PRENSA: La «casa natal» de Manuel Benítez Carrasco se cae a pedazos
Fachada de la casa donde nació el popular poeta, con carteles de obra colocados hace tiempo.
La casa natal del famoso poeta y rapsoda Manuel Benítez Carrasco continúa cayéndose a pedazos. Está situada en la calle Pagés, frente a la iglesia del Salvador. En su fachada fue colocado un azulejo de recuerdo, con uno de sus poemas referidos al lugar, que reza: “Placeta triste del mundo/placeta del Salvador/Ya no están las tres gracias/ni mi madre en el balcón/. Seguro que no estará nadie en el balcón y al lado si la obra se sigue posponiendo por mucho tiempo.
El Ayuntamiento inició expediente de reparación y conservación, por ejecución subsidiaria al no hacerlo el propietario. La actuación fue prevista en 2018 y adjudicada a una constructora, por algo más de 38.000 euros. Pero en esa situación lleva desde entonces, desmoronándose un poco más cada vez que llueve.
Manuel Benítez Carrasco (a) el Cabezón de la Avenida de la Constitución, es muy conocido por ser uno de los pocos granadinos reconocidos como hijos más ilustres de la ciudad. Dispone desde 2010 de una escultura de cuerpo entero en este bulevar principal. Desde que fue colocada la escultura recibe este calificativo por la desmesurada testa que presenta, nada favorecedora a como era en realidad el personaje. También dispone de una placa en la Placeta del Abad, en el ábside del Salvador donde jugaba de niño.
Escultura dedicada a Benítez Carrasco en la Avenida de la Constitución.
Reproducimos a continuación una biografía del poeta, tomada de Granadapedia:
“Manuel Benítez Carrasco nació en Granada (Placeta de Salvador), 1 de diciembre de 1922 y falleció en su ciudad natal el 25 de noviembre de 1999. Fue un poeta y rapsoda español, que desarrolló la mayor parte de su actividad en varios países de Hispanoamérica, especialmente en Méjico. Nació en la casa parroquial del Salvador de Granada, donde su familia vivía acogida por el coadjutor de la parroquia, Manuel Benítez Martínez, hermano del padre, de profesión carpintero que ejercía en la ermita de San Miguel Alto. Se formó, primero, en las escuelas del Ave María de la cuesta del Chapiz y posteriormente en el colegio-seminario de los jesuítas en Loulé (Portugal), donde ingresó como seminarista, gracias a la influencia familiar y a la gratuidad de las enseñanzas, y llegó a ser novicio.
Placa conmemorativa en la fachada de la casa en ruina. REDACCIÓN
Abandonó la carrera eclesiástica y volvió a Granada, donde publicó sus primeros versos con el título Primavera Breve en la revista Vientos del Sur. Escribió dos obras de teatro: Luz de amanecer, que fue galardonada con el primer premio de teatro de Escuadra, y el auto sacramental Castillo de Dios. También hizo una incursión en la narrativa con la novela El último sacrificio, que obtuvo el primer premio en un concurso de la revista Norma, editada por la Universidad de Granada. Mientras realizaba el servicio militar ganó la Flor Natural en los Juegos Florales de Torrelavega con la poesía Grito al niño de oro y barro, e idéntico galardón en los Juegos Florales de Úbeda por Salmo del agua preciosa y en los de Granada en honor de san Juan de Dios por Oración de las cosas pequeñas. En 1947 se trasladó a Madrid, donde intervino como rapsoda por primera vez en espectáculo de Conrado Blanco Alforjas para la poesía. Hizo apariciones esporádicas, también como rapsoda, en los teatros de la Comedia y Español, de Madrid, y en el Palacio de la Música de Barcelona.
Un año más tarde publicó su primer libro, La muerte pequeña. Tras una gira realizada en 1953 con la compañía «Romerías» por Buenos Aires y otras ciudades de Argentina y del resto de Hispanoamérica, regresó a Madrid donde publicó las dos partes de El oro y el barro, con poemas de carácter religioso, la primera, y de temas variados, la segunda, Frente al toro y el poema, de tema taurino, y Diario del agua, colección de poemas en los que al agua es protagonista. Residió muchos años en México la que consideraba su segunda patria. Viajo a diferentes países de sudamericanos en la que recibió una gran acogida. A partir de 1980 empezó a pasar largas temporadas en Granada, viajando a otros lugares de Andalucía como Córdoba, Sevilla, Málaga, Jerez de la Frontera y Almería. En Sevilla y en Jerez recibió sendos homenajes: una cena en el hotel Alfonso XIII con un centenar de asistentes y un acto académico en la Real Academia de San Dionisio, respectivamente.
Una mentirijilla autorizada por el poeta
Llegado a este punto, hay que olvidar casi todo lo leído hasta ahora y concluir que esa casa no es la natal de Manuel Benítez Carrasco. El poeta nació justo en una casa de enfrente, en la vivienda parroquial que había enfrente, anexa al lateral de la iglesia del Salvador. Esta casa fue quemada durante la II República.
Benítez Carrasco vio la luz en la casa parroquial, donde su tío era coadjutor. Pero en 1925 el tío fue nombrado director del Reformatorio de San Miguel y debieron abandonarla. Se mudaron a vivir enfrente, al número 2 de esta plaza del Salvador (hoy calle Pagés), donde permanecieron de alquiler hasta 1931. Es decir, el futuro poeta vivió en esta casa hoy ruinosa desde los tres a los nueve años. A partir de 1931, la familia se fue a vivir a las Cuatro Esquinas, en Fajalauza.
La placa equivocada fue colocada en 1989 por la Asociación de Antiguos Alumnos del Sacromonte, en el año 1989. Por aquellas fechas Benítez Carrasco estaba en Méxco y no hubo buena comunicación entre quienes pusieron el azulejo y el rapsoda. De manera que en vez de rotular en la placa que había vivido allí en su niñez, pusieron equivocadamente que había nacido allí. Cuando regresó el homenajeado y la vio, calló y no aclaró el equívoco. Ya había desaparecido la casa parroquial y no había dónde poner el recuerdo.
Todos estos extremos fueron aclarados por los hermanos de Benítez Carrasco al autor de su biografía, el catedrático y escritor Rafael Delgado Calvo-Flores, que lo explica con todo detalle en su libro.
Casa parroquial que existía en el lateral del Salvador, quemada durante la II República.
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