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[PRENSA] 59 alcaldes sin elevarnos al Albayzín

Este es el más completo reportaje sobre ideas, proyectos e intentos, todos fallidos, para conectar con medios mecánicos el Albayzín, desde que hace ya 123 años, un ingeniero promovió un funicular. Un magistral trabajo de Gabriel Pozo Felguera que repasa todos y cada uno de los proyectos para salvar los 65 metros de altura, algunos sorprendentes.

El Independiente, 10-09-2023

Servicio de carruajes (1897), teleférico y funicular (1900), primer autobús (1933), un trenecillo Elvira-San Miguel (1936)

Ascensores+rampas por el Zenete (años 90 y actualidad), escalera mecánica por Alhacaba (2019), microbuses…

Ninguno de los proyectos ha materializado la conexión cómoda y rápida con el barrio histórico de Granada

¿Será Marifrán Carazo la 60ª en engrosar la lista de alcaldes/as que pasaron de largo por el Albayzín?

Han transcurrido 123 años desde que un ingeniero promovió el primer funicular para subir al Albayzín. Cinco generaciones de granadinos hemos visto pasar 59 alcaldes sin que ninguno haya hecho realidad un sistema elevador mecánico que facilite el acceso al cerro. Aunque alguno lo ha intentado. El barrio alto se alivió a partir del primer autobús que subió en 1933. Se han estudiado escaleras mecánicas, funiculares y algún túnel. El proyecto más creíble y viable de funicular quedó frustrado por la guerra de 1936. En este siglo y pico último, el Albayzín ha perdido tres cuartas partes de su población autóctona y deriva a un inmenso apartamento turístico. Desde hace tres décadas ha ido cobrando fuerza como mejor solución para el acceso mecanizado una combinación de rampas y ascensores saltando por tres solares públicos encadenados entre calle Elvira 56-58, aljibe del Zenete y calle Cruz de Quirós. La mayoría de urbanistas se decantan por esta solución de nulo impacto visual. Prácticamente todas las ciudades con barrios históricos similares tienen ya solucionado este problema. Granada todavía no. Lo que sigue es una larga e infructuosa historia de las ideas y proyectos para salvar los 65 metros –unos 300 pesados escalones– de desnivel que alejan el cerro del Albayzín de la ciudad baja (De paso, también me refiero a la Alhambra).

La invención del motor de vapor, eléctrico y de combustión en el siglo XIX supuso un alivio para el esfuerzo del ser humano. Ya podía desplazarse más cómodo y rápido de un lugar a otro. Y ayudarse para no tener que subir a pie empinadas cuestas. Las máquinas fueron un paso importantísimo para acercar distancias. Las ciudades de todo el mundo que compartían barrios en llano y en montaña muy pronto empezaron a cavilar la forma de salvar los desniveles. Surgieron ascensores, funiculares de cable, tranvías de cremallera, escaleras mecánicas, incluso raros sistemas de bombas de aire y agua.

Granada fue un tanto tardía en apuntarse a la moda de instalar tranvías. La última década del XIX e inicios del XX se le fue en disquisiciones sobre la colocación de una red de tranvías de sangre. Finalmente, en 1903, se había tendido una línea de raíles entre Plaza Nueva y Paseo de la Bomba. Incluso se estaba pensando en hacer un ramal por calle Elvira hasta la Estación de Ferrocarril. Compraron los coches jardinera pero nunca llegaron los caballos desde Ucrania. En esas se estaba cuando llegó Nicolás de Escoriaza, compró la concesión e instaló sus tranvías eléctricos en la parte llana (1904).

Automotor deTEGSA arrastrando una de las jardineras que adquirió al pionero tranvía de sangre en 1903 y no había llegado a funcionar. Foto de 1910 dando el giro en la Plaza de Santa Ana. AHMGR


Seguir leyendo el reportaje en: El Independiente, 10-09-2023

Categoría:Novedades, Portada, Prensa
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