El Albaicín, Doñana y la Judería de Córdoba, declarados Patrimonio de la Humanidad.

En la imagen se puede leer el breve párrafo dedicado a los retos del Albaicín en 1994: La ordenación urbanística (hace mención al Plan Especial de 1991), el tráfico, la recuperación del patrimonio y el problema del impacto visual.

Sorprende leer este párrafo que parece actual, los problemas, 20 años después y mucho dinero gastado, continúan:

Respecto al Plan seguimos sin una nueva ordenación urbanística que atienda a la declaración de Patrimonio de la Humanidad y a una verdadera conservación del barrio que ponga a su población, a sus vecinos como pieza clave; y lo peor de todo es que a tenor de las declaraciones de la concejala de Urbanismo que ha dado carpetazo al plan parece darle igual el enorme fracaso que ello supone. El tráfico se ha mejorado pero no se llega a apostar por una verdadera peatonalización cívica. Si hablamos de patrimonio desgraciadamente existen multitud de ejemplos de gran valor abandonados, algunos vandalizados: Maristán, Puerta Monaita, Murallas, casas moriscas, etc junto con parte del caserío tradicional degradado —lo que significa el desplazamiento de la población y vecinos que se ven excluidos; también merece mencionar la mala calidad ambiental de gran parte del espacio público —plazas, calles y los pocos jardines públicos que existen se encuentran en estado infame de conservación y mantenimiento. El problema de impacto visual continua, el cableado que menciona la noticia de 1994 sigue en multitud de puntos, en estos días este impacto visual negativo se ve aumentado por un descontrol de rótulos, señales, luminosos, cachivaches, etc ¡incluso en los puntos más singulares y visitados del barrio! Actualmente nos encontramos con una situación que miremos donde miremos hay mucho que mejorar, desde el detalle de un agujero de una calle hasta la figura del planeamiento que ordena el barrio. Quien no lo vea o no lo quiera ver lo invitamos a pasearse con nosotros por el barrio, porque nuestro objetivo, y esperamos que sea el común, es mejorar el Albayzín que vivimos.

Esperamos y pedimos que este 20 aniversario de la declaración del Albayzín como Patrimonio de la Humanidad sirva para subir el nivel, mejorar lo mejorable, atender a la realidad y que celebremos el próximo aniversario, sea el 21, el 25, el 30 y muchos más, con todos los retos cumplidos, orgullosos del trabajo realizado y con el mejor Albayzín posible.