PRENSA: Zambras gitanas del Sacromonte
Las zambras constituyen un elemento de identidad del flamenco granadino y así lo entendieron Manuel de Falla y Federico García Lorca.
Granada Hoy, 22-05-2022. Reynaldo Fernández Manzano
En esta serie de artículos de flamenco con motivo del Centenario del Concurso de Cante Jondo de 1922, dedicamos uno a las Zambras moriscas, este de las Zambras gitanas del Sacromonte es su continuación.
El flamenco en Granada se podía escuchar en las barberías, como en la de Nicolás González a finales del siglo XIX, en las herrerías, en los pregones de vendedores ambulantes, en los arrieros, en las ventas, tabernas y en las cuevas del Sacromonte.
La palabra zambra que en el reino nazarí de Granada y en la etapa morisca estaba asociada a cantos de boda, a fiesta, a leylas (veladas nocturna), en las zambras gitanas del Sacromonte también estarán asociada al ritual de la boda gitana, a la fiesta, al atardecer y a la noche. Las zambras del siglo XIX se acompañaban de grupos de pulso y púa, bandurria y guitarra, herederos de los instrumentos de pulso y púa de al-Andalus y del mundo árabe.
Sabemos de la convivencia y la ocultación de los moriscos en la comunidad gitana y en sus oficios antes de su expulsión, en el Sacromonte de Granada y en Triana de Sevilla, o en Latinoamérica, entre otros lugares.
Las zambras van a constituir un elemento de identidad del flamenco granadino, algo singular de nuestra tierra, así lo entendieron Manuel de Falla o Federico García Lorca. Falla se inspira en los gitanos de las cuevas del Sacromonte con María Lejárraga y Lorca toma clases de dos buenos guitarristas flamencos de estas cuevas.
Las zambras del Sacromonte tendrán tal relevancia que estarán presentes en las exposiciones universales de 1889 y 1900, actuando en el Concurso de Cante Jondo de 1922, así como en la Exposición Universal de Barcelona de 1929. No es extraño que el bailaor vanguardista Vicente Escudero eligiera para su gira americana a artistas de las zambras granadinas, actuando, entre otros lugares, varios meses en Nueva York.
Se considera a Cujón, de profesión herrero, como el que crea o reúne esta tradición de zambras a finales del siglo XIX. Después vendrán las de Juan Amaya, con las bailaoras La Chata Jampona y La Jardín. La Golondrina, La Capitana, Lola Medina y La Canastera. Posteriormente Los Tarantos, La Rocío, La Faraona, la zambra de Curro Albaicín, y la de la Venta del Gallo.
De 1954 a 1975 funciona un importante tablao en Madrid, en el barrio de los Jerónimos, considerado baluarte de la pureza flamenca, llamado Zambra.
Para acercarnos al mundo de las zambras gitanas del Sacromonte son imprescindibles los libros de Curro Albaicín: Cancionero del Sacromonte, 1991, y Zambras de Granada y flamencos del Sacromonte, de 2011. De familia flamenca, ‘Los Cabrera’, criado con artistas como Mario Maya, Manolete, los Heredia, los Habichuela, o los Amaya, es el ‘sabio de la tribu’, como lo definió un documental, o el patriarca del Sacromonte. Curro ha llevado las zambras a la bienal de Flamenco de Sevilla, al Teatro del Generalife, al mundo árabe y a diversos países.
También tenemos que reseñar los trabajos de Cándido Ortiz de Villajos, Eduardo Molina Fajardo, José Luis Navarro García, Francisco Cabrero Palomares, Pepe Guardia, Manuel Lorente Rivas, Miguel Ángel González y Esteban Valdivieso, Paula Marín Girón, y Alicia González Sánchez. El disco Graná baila por tangos, producido por Raúl Alcover. Por su parte Jose Javier Checa y Juan Miguel Giménez Miranda, con la colaboración de Enrique Carmona Cortés, investigaron a María la Canastera y su Zambra, en el libro que tuve el honor de prologar.
Luis Seco de Lucena en 1929 nos dice sobre las partes que la componen lo siguiente: «El baile de la novia [posiblemente se refiere a la alboreá], el tango gitano, el fandango, la cachucha, el baile de la azucena, el bolero gitano, los merengazos, las sevillanas, la jota gitana, y como piezas de canto y música, las granadinas, coplas tristes acompañadas de guitarra, y la sangre gitana, con acompañamiento de guitarras, bandurrias y castañuelas».
Curro Albaicín clasifica los bailes de la zambra en: «la arboreá, alboleá o cantes de madrugada. Tangos de la flor o de falseta, del candil o de los merengazos. La cachucha o el perdón de la novia [por el rapto de la novia], tangos de Granada, del camino o tangos valientes. Fandangos (del Albaicín, de la Peza, de Paquillo el del Gas, de Frasquito Yerbabuena, de Güéjar, de Motril, de Almuñécar). El Petaco o la Chinitita [lo interpreta la bailaora más vieja con movimientos de vientre que recuerda a la danza árabe, picarescos, graciosos y sensuales. Curro Albaicín ha sido el primer hombre en bailarlo]. Las manchegas o la jota gitana. Zambra árabe, se trata de tangos muy lentos de una bailaora sola y, en ocasiones con un bailaor. Las guitarras y bandurrias dan las notas más árabes de todos los tangos del Sacromonte… Uno de los replantes mas carismáticos del flamenco se hacía en las cuevas, dando tres vueltas al aire, la cabeza para atrás hasta la cintura y cayendo al suelo de rodillas, hacia atrás… Tangos del Cerro. La Mosca y Bulerías corrías y otros cantes del Sacromonte».
Las zambras fueron grabadas por la primera mujer cineaste Alice Guy Blanche en 1905 en una película muda, plasmadas en blanco y negro en fotografías de José García Ayola, Rafael Garzón o Manuel Torres Molina, y registradas en las primeras grabaciones de discos de pizarra en donde se incidía en su conexión con la música árabe, en sus giros y melismas.
En este centenario tenemos que recordar también importantes carencias. No tenemos el grado de guitarra flamenca, ni de cante ni de flamencología en nuestro Conservatorio Superior, tampoco el de baile flamenco, dado que el conservatorio de danza de Granada no es superior y quién quiera hacerlo tendrá que ir a Málaga. Tampoco aparecen las zambras en la programación principal del Festival Internacional de Música y Danza de Granada que este año conmemora el Concurso de Cante Jondo. Igualmente carecemos de un plan de las zambras por parte del Instituto Andaluz de flamenco, entre otras instituciones, que les devuelva su esplendor y que 2022 habría sido una magnífica oportunidad para afrontarlo.
Tenemos joyas por las que nos han conocido en el mundo entero y parece que las hemos olvidado y dejado a su suerte.
0 Comentario