PRENSA: ¿Cuál es el año de construcción de los edificios de Granada? El Albayzín con la edad media más antigua
La edad media de los edificios es de 50 años, la mayoría construidos en las zonas más pobladas por la emigración a la ciudad de la década de 1970. La falta de suelo, la expansión metropolitana sostenible, y la rehabilitación y regeneración de espacios, los retos.
Las manos que construyeron la Granada actual fueron las de los emigrantes del pueblo a la ciudad en los años 70. Nada nuevo bajo el sol, está escrito en la historia. Pero la capital y la provincia que ahora ven los ojos de los granadinos es la misma que se levantó con aquellos sudores, palustra, arena y cemento, de los años del desarrollismo franquista. Los edificios de la provincia rondan el medio siglo de vida, superando esta edad en 78 municipios, y en ocho de ellos están por encima del centenario. En la capital, las construcciones tienen una media de 43 años de vida y solo en cinco distritos de la ciudad, y no precisamente los más extensos y poblados, la mayoría de sus edificios han sido levantados durante este siglo. La falta de espacio en la ciudad, la expansión en las áreas del Cinturón, la regeneración en la urbe y la despoblación en las comarcas más deprimidas abren el debate acerca del futuro urbanísticos de una provincia que corre el riesgo de anticuarse y perder su patrimonio inmobiliario.
Granada capital
Según los datos oficiales de la Oficina del Catastro y de la página de servicios inmobiliarios Idealista, la edad media de los edificios de Granada capital está en 42,94 años, ocho por debajo de la media provincial, pero que muestra una ciudad construida en los años 70. De los 21 distritos analizados, once están dentro de esa década y uno, La Chana, está muy próximo (1980). Barrio Fígares, Centro y el Zaidín levantaron sus bloques entre 1970 y 1971. La siguiente expansión llegó al norte, en San Ildefonso en 1972, y a partir de ahí el gran boom en la ciudad: entre 1974 y 1975 se levantaron Pajaritos, Plaza de Toros y Camino de Ronda, y se inició la expansión hacia los polígonos de La Paz y Cartuja. Hasta 1978 no se dieron las expansiones hacia Avenida Cervantes y San Francisco Javier.
Ya hasta casi la llegada del siglo XXI no se consolidaron las extensiones de la ciudad de forma mayoritaria en Bola de Oro y Carretera de la Sierra, buena parte de Almanjáyar, Joaquina Eguaras y Periodistas. La más reciente expansión es la del Campus de la Salud, ya en el municipio de Armilla donde la frontera con la ciudad ha desaparecido. Ahora Granada se extiende por los Oestes y Albayda. La primera rejuvenecerá el parque inmobiliario de La Chana y la segunda podría funcionar como entidad propia o expansión de Periodistas.
Pero a partir de aquí, ¿qué suelo queda en la capital? «Suelo tiene de sobra, pero para edificarse queda muy poco ya», explica el arquitecto y profesor de la Universidad de Granada, Francisco Peña, quien cree que una vez se acaben los planes que ahora se están desarrollando eso se entra en terreno protegido de la Vega «y la sociedad no está para asumir esas debacles ambientales». Por eso aboga porque el crecimiento de Granada tenga visión metropolitana, ya que los servicios y los equipamientos están en la ciudad, «pero la población servida es más extensa».
Uno de los debates actuales en el urbanismo es la regeneración espacios como futuro de la construcción. «Es la vía fundamental», reclama el experto, que añade que «tenemos unas ciudades estupendas pero todo envejece, y en la ciudad ya construida y consolidada hay que mejorar ese patrimonio. La rehabilitación es lo que más futuro tiene porque vivir en un buen piso en el centro de Granada o cerca lo único que necesita es que se le aplique a esa vivienda una protección actualizada, basada en el ahorro de energía y con instalaciones nuevas».
«El mayor boom de la edificación en Granada fue en la época de los años 70-80. Entonces no había siquiera un planeamiento serio. Era el plan del 73″, recuerda Peña, que sitúa en la llegada de la democracia el control del urbanismo en la capital con el PGOU de 1985, y que se inició en 1981. «Se obligó a hacer cesiones de suelo, se otorgaron unas densidades de edificación razonable, y eso se tomó el control de la ciudad, que antes no existía. En Camino de Ronda, hay calles ortogonales que tienen menos de seis metros de anchura, de tal manera que casi se daban la mano de una casa a otra con edificios de 10-12 plantas de altura. Eso fue terrorífico, fruto de los años 60″, rememora el urbanista.
El futuro de la ciudad
Granada capital tendrá entre diez y quince años más para desarrollarse urbanísticamente y agotar el poco suelo disponible que ya queda, en especial en la zona Norte. Para lo demás, todo se basará en la rehabilitación, renovación y reconstrucción de lo que ya hay. «La tendencia mundial está teniendo en cuenta los criterios de sostenibilidad, necesitamos invertir sobre la ciudad existente y no sobre las nuevas infraestructuras», comenta Miguel Ángel Fernández Madrid, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada (PSOE), que añade que es con esta premisa con la que se está enfocando el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
«La ciudad está constreñida por las propias infraestructuras que tenemos», valora el edil, que recuerda que el debate sobre los límites de la capital ya lo hablaba con el que era concejal del ramo en 1995, Miguel Valle: «Hablaba de que la ciudad tenía que dejar de crecer en algún momento. Ahora no podemos ocupar la Vega ni suelo protegido no urbanizable. ¿La salida natural es la Ronda Este por el valle del Darro? Si estamos pidiendo que se proteja…».
Fernández Madrid no cree que se pueda calificar a Granada con una ciudad urbanísticamente antigua. «La vida media de un edificio es de unos 70-75 años, y si los propietarios los mantienen y los adaptan, no tienen por qué ser antiguos», explica el concejal, que recuerda que todos los inmuebles tienen que pasar una inspección periódica de forma obligatoria. Y pone el ejemplo de la ambiciosa rehabilitación de la barriada de Santa Adela, en el Zaidín: «Esas viviendas ya han cumplido una funcion social, y llega un momento que no cumplen con las medidas de habitabilidad y confortabilidad actuales, por lo que se tiran y se vuelven a construir». «Tenemos que pensar la ciudad como un organismo vivo sobre el que se va edificando y rehabilitando», sentencia Fernández Madrid.
Granada provincia
Los datos oficiales de la Oficina del Catastro y de la página de servicios inmobiliarios Idealista, también ofrecen de forma pormenorizada el estado de las edificaciones allende la capital. La media de edad de los edificios de la provincia de Granada por municipios es de 50,23 años, con solo 23 de ellos con construcciones levantadas en este siglo y 29 con 80 o más años de vida. De forma pormenorizada se extraen muchas conclusiones. De un lado se observa claramente la desaforada fiebre urbanística, casi descontrolada, vivida en el Área Metropolitana de Granada en los ‘años del ladrillo’; y de otro la pérdida de habitantes en la llamada ‘Granada Vaciada’ donde los municipios con inmuebles más viejos pertenecen a las comarcas del Norte, Poniente, y Alpujarra.
Así, en el primer plato de la balanza, en núcleos como Atarfe, Churriana de la Vega, Las Gabias, Vegas del Genil y Armilla sus habitantes viven en pisos y casas de no más de veinte años, con una influencia que además se ha extendido a pueblos que son la segunda cortina del Cinturón capitalino como Cijuela, Dílar, Nívar, Beas de Granada, Láchar, Güéjar Sierra, Padul o La Malahá.
En el otro plato, Santa Cruz del Comercio, donde su casco urbano, uno de los más pequeños de la provincia, es del siglo XIX (año promedio 1888), con una situación similar a Almegíjar y Cástaras (Alpujarra), Castilléjar (Norte) y Gobernador (Los Montes), con casas de la década de 1900, a los que se suman Lugros, Orce y Albuñuelas, municipios urbanísticamente ‘centenarios’.
Francisco Peña, que además fue uno de los autores del primer plan de ordenación de la ciudad en los años ochenta, explica sobre ambos crecimientos que el primero lo hizo porque «Granada no tenía suelo disponible», por lo que «se podía crecer en el entorno Metropolitano, y este duplicó su población en los años 80 y 90»; mientras que en el caso contrario «son municipios sin crecimiento o incluso negativo que mantienen las estructuras históricas«, pero donde «la media de edad de la vivienda es muy antigua, en general».
«El urbanismo en el área metropolitana ha crecido de forma descontrolada, y bastante«, lamenta Peña, que aclara que «mientras Granada se desarrolló con ciertas pautas correctas en cuanto a cesión de suelos para equipamientos, en la periferia las corporaciones tenían cierta ansia de construir y dar licencias y crecer, pero dejó mucho que desear». Y esto ha tenido consecuencias de que en el Área Metropolitana «la estructura viaria es deficiente, los servicios están mal distribuidos, y se usaron unas tipologías de edificación que respondían a la España tradicional, pero sin ningún tipo de control de densidad».
Para el caso contrario, las zonas despobladas, Peña sitúa la emigración de los años 60 y 70 hacia la ciudad como el motivo «directo» por el que muchos edificios de zonas menos habitadas están anclados, incluso casi siglo y medio. Al arquitecto le preocupa su estado de conservación. «El patrimonio inmobiliario de todas esas zonas es muy antiguo. Estas viviendas se fabricaban normalmente con herramientas tradicionales, con unas tipologías que son sólidas, estables y buenas, pero carecen en su mayoría de los requerimientos que ahora tienen las viviendas en el código técnico». Estas son desde el aislamiento térmico, al acústico, un comportamiento adecuado ante la humedad, o instalaciones de agua», pero «desgraciadamente en esos municipios, al no haber demanda de vivienda nueva porque la media de edad es altísima, se quedan con lo que tienen».
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