Romería de San Miguel pasada por agua
Por segundo año consecutivo la romería tradicional al cerro de San Miguel no se ha podido celebrar como consecuencia de la lluvia, protagonista una vez más de las fiestas del Albaicín.
A diferencia del año pasado la hermandad decidió salir a la calle poco antes del mediodía de la iglesia del Salvador, cuando parecía que el tiempo concedía una tregua. Pero todo fue un espejismo. La poca luz que se filtraba entre el cielo plomizo, que animó a los albaicineros a recorrer las calles en procesión, se tornó en cuestión de minutos en persistente lluvia.
La imagen de San Miguel Arcángel y el demonio contorsionado a sus pies, réplica de la original de Bernardo de Mora, salía este año a costal por expreso deseo de los jóvenes de la cofradía de la Estrella. Con el repique de las campanas y con el himno nacional de fondo interpretado por la banda de música, el paso en honor al patrón del Albaicín inicio el recorrido en dirección al cerro del Aceituno, en cuyo alto se encuentra la ermita de San Miguel.
Las primeras gotas empezaron a caer en la Cuesta de San Gregorio alto cuando la comitiva enfilaba en dirección a la puerta de Fajalauza. Los costaleros aceleraron el paso para refugiarse en el pasadizo de la histórica puerta de mediados del siglo XIV. Después de permanecer unos minutos y en vista de que no escampaba, los responsables de la hermandad del Glorioso Arcángel decidieron dar media vuelta y regresar a la Iglesia del Salvador.
Los albaicineros acogieron con resignación la suspensión. Nada que ver con las escenas de desconsuelo que se ven en los días lluviosos de Semana Santa. Las flores que portaba el trono se repartieron entre el público que llenaba el templo.
La paella que la Asociación de Vecinos del Albaicín tenía previsto repartir de forma gratuita entre los romeros que se acercaran a la ermita de San Miguel se cedió a la ciudad de los niños, un centro educativo y residencial para niños y adolescentes que presentan dificultades de integración.
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