil se muestra expectante ante la instalación de las cámaras en los seis BIC «Será una medida muy eficiente para que la policía pueda seguir defendiendo el patrimonio de la ciudad».
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