PRENSA: Fallece el coleccionista de arte Francisco Jiménez
Francisco Jiménez también fue un incansable defensor del Albayzín, como vecino del barrio, conocedor de la vida del Albayzín desde su atalaya natal en la Cuesta de los Chinos y el Paseo de los Tristes, o posteriormente de la Casa Ajsaris en la calle Zafra. Formó parte de la Asociación vecinal del Bajo Albayzín prácticamente desde sus inicios y fue la memoria viva del barrio y sus gentes, defensor permanente de la cultura y el patrimonio del Albayzín, un barrio tan querido para él como olvidado de las autoridades. Paco siempre estará en nuestra memoria.
El coleccionista de arte granadino Francisco Jiménez ha fallecido en Granada, tras haber vuelto ayer de Madrid, donde se había trasladado junto con su compañero y copropietario de la colección de Casa Ajsaris, Juan Manuel Segura, para recoger la obra ‘La jaula’ de José María López Mezquita, que ha formado parte de la exposición temporal ‘Invitadas’, organizada por el Museo del Prado. Precisamente, su última foto, publicada en las redes sociales, le mostraba junto al cuadro, expuesto en la pinacoteca nacional. Jiménez arrastraba problemas hepáticos desde hace años, pero nadie esperaba el fatal desenlace, que ha conmovido profundamente al barrio del Albayzín, donde ambos residían y donde Jiménez era una figura muy querida. Será enterrado mañana domingo.
Francisco Jiménez comenzó a coleccionar arte junto con Juan Manuel Segura en los años 70, cuando ambos se iniciaron en una afición que se ha convertido con el tiempo en uno de los puntales de su fecunda vida. Su extraordinaria sensibilidad, su afabilidad en el trato, su gran capacidad para hacer amigos, fueron convirtiendo a los propietarios de Casa Ajsaris en un elemento importante dentro de las dinámicas de un barrio que el ahora fallecido siempre defendió sin aspavientos, pero con firmeza, haciéndose partícipe de todas las causas que contribuyeran a mejorar la vida de esa zona de la capital, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nunca dijo no a quien le pidió su ayuda para celebrar eventos tan importantes como el Belén navideño o el Día de la Cruz, que siempre fueron fiesta en Casa Ajsaris por la extraordinaria calidad de las piezas que incluyen su colección o por el mimo con el que Francisco se subía donde hiciera falta para completar las decoraciones en la fiesta más primaveral de Granada.
Sus familiares han destacado su extraordinaria serenidad interior y su humildad. También, que se ha ido como vivió, sin afán de protagonismo, sin apenas hacer ruido. Granada pierde a uno de los mayores defensores de su patrimonio. Y lo pierde, por desgracia, sin saber qué va a ocurrir con la colección de arte que él creo, una de las más importantes de Granada, que podría marcharse a otra ciudad sin que quienes debieran impedirlo otorgándole un espacio acorde lo hagan.
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