Decenas de turistas aprovechan el buen tiempo para pasear y visitar el barrio del Albaicín

A rebosar. Así amaneció ayer el centro de la capital a pesar de que el calendario marcaba 15 de agosto. Una fecha generalmente fatídica que vacía cada año las calles de Granada. Sin embargo, 2015 se ha empeñado en ser fantástico en materia turística y cada vez está más cerca de conseguirlo. Desde por la mañana temprano decenas de viajeros paseaban ayer por la Carrera del Darro, la Gran Vía y la Fuente de las Batallas.

Leer en Granada Hoy, 16-08-2015

También en el entorno del Rey Chico algunas familias emprendían su ruta por el Camino de la Fuente del Avellano. Y, en el Albaicín, numerosos grupos de turistas paseaban de un lado para otro. Todo bajo un cielo azul y una temperatura magnífica que se mantuvo durante toda la jornada y que no superó los treinta grados centígrados.

«Si comparo este año con el pasado noto muchísimos más turistas en la capital», explicó ayer Vanesa Machado que trabaja en Smöoi un establecimiento de yogur helado. Según detalló ayer notó muchísimo trasiego de gente, más del habitual, en especial de turistas ingleses, y franceses pero también de viajeros nacionales procedentes de Madrid y Barcelona. Numerosos comercios como algunas franquicias y grandes superficies también aprovecharon ayer para abrir y captar a algunos clientes. Sin embargo, en los comercios no se veía tanto movimiento. Los turistas optaron más por visitar lugares emblemáticos de la capital como la Capilla Real, la Catedral o plazas de gran belleza como Bib-Rambla. Por esta zona se encontraban ayer un grupo de amigas de Pamplona que llevan varios días de ruta por la Península. Después de visitar Oporto, Lisboa, el Algarve, Conil y Marbella, su viaje las llevó hasta Granada donde ayer visitaron la Alhambra, el Albaicín y la Catedral. «Nos gusta mucho la ciudad, tiene mucho encanto», relató Marta Garayoa.

Menos suerte tuvo en su visita a la capital Adriá García. En la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Granada le comunicaron que no quedaban entradas para la Alhambra. Este joven, natural de Barcelona lleva una semana de vacaciones con su novia en Almería. Pero ayer, aprovechando el fresco decidieron venir a Granada donde pudieron visitar el Centro y el Albaicín. «No quedan entradas para la Alhambra así que vamos a ir al Mirador de San Cristóbal para ver las vistas y luego cenaremos» detalló García. El Patronato de la Alhambra y el Generalife ya anunció el pasado viernes que se habían agotado todas las entradas de venta anticipada hasta el próximo martes. Así, el complejo monumental tuvo que colgar el cartel de «no hay entradas» por lo que espera recibir hasta ese día a más de 22.300 personas. Ya el pasado mes de julio, la Alhambra registró el mejor balance turístico de su historia al acoger a más de 197.400 visitantes, un 4,2% más que el año anterior y que evidencian que a Granada se le está dando muy bien el verano.

Los datos del primer semestre del año ya demostraron que Granada está viviendo uno de sus mejores momentos. Durante el primer semestre del año, la provincia recibió a casi 1,3 millones de viajeros siendo, el mes de junio, el mejor de los últimos 16 años. De los casi 1,3 millones de viajeros, 717.675 eran españoles y 576.175 extranjeros. Las pernoctaciones también crecieron un 7,12% más respecto a 2014 con un total de 2.692.828.

Pese a la gran afluencia de personas, hay puntos donde ayer sí se notó que era quince de agosto. En algunos barrios de la capital, como Fígares, la gran cantidad de plazas de aparcamiento libres demostraban que muchos vecinos se habían marchado a otro lugar a pasar el fin de semana. Tampoco se notaba demasiado movimiento por las calles. «Por aquí siempre hay menos gente que en el centro», relató ayer Sonia Caballero que trabaja en el bar Ribera situado en el margen del Genil a la altura de los antiguos Sánchez. Según detalló esta joven, en general por estas fechas es más difícil llenar la terraza. No obstante, estos días están siendo a su juicio muy buenos. El descenso de las temperaturas a echado a vecinos que quedan por el barrio a la calle.