Aseguran que la situación es «insoportable» y culpan de estos problemas al incivismo de la gente y la «falta de voluntad política» para encontrar una solución.
Ruidos a altas horas de la madrugada, basura por el suelo, trapicheos con droga, vehículos que aparcan en lugares en los que está prohibido y personas ebrias que orinan en las puertas de sus casas… Esos son los problemas que sufren, prácticamente a diario, muchos vecinos del barrio del Albaicín. Una de las zonas más emblemáticas de Granada que, pese a su belleza, se está convirtiendo en un lugar en el que cada vez es más difícil vivir.
«La situación es para llorar y ya he pensado en marcharme de aquí, aunque de momento estoy aguantando», cuenta a IDEAL Juana Romera, que vive en la calle San Nicolás, una granadina que decidió mudarse al histórico barrio tras jubilarse sin ser consciente de que lo que le esperaba no era un retiro dorado en un lugar privilegiado, sino una auténtica pesadilla. Cuenta que ha visto todo tipo de situaciones: venta y consumo de drogas, coches mal aparcados en su calle, gente viviendo en furgonetas, establecimientos que funcionan sin licencia haciendo ruido hasta la madrugada… Y también personas incívicas que orinan e incluso defecan junto a su casa.
«Hace un tiempo estaba todo más calmado pero últimamente todo ha ido a peor. Llega un momento en el que no puedo ni abrir las ventanas de casa y la indignación ya es absoluta cuando me encuentro a señores orinando en mi puerta». Juana explica que ha puesto «muchísimas quejas», pero que hasta el momento no le han proporcionado ninguna solución. «No me voy aún porque si lo hiciera sería con mucha rabia y no sé que es peor. Antes vivíamos aquí personas en siete viviendas y ya solo quedamos dos vecinos».
Esta situación también afecta a otros rincones del barrio, como en el Albaicín bajo. «Esto es un continuo aquí, la verdad, algo que sufrimos prácticamente a diario y que no hay forma de pararlo», dice Miguel Días, que vive en el barrio y está vinculado a la asociación vecinal del Albaicín. Cuenta que todas las mañanas tiene que barrera su calle, no solo su puerta, si quiere que el aspecto de la zona en la que vive sea más decente. «Al final es un tema de salud pública, el olor característico de mi calle es el de orines y es algo insoportable».
Al igual que con las quejas de Juana, las de Miguel también quedan en nada: «Llevo escribiendo mucho tiempo a través de la aplicación Granada Mejora sin que arreglen nada». Contenedores de basura a los que le faltan la tapa y generan malos olores, cristales rotos, basura por los suelos… «La sensación que tengo es de abandono, al final nos tenemos que buscar la vida nosotros mismos». Cree que falta civismo y «voluntad política» para encontrar una solución a todos estos problemas con los que conviven. «Estamos cansados ya, hay mucha gente que se está marchando a otros lugares porque ya no pueden más».
Incidencias bajas, según el Ayuntamiento de Granada
Ante la consulta de IDEAL sobre este asunto y las quejas vecinales, desde el Ayuntamiento de Granada aseguran que no están notando un incremento en lo que a las incidencias de este tipo se refiere en los últimos meses. De hecho, señalan que casualmente han registrado 14 incidencias en febrero, mismas que el año pasado, un nivel de incidencia «bajo».
En cuanto a las incidencias recibidas por llamadas y el uso de la aplicación destinada para ello, señalan que la mayoría son aportadas por los mismos usuarios y que se centran, sobre todo, en las calles Zenete y Beteta. Las actuaciones quedan «debidamente atendidas», aunque en cuestión de horas «se vuelven a producir de nuevo». «La voluntad de este equipo de gobierno es plena en la mejora de la limpieza. De ahí nuestro empeño en mantener permanente contacto con las asociaciones de vecinos», un contacto que definen como permanente de manera formal e informal.
Los orines entran en la casa de Juana por debajo de su puerta. / Ideal
