[PRENSA] Comentarios a las actuaciones que se están efectuando en la zona del Cerro de San Miguel, afectada por el incendio de finales de mayo de 2022
Francisco Valle Tendero, catedrático de Botánica de la UGR, explica en un extenso documento, con abundantes imágenes, el «desastre medioambiental» que se está cometiendo en la restauración de buena parte del área quemada por el fuego en el emblemático paraje periurbano de Granada.
Área del Cerro de San Miguel antes del incendio de 2022 (izq.) y después.
Antes del incendio, esta zona era un lugar que visitábamos con nuestros alumnos para comparar la vegetación natural (fotos 01 y 02) con los pinares de repoblación tan abundantes en esta localidad (03 y 04). Les hablábamos de pérdida de biodiversidad y peligro de incendios forestales.
A los pocos días del incendio tuve la oportunidad de recorrer la zona siniestrada, tomar numerosas notas y hacer muchas fotos (fotos 05 a 07). Las conclusiones fueron las habituales en estos casos, la falta de gestión de los pinares repoblados había favorecido la expansión del fuego (foto 08).
A principio de febrero, miembros de la Plataforma por el Monte Andaluz me pidieron que los acompañara para ver los trabajos de regeneración que se estaban haciendo. Tras varias visitas al territorio quiero hacer los siguientes comentarios:
1º. Los trabajos que se están realizando (destrucción de la madera quemada con maquinaria pesada y en algunos casos, los menos, con motosierra) son de un fuerte impacto ambiental y supone el freno de la regeneración natural (fotos 09 a 12). Estas imágenes y las razones que les expongo, creo será suficiente para reconsiderar el daño que se está haciendo al territorio y el retraso que eso va a suponer para la restauración de esta zona, según han experimentado y publicado investigadores del grupo de Restauración Ecológica del Departamento de Ecología de la Universidad de Granada y que después comentaremos. Por cierto, estos investigadores y a través del director del Grupo de Investigación Dr. Jorge Castro, Catedrático de Ecología de la Universidad de Granada, se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Granada para ofrecerles apoyo en la realización del plan de restauración, pero parece ser que no se les volvió a contactar.
2º. El triturar los árboles quemados con maquinaria tan agresiva (que es lo que se está haciendo mayoritariamente, fotos 13 y 14) destruye la vegetación que estaba rebrotando (foto15). El crecimiento del matorral mediterráneo (pese a las adversas condiciones climáticas) ha sido impresionante, como se puede observar en la foto 16, donde no ha entrado la trituradora y solo se ha usado motosierra.
Hemos podido inventariar (en las zonas que no se han alterado) numerosas especies, que crecen en los lugares: encina, zamarrilla menuda, retama, torvisco, esparrago (fotos 17 y 18), esparto, romero, mejorana, bolina, perpetua, jarillas, romero macho, romerillo, etc. Se puede comparar con la ladera de enfrente donde apenas hay vegetación.
Todas estas especies han desaparecido en los lugares donde ha entrado la maquinaria y se ha triturado los árboles quemados. Esto se puede comparar en la foto 19a, actuaciones puntuales de cortas con motosierra, sin remover el suelo y dejando troncos y ramas para sujetar el suelo; frente a l la foto 19b: actuaciones con maquinaria agresiva que ha destruido suelo y vegetación, lo más extendido.
3º. El tránsito de la maquinaria está destruyendo el suelo y ha dejado suelta la capa freática superficial (fotos 20 y 21) que, en caso de fuertes lluvias, sería arrastrada hacia la carretera que baja a la Abadía y el barranco del Sacromonte (creemos que no se han previsto obras de muros de contención ¿?). La erosión de estos suelos dificultará enormemente la regeneración vegetal.
La agresividad de la maquinaria ha producido socavones en laderas (fotos 22 y 23) y en muchos lugares las rodadas de las cadenas se producen de forma perpendicular en laderas muy inclinadas (foto 24). En ambos casos se formarán numerosas cárcavas que con el agua se irán agrandando y destruyendo el suelo y la vegetación.
4º. En algunos lugares los árboles quemados se han cortado con motosierra y se han dejado en su lugar. Con los troncos y ramas se han construido “faginas” que evitan la erosión y favorecen el acúmulo de suelo y potencian la regeneración natural (fotos 26 y 27).
En esta última foto se puede observar la cantidad de matorral mediterráneo que crece en esta ladera. Esto es lo que había en las zonas desbastadas de las fotos 20 a la 24 antes de entrar la maquina trituradora y destrozar vegetación y suelo. Lamento ser tan reiterativo, pero cuando los árboles y ramas se cortan con motosierra, se respeta el matorral que está creciendo, se deja la madera en el sitio por las razones que voy a exponer en el siguiente punto. No entiendo por qué no se ha actuado así en toda la zona.
5º. Los investigadores del grupo de Restauración Ecológica del Departamento de Ecología de la Universidad de Granada han demostrado (CASTRO et al. 2009, 2010a) que:
a) La extracción o triturado de la madera empeora las condiciones microclimáticas del suelo. Por el contrario, si se dejan los troncos y ramas en el lugar del incendio actúan como estructuras nodriza que reducen el estrés hídrico de las plantas.
b) El retirar o destruir los árboles quemados disminuye la diversidad de plantas y aves; los restos de madera quemada probablemente supongan una mayor fuente de alimento (por ejemplo, hay mayor presencia de insectos), al tiempo que proveen de sitios para anidación, escondite o vigilancia.
c) Los troncos y ramas dejadas en el terreno también suponen un reservorio de nutrientes que se incorpora al suelo, lo que en conjunto incrementa el reclutamiento y crecimiento de brinzales. Los datos de sus investigaciones sugieren que constituye una importante fuente de nutrientes de liberación lenta.
d) El mantenimiento de madera quemada favorece la dispersión natural de bellotas por los arrendajos, facilitando la colonización natural de encina.
CASTRO J.1, LEVERKUS A.B.1, MARAÑÓN-JIMÉNEZ S.1,2, SERRANO-ORTIZ P.3,4, SÁNCHEZ-CAÑETE E.P.3,4, REVERTER B.R.5, GUZMÁN-ÁLVAREZ J.R.6 y KOWALSKI A.S.4,7
1 Departamento de Ecología, Facultad de Ciencias, Universidad de Granada, Campus Fuentenueva s/n, 18071 Granada, España.
2 Department Hydrosystemmodellierung, Helmholtz-Zentrum für Umweltforschung GmbH – UFZ, Permoserstraße 15, 04318 Leipzig, Alemania.
3 Departamento de Desertificación y Geo-ecología, EEZA-CSIC, Ctra. Sacramento s/n, 04120, La cañada de San Urbano, Almería, España.
4 Centro Andaluz de Medio Ambiente (CEAMA), Avenida del Mediterráneo s/n, 18006 Granada, España.
5 Universidad Federal de Mato Grosso do Sul, Avenida Senador Filinto Müller, 1 Universidade Federal, Campo Grande – MS, 79080-190, Brasil.
Por qué se ha optado por triturar la madera de los pinos quemados, en la que se han utilizado técnicas muy agresivas que han producido un fuerte impacto ambiental:
1. Se ha alterado el suelo y modificado el terreno al producir cárcavas y socavones que favorecen el arrastre de tierra
2. Se ha destrozado el matorral mediterráneo que estaba rebrotando lo cual a afectado a la biodiversidad de la zona, ha frenado la restauración natural y ha dejado desprotegido el suelo frente a la erosión.
3. El coste global de la restauración puede elevarse al doble por emplear maquinaria al triturar los restos quemados.
6º. Por lo que hemos visto y conocido en prensa, las especies que se van a emplear en la repoblación serán árboles, el 50% de pinos, que ya están plantando y sembrando y el resto de especies autóctonas (no sé lo que entienden los responsables por autóctonas, pues nos informaron “in situ” que estaban plantando olivos, granados, cipreses y almendros). No parece que haya previsión de plantar arbustos y matorrales, parece ser que se esperan rebroten de cepa o que lleguen a través de las “diásporas”. La cantidad de vegetación mediterránea que estaba rebrotando y que han destruido es muy elevada y seguro que será muy difícil y costoso volver a restaurarla.
7º. ¿Conocen los responsables del proyecto los últimos estudios sobre Gestión de zonas incendiadas donde todos aconsejan en la necesidad de observar, durante cierto tiempo, cómo se recupera la vegetación antes de iniciar las labores de plantación? Aquí no solo no se ha esperado sino que se está destruyendo (como ya hemos mostrado) la vegetación que ha rebrotado.
8º. ¿Conocen los responsables de las plantaciones (según nos han informado es un equipo de Plant-for-the-Planet España) las especies propias de la Serie de Vegetación de la zona y que según las distintas adecuaciones del Plan Forestal Andaluz son las que hay que utilizar en restauraciones forestales de nuestra comunidad? Según la obra de referencia de la Consejería hay que utilizar, además de árboles (pues no son las únicas especies que tienen efecto sumidero en la Región Mediterránea) arbustos y matorral. En esa obra se especifican, con base cartográfica, las especies propias de la zona a intervenir (decir que se plantarán especies autóctonas queda muy ambiguo, aunque suene bien).
9º. Los estudios científicos y la experiencia profesional coinciden en que las poblaciones artificiales de pinos disminuyen la biodiversidad del territorio, no impiden la erosión del suelo en zonas inclinadas y entrañan un peligro de plagas e incendios (como hemos podido constatar en el Incendio del Cerro de San Miguel donde lo que mayoritariamente ardió fueron pinos plantados a finales del siglo pasado).
10. ¿Conoce el equipo de Plant-for-the-Planet España que la Junta de Andalucía lleva ya muchos años con el programa de “Naturalización de Pinares”? Si fuese así, NO ENTENDEMOS QUE LA PLANTACIÓN (que ya se está haciendo) sea mayoritariamente de pinos (me temo, por lo que me informaron, que más del 50% por hectárea que recogía la prensa) ya que incluso se están sembrando semillas, de esta especie, en altas cantidades.
Por último, nos gustaría conocer el Proyecto de Restauración de la zona de San Miguel y qué controles están haciendo en los distintos trabajos que se llevan a cabo en estos momentos. Los desastres medioambientales provocados hasta ahora no tienen solución, pero creo que se pueden evitar los que están por venir.
Francisco Valle Tendero es catedrático de Botánica de la Universidad de Granada (jubilado). Miembro Numerario de las Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de Granada. Redactor del Plan Forestal Andaluz. Autor y coordinador de los Modelos de Restauración Forestal de Andalucía
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