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PRENSA: Quejas en el Albaicín ante las malas prácticas y ruidos de algunos guías turísticos

Los vecinos explican que muchos grupos son más numerosos de lo permitido y utilizan megáfonos, lo que hace que sea «imposible» vivir con normalidad.

Ideal, 07-03-2022

«No entienden que aquí vivimos personas. No puedes ver la televisión, leer ni hacer nada mientras están en la puerta de tu casa». Es el testimonio de Marga Marín, vecina del barrio del Albaicín que sufre a diario en su casa los ruidos que provocan los guías turísticos y las mareas de visitantes que visitan esta zona de la capital, una de las más características de Granada en la que a muchos se les olvida que no se trata de un escenario de película, sino que es un barrio en el que habitan cientos de personas.

La queja no es nueva, ya que desde hace años los vecinos se han quejado sobre esto, aunque con la paulatina vuelta a la normalidad superada la fase más crítica de la pandemia del coronavirus, todo se ha vuelto «insoportable». Marga cuenta como muchos grupos son demasiado numerosos, por encima del límite fijado por la normativa de la Junta de Andalucía, que es de 30 personas. Pero esto no es lo único, porque cuando los grupos son tan amplios también utilizan megáfonos. «Aquello parece el mercado de abastos. Ya les hemos pedido mil veces que no utilicen altavoces y les da igual. La situación es desesperante y muchos vecinos están empezando a perder los nervios».

Reconoce que no todos los guías lo hacen igual, habiendo algunos que sí respetan que en el Albaicín vivan personas, aunque aclara que «son muy pocos los que hacen eso». «Hay veces que me he tenido que ir a casa de mi madre para descansar el fin de semana para no acabar como las locas», lamenta. La albaicinera dice ser consciente de que deben convivir con el turismo, aunque aclara que eso no debería ser que «te estén avasallando todo el día en la puerta de tu casa».

José, otro vecino del barrio, dice que este asunto está llegando a «límites insostenibles». «Vivo en la Placeta Capellanes, un lugar en el que paran debajo de mi puerta 10 veces al día tranquilamente», lo que le supone una incomodidad muy grande ya que hay guías turísticos que «parece que se han tragado un altavoz». Explica que una de las últimas situaciones con las que ha tenido que lidiar es un grupo en el que el guía iba acompañado de un cantaor flamenco: «Despertarte de esta forma un sábado después de madrugar toda la semana para trabajar no es agradable. Se están ganando la vida a costa del descanso y la tranquilidad del barrio».

No todos los guías actúan igual

Jago Sermasi tiene una empresa que se dedica a ofrecer servicios turísticos y culturales. Entre ellos se encuentran los ‘free tour’, visitas que muchos vecinos tachan como principales causantes de todos estos problemas pese a que no todos actúen igual. «A nosotros por el hecho de ser free tour se nos ha estigmatizado. No le quito razón a los vecinos pero el problema no es del free tour, sino del empresario que está detrás», argumenta Jago. Según explica, muchas empresas se saltan la normativa que regula el número de personas máximo para las visitas, así como el hecho de que únicamente se pueden realizar recorridos de este tipo en dos idiomas.

«Yo me veo afectado como vecino, porque vivo en el Albaicín, y también como profesional. Aunque nuestros guías respeten la normativa, cuando se encuentran al lado con otros tres que usan altavoces al final acaba siendo una competición de a ver quién grita más». Una problemática que únicamente podría solucionarse con una regularización de todo esto. Así lo cree Alejandro Martínez, historiador del arte e intérprete del patrimonio que ofrece visitar culturales por el Albaicín. «No tenemos una normativa que regule todo esto. Yo uso radio guías para no molestar con el ruido a los vecinos e intento hacer las paradas en sitios en los que no molestemos, algo que debería ser de pura lógica». Sin embargo, no sucede siempre así con el resto de personas que realizan visitas por el barrio.

«Al final el problema es que las empresas quieren optimizar los ingresos y meten más gente de la que deberían en un solo grupo», detalla Alejandro, que reconoce que le duele que metan a todos «en el mismo saco» porque él sí que se preocupa por la consecuencia de sus actos. «La realidad es que hay muchas empresas y guías que no se preocupan por la convivencia entre vecinos y turistas. Sin una normativa y más sensibilidad por los vecinos la situación será difícil de solucionar».

Categoría:Novedades, Portada, Prensa
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1 Comentario

  • 9 de marzo de 2022 en 00:38
    Angela

    Vivo en puente Espinosa y es constante, si uno quiere dormir un poco más el fin de semana es imposible, con los micrófonos y los altavoces, es que no es normal

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