Desolación
Almireceros ha sido de las últimas en caer:
Alrededor de los bares y terrazas empedrado con florecitas, en el resto adoquín y esas losas atiborradas de suciedad y mal olor.
Es el destino de un centro histórico maltratado donde no caben árboles en ambas aceras acompañados por bancos que, como va siendo norma en las ciudades pensadas para los ciudadanos, no es el caso, acompañan la convivencia.
Suponemos que están esperando más mesas, más coches y seguir en el desarrollismo de los cincuenta, del pasado siglo, que es su época de referencia.
Donde están los urbanistas, ecologistas, sociólogos, arquitectas y grupos de mujeres que estudian y publican para hacer de las ciudades espacios para vivir y disfrutar. Ya, ya, no es ese vuestro modelo…ya.
Y muy cerca, en Reyes Católicos esquina a Gran Vía, esta imagen de unos sucios e ilegibles carteles informativos:
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