PRENSA: Los delitos de los menores inmigrantes en Granada en la última semana: agresiones, tirones y una decena de robos
Tres de los agresores iban ‘colocados’ con disolvente y marihuana | Algunos de los jóvenes deben someterse a terapia para desengancharse del pegamento, el hachís o el alcohol
Leer en Ideal, 18-11-2017
El pasado martes, tres jóvenes magrebíes fueron arrestados en las propias dependencias de los juzgados de Menores de Granada por agredir a los agentes del Grume. Veinticuatro horas después, el titular del tribunal de Menores 2, Francisco Maldonado, ordenaba el encierro cautelar -una figura similar a la prisión provisional que se aplica a los adultos- de los tres presuntos agresores por atentado contra la autoridad.
En paralelo, Emilio Calatayud, el juez de Menores 1, condenaba a ocho menores originarios del norte de África que organizaron un motín en un centro de protección de la capital hace unos meses.
Y cuando aún no había acabado el miércoles, otros tres muchachos de nacionalidad marroquí fueron detenidos por, presuntamente, asaltar y golpear a una joven en el barrio del Realejo. La Policía Local de Granada logró detener a los tres menores después de golpear a una mujer a la que le robaron un teléfono de alta gama y un sobre con 205 euros. Los tres iban ‘colocados’ con disolvente y marihuana. Los agentes localizaron a los tres menores en las inmediaciones del centro de acogida inmediata donde se encontraban.
El jueves, y tras comparecer en los juzgados, estos tres menores fueron enviados a distintos correccionales de Andalucía por la presunta comisión de un delito de robo con violencia y otro de lesiones.
Por orden judicial, todos ellos deberán someterse a terapia para desengancharse del pegamento, el hachís, la ‘maría’ y el alcohol.
Los trabajadores de algunos de estos centros de acogida de Granada han emitido un escrito a la Junta de Andalucía en el que advierten de la difícil situación que están atravesando y denuncian que están desbordados por la avalancha de menores inmigrantes, pero sobre todo por el perfil de estos -con adicciones y problemas de salud mental tras llevar años viviendo en la calle-. Sin contar los problemas de inseguridad generados tanto dentro como fuera de los centros de acogida.
«En estos momentos, existe un gran problema. Nuestros centros no están preparados para atender a esta población, necesitan establecimientos específicos donde curar sus adicciones y problemas de salud mental. Ahora mismo nos hemos convertido en centros meramente asistenciales y así no se puede trabajar», apunta una trabajadora de un centro de menores que prefiere no identificarse.
En estos momentos, el centro Ganivet se encuentra sobreocupado con más de 38 personas atendidas. aunque la cantidad fluctúa según los días, llegando incluso a los 60 cuando está preparado para 25. En Víznar han tenido que habilitar el albergue municipal para disponer de cien plazas. «No paran de llegar en pateras, en los bajos de camiones o como polizones al puerto de Motril».
Fuentes consultadas en la Policía Local han confirmado un incremento de problemas de seguridad vinculados con este colectivo en los últimos meses, tales como los robos o tirones en las inmediaciones de la Alhambra, Albaicín, Paseo del Salón o las quedadas para protagonizar peleas y después colgarlas en las redes sociales. La Guardia Civil también ha ratificado que es raro el día en que no hay una o dos denuncias por fugas de estos menores del albergue de Víznar .
Los últimos incidentes
Solo por recordar los episodios más recientes, la noche del miércoles robaron a una mujer en la plaza de san Cecilio; el martes agredieron a cuatro policías en Fiscalía de Menores; el lunes hubo dos detenciones en el Albaicín por tirones de bolso; sin olvidar que la Policía Nacional detuvo a dos de ellos en este mismo barrio hace menos de una semana acusados de una decena de robos. «No son grandes delitos, pero son los típicos que se van acumulando y van sembrando cierto temor entre los vecinos», apunta un policía nacional consultado por este periódico.
Todo ello sin olvidar las situaciones de estrés a las que están sometidos los trabajadores de los centros de acogida a quienes también roban, amenazan o agreden, tal y como vienen denunciando. «No es justo privar de una oportunidad a estos chavales de tan corta edad, pero hay que hacerlo dándole soluciones efectivas y no mareándolos de un centro para otro sin ofrecerles una alternativa viable para integrarlos en la sociedad», apunta un trabajador.
Víctor, un vigilante de seguridad de la Estación de Autobuses de Granada, ha confirmado a este periódico que desde hace un mes o mes y medio es rara la noche o la tarde en que no aparece un grupo de cuatro o cinco de estos menores tratando de infiltrarse en los maleteros de los autobuses que se dirigen a Madrid o a Barcelona. «Vienen para tratar de colarse en los autobuses y en las últimas semanas cada vez más. No generan ningún otro tipo de problemas», advierte.
Esta es la radiografía de una realidad que ha puesto en jaque a los centros de acogida inmediata y que cada día está llenando los juzgados de Menores, e incrementando las actuaciones policiales por delitos como los descritos anteriormente.
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