12 de julio de 2017
¿Serán las cámaras el remedio?
Parece, según la prensa, que la instalación de cámaras como remedio para evitar las pintadas en zonas BIC está más cerca. Durante todo este tiempo, desde que se confió en las cámaras como fórmula disuasoria del pintarrajeo masivo de monumentos y paredes del Albayzín, han seguido apareciendo al mismo ritmo de siempre.
Testigos son los aljibes repintados, el mismo Arco de las Pesas, con más capas de pintadas que cualquier otro BIC, y las paredes de multitud de viviendas o de tapias.
¿Supondrán estas cámaras el remedio?
Los casi tres años de espera suponen, al menos, que tanto el equipo de gobierno anterior como el presente, así lo creen. Nosotros no, pensamos que sin otra serie de medidas, desde la educación a la vigilancia con una policía de barrio adecuada, esta plaga no desaparece.
¿Y preguntar en Sevilla, Málaga o Córdoba? sus ciudades están muchísimo más limpias que la nuestra.
2 Comentarios
Las cámaras tienen la finalidad de identificar a personas poco respetuosas como los grafiteros. Si se identifican y no se les multa no sirve de mucho la información que estamos recibiendo.
Algo de presencia policial con autoridad por el barrio no vendría mal, no solamente el mirador de San Nicolas necesita vigilancia a veces, todo el barrio debería estar controlado con cámaras y policia, el tema de la suciedad es importante, no solamente grafitis, las cacas de los perros siguen apareciendo pese a los letreros.
Lo dicho, cuando haya unas cuantas multas, las personas serán más respetuosas con el barrio.
Consciente del daño que suponen actos de vandalismo como la realización de pintadas en elementos arquitectónicos del tal valor cultural e histórico como son los multitud de BIC, repartidos por toda nuestra ciudad de la Alhambra, no considero que la instalación de cámaras en el barrio del Albaicín sea solución. Los actos de vandalismo como son la realización de pintadas, carentes por completo de contenido artístico (como si lo tienen trabajos del Niño de las Pinturas que decoran y embellecen aun más nuestra ciudad, igual que lo hacen las obras de Dalí a Barcelona), son única y exclusivamente, bajo mi punto de vista, la excusa necesaria para la instalación de medios de control, como son en este caso las cámaras, en puntos destinados al turismo siendo esta una forma mas de llevar a cabo la gentrificación del barrio del Albaicin. Es decir, el hecho de instalar cámaras, es un intento mas de acomodar el barrio al turismo de masas que tanto daño supone tanto para el barrio como para la propia ciudad en su conjunto, ya que si este interés turístico no existiera no supondría ningún interés para el gobierno local la colocación de tales cámaras.
De esta forma, considero que el proyecto de instalación de cámaras a lo largo y ancho del Albaicin se enfoca dentro de un intento de mantener controlada a la población tanto del barrio, como de la ciudad en general, en busca del disfrute de los y las turistas. La ciudad de Granada debe de ser disfrutada por los y las granainas, y las acciones a llevar a cabo por el gobierno local deben de tener esto como premisa principal, no anteponiendo el bienestar de los turistas al bienestar de las y los propios vecinos. Ejemplos de instalaciones de cámaras existen en barrios como el casco antiguo de Pamplona, que pese a que se amparan en motivos de seguridad, únicamente responden a los intereses del turismo y de aquellos que se lucran de este, ya que de nada han servido para acabar con los verdaderos problemas que puedan tener los y las vecinas. De la misma forma, estas cámaras y su colocación en el Albaicín quedan lejos de responde a los intereses de la vecindad, ya que no acabaran precisamente con los problemas que sufren los vecinos, tales como los de las pintadas, entre muchos otros. Desde las Asociaciones de Vecinos debe ser necesaria la denuncia de tales acciones que se engloban en la defensa y proteccion del turismo de masas que desplaza a los y las vecinas del barrios y que acaba con aquella vida de barrio que siempre ha existido, completamente contraria a la vida que gira únicamente en torno al turismo, condenando al barrio del Alabaicin y a Granada en su conjunto, al igual que ciudades como Barcelona, a meros parques turísticos carentes de cualquier tipo de vida social tradicional.