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PRENSA: El verano que el Banco de Granada destrozó las vistas de la Catedral

Este no es solo un monumental reportaje fruto de las investigaciones de Gabriel Pozo Felguera, es también una denuncia de un adefesio que lleva ya cincuenta años sin ser resuelto y que abrió la puerta a otros mamotretos que afean Granada. No te pierdas este excepcional reportaje que desvela con todo detalle y sin censuras uno de los asuntos turbios de la ciudad, en el que el autor, además, desmonta la atribución a Diego Velázquez de un dibujo que tiene mucho que ver con esta historia.

El Independiente, 18-07-2019

Hace medio siglo que deberían haber derribado al menos tres plantas del Banco de Granada de la Gran Vía. Y ahí sigue el mojón. Destrozando las vistas de la Catedral de Granada desde el Albayzín. Aunque todavía se está a tiempo de solucionar el desaguisado. El detonante de aquella polémica –ruidosa en los despachos y anodina en la calle– lo protagonizó el pintor y erudito Enrique Villar Yebra. Enfrentó a los poderes económicos locales, al arquitecto municipal, al alcalde que lo permitió  y al periódico IDEAL. Al final, el único que demostró su entereza, su insobornabilidad y su amor por Granada fue el pintor denunciante. Todos los demás jugaron papeles más que cuestionables. El adefesio de edificio sirvió para abrir la espita y le siguieran otros nueve mamotretos que acabaron por destrozar la primitiva traza de la Avenida del Azúcar.

El Banco de Granada surgió en la década de los años sesenta como institución financiera industrial. En ella se concentraron los principales apellidos y capitales provinciales, y de Andalucía. Entre sus promotores se encontraban herederos de la antigua Banca Rodríguez-Acosta, a pesar de que ni el Banco de España ni el Central (comprador de la Banca R.-A.) lo vieron con buenos ojos, precisamente porque en el contrato de absorción había un capítulo de incompatibilidades sucesorias.

En muy pocos años, el Banco de Granada creció como la espuma, tanto en su carácter industrial como banca tradicional que venía a recoger depósitos y clientes de la recordada Banca R.-A. Y ligado al prestigioso Banco de Granada apareció la figura de un arquitecto llamado José María García de Paredes; había hecho ya bastantes obras de prestigio en Granada. Este arquitecto fue el encargado de construir varios edificios para el Banco de Granada repartidos por toda España.

En junio de 1969, cuando se vio que el Banco de Granada estaba asentado como uno de los principales bancos regionales, su consejo de administración entendió que necesitaba un edificio principal de prestigio en Granada, donde tenía la sede social. Sus principales accionistas, los hermanos Rodríguez-Acosta, aportaron el bloque número 16 de la Gran Vía, en cuyos bajos estaban situados los famosos almacenes El Águila. Se trataba de un edificio construido a principios del siglo XX, de líneas eclécticas y toques modernistas. Muy similar a su gemelo del número 14, también obra del arquitecto Juan Montserrat Vergés y propiedad de la misma familia.

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