PRENSA: Reclaman una «comisaría ambulante» en calle Elvira contra la inseguridad vecinal
Residentes y comerciantes del Bajo Albaicín narran a IDEAL intentos de robo, trapicheos y supuestas okupaciones en la zona a la vez que exigen medidas
El miedo entre algunos vecinos de calle Elvira es constante y, sobre todo, nocturno. No saben ya qué hacer para desprenderse de una sensación de inseguridad permanente que les hace vivir incómodos en un barrio de la capital con una ubicación privilegiada, que rezuma historia y, a veces, también sobresaltos.
Un grupo de «ocho o nueve jóvenes de origen magrebí», según recalcan, es ahora la principal causa de sus desvelos. Afirman que se trata de unas personas que se han instalado en el Bajo Albaicín y que suelen bordear la ley como ‘modus vivendi’. Aseguran que son nómadas a la hora de actuar en el barrio y que «campan» por las inmediaciones de calle Elvira «a sus anchas». Sospechan incluso que han okupado una vivienda cerca de la placeta de la Casa Cuna y piden a la Subdegelación del Gobierno y a los políticos locales una solución.
Problema «cíclico»
La inseguridad en esta parte de la urbe, como recuerdan, no es algo nuevo; es un problema «cíclico» que ya ha provocado en otras ocasiones dispositivos policiales ‘ex profeso’ para frenar anteriores brotes de delincuencia. La salida pasa, en opinión de algunos residentes y comerciantes, por garantizar la presencia policial día y noche.
Para que el temor no les quite el sueño, estos vecinos reclaman una suerte «comisaría ambulante» en la zona, o lo que es lo mismo: que haya una vigilancia permanente de un coche de Policía para prevenir situaciones como las que han sufrido o presenciado. Incluso abogan por rescatar la figura «del sereno» para sentirse más protegidos. Explican que ya han trasladado sus quejas al Ayuntamiento de Granada y a otras instancias. Pero todo sigue igual, dicen.
Los afectados, que han narrado a este diario sus propias vivencias, muestran la foto de un escrito con sello de registro de julio y dirigido al Ayuntamiento. En él advierten de que «el día menos pensado» van a tener que lamentar «una tragedia». En el documento, alertan de que «desde hace algún tiempo se está deteriorando a pasos acelerados la vida social de la calle Elvira y aledaños». Hablan de esa presencia de jóvenes, «al parecer, desocupados», así como de «tráfico de estupefacientes» y de pisos alquilados donde incluso «se ejerce la prostitución». Exponen que algunos de los comerciantes que regentan tiendas en este rincón de la capital se sienten «intimidados» y ven «en peligro» sus negocios, «ya que les roban continuamente».
M. es comerciante de la zona y es de origen magrebí . Con su testimonio quiere dejar claro que tras las quejas vecinales no hay racismo, sino una verdadera intranquilidad. «Un día estaba en la puerta y vino uno y me pidió un euro. Le dije que no y me sacó un cuchillo y me preguntó: ‘¿Y ahora que te hago?’». Al final se fue sin robarle y por eso M. no denunció. «No me siento seguro; estoy pensando dejar la tienda», agrega. La tiene abierta desde hace cinco años.
J. es otro vecino la zona. Afirma haber tenido que intervenir en distintas ocasiones en auxilio de sus vecinos. «He retenido a mucha gente que ha robado a otros», indica, a la vez que dice que no siempre son los mismos quienes cometen las fechorías. Cree que vienen de otras provincias y que «se van de donde tienen presión». Por eso, reclama que haya «más policía de barrio y continuamente».
P. R. vio desde su balcón cómo un individuo daba «bofetadillas» recientemente a un transeúnte para «robarle la cadena». Lo estaba «intimidando» así que chilló y logró abortar la sustracción. Acto seguido, el frustrado ladrón «le dio una patada» a su puerta. Quiso entrar, aunque finalmente se fue. «En calle Elvira no hay seguridad. Anoche, (por la noche del lunes), cuando salí a fumar vi a una señora de 70 años que se sintió intimidada y tuvo que dar marcha atrás para irse por Gran Vía, cuando su casa está dos puertas más abajo. No hay derecho».
L. es otra vecina y lleva unos 15 años habitando en una bocacalle de la céntrica calle Elvira. «No somos gente de paso, llevamos muchos años viviendo aquí y estamos viendo que desde antes del confinamiento se están produciendo muchos episodios que está deteriorando esta zona». Según ella, el citado grupo se mueve de un punto a otro de la vía, se afinca e incluso «está okupando casas».
C. cree que vienen a este lugar en concreto «porque se corre la voz, porque por WhatsApp están conectados». Calle Elvira les atrae ya que tiene «facilidad de escape» y «turismo para robar». A su juicio «es un problema político muy grave» y no se puede permitir que se instalen «mafias ilegales» en la sociedad granadina que se dedican «al pillaje».
Por todo ello han solicitado al Gobierno local «que adopte las medidas oportunas, a fin de que esta calle emblemática de la ciudad no se convierta en un nuevo gueto». Han sido «muchas» las llamadas que estos residentes han realizado a Policía Nacional y Local en lo que va de año.
Policía
Los avisos, en el caso de la Policía Local de Granada han dado lugar a «seguimientos para prevenir el menudeo (tráfico de estupefacientes a pequeña escala)». Se trata de servicios «periódicos», según explica un portavoz de la Policía Local, que detalla que suelen realizarse «dos o tres veces en semana».
De las quejas del vecindario tiene constancia la Policía Local tanto por los avisos telefónicos que reciben en sala, que provocan una reacción policial inmediata, como por las denuncias que se trasladan en la junta de distrito.
Por su parte, fuentes de Subdelegación del Gobierno en Granada indicaron a este diario que en «ese distrito se cuenta ya con una comisaría de Policía, con lo que la petición vecinal de comisaría ambulante carece en la actual situación de sentido».
Respecto a la presencia policial en la calle Elvira ensalzan «el continuo patrullaje por parte del G. A. C. (Grupo de Atención al Ciudadano), con una respuesta rápida a las demandas de los ciudadanos que requieren sus servicios a través de llamadas al 091 (CIMACC)». Asímismo, «por parte de la U. P. R. (Unidad de Prevención y Reacción), se establecen Planes de Prevención de la delincuencia en la zona Centro». En franjas nocturnas, los efectivos de G. A. C. «son de servicio 24 horas y por parte de la U. P. R. se establece también servicio nocturno los viernes». No obstante, la Subdelegación garantiza que «para una mayor tranquilidad» se va a aumentar la presencia policial.
Entre el 1 de junio y el 18 de agosto de 2019, en el distrito Centro se formularon 161 denuncias, 34 de ellas de calle Elvira. En el mismo período de este año se han formalizado 134, 37 de ellas de la referida zona. Ha habido por tanto una disminución si se analiza el total en el distrito, aunque la cifra en la zona se mantiene con una leve subida (tres denuncias más).
Según consta en archivos policiales, en esos períodos anteriormente reflejados y de los delitos que motivan la inquietud vecinal (lesiones, amenazas, robos con violencia e intimidación, okupación de inmuebles, agresiones sexuales y tráfico de drogas) en el año 2019 en la calle Elvira constan seis hechos. En el mismo período de 2020, rezan ocho. Dos más.
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