PRENSA: La ONU premia el fomento de la integración social en el Albaicín
Un proyecto de tres estudiantes de Arquitectura persigue la simbiosis generacional en el barrio morisco
Leer en Ideal, 24-03-2016
Una guardería atendida por la tercera edad. Un comedor social. Un centro de visitantes. Todo ello en la ribera del Darro. La intención principal es recuperar los valores del Albaicín e integrar a los mayores. El proyecto lo han desarrollado Federico del Río Molina, Carlos Soria Vallecillo y Ernesto Urquízar Quesada, alumnos del último curso de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Granada (UGR).
Su trabajo ha sido presentado en Naciones Unidas y ha obtenido una mención de honor en el concurso ‘Integrated Communities: A society for all ages’. Está organizado por International Council For Caring Communities, una vertiente dentro de Naciones Unidas, que se ocupa del desarrollo y mejora de la calidad de vida de las personas de la tercera edad luchando contra el envejecimiento a nivel global. Para ello, cada dos años convocan este concurso de ideas arquitectónicas en el que, de forma individual o grupal, cada propuesta tiene que intentar resolver este problemática en su entorno.
«Nosotros desarrollamos una idea que se materializa como un edificio a lo largo de la ribera del Darro, frente al paseo original, como un paseo paralelo que recogerá muy diversas funciones que promueven el intercambio cultural entre locales y visitantes, así como una simbiosis generacional que recupere los valores del Albaicín. De esta forma, el edificio se plantea como un paradigma de accesibilidad donde todos los usos se generan a modo de planta libre, donde jóvenes, mayores y turistas pueden compartir experiencias; un intercambio cultural que permite a los mayores convertirse en guías turísticos del barrio, un servicio de guardería donde la tercera edad se ofrece al servicio de las familias jóvenes que trabajan durante el día, un comedor social que se servirá de los productos que genere la cubierta vegetal, una cubierta transitable y adaptada a los mayores, estableciendo un contacto delicado y adecuado al lugar y el paisaje, recuperando los valores agrícolas de la Vega. Esta propuesta culmina con la recuperación, a su vez, del antiguo Hotel Reúma como centro de visitantes de la Alhambra, generando un contacto más cercano a la ciudad con el monumento», relata Carlos Soria Vallecillo.
Nueva arquitectura
Estos tres jóvenes se presentaron al concurso, al que concurrían estudiantes de diferentes universidades, para desarrollar y exponer a nivel internacional la forma en que comienzan a entender la arquitectura, además, de valorar esta competición como «una puerta abierta a muchas otras posibilidades gracias a su difusión y el contacto con una organización tan relevante como Naciones Unidas».
Su propuesta busca «conciliar y resolver una serie de problemas dentro del histórico barrio del Albaicín, partiendo de la problemática principal del envejecimiento, ya que cuenta con más de un 20% de población mayor de 65 años, ligada a una serie de problemas de accesibilidad y carencia de servicios, así como una imposición del turismo masivo que están minando la calidad de vida del barrio», destacan .
La organización encargada del concurso invitó a exponer el proyecto a estos alumnos en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el día uno de marzo. «Tanto la organización del concurso como la Universidad de Granada se implicaron muy gratamente, facilitándonos los gastos del viaje, el transporte y la estancia en Nueva York, desde el 29 de febrero hasta el 6 de marzo».
Optimistas ante el futuro
En Granada, estos futuros arquitectos dicen que se está produciendo también una aproximación entre la Universidad, la ciudad y los alumnos. «De forma progresiva estamos notando un acercamiento de la Universidad y la Escuela de Arquitectura al alumno, mediante propuestas, actividades y concursos. Además, el aprovechamiento de estas oportunidades también depende fundamentalmente del alumno y su interés o motivación por este tipo de trabajos que suponen un esfuerzo y abandonan, en cierto modo, la línea de trabajo académica», argumentan.
De cara al futuro y al preguntarles sobre la situación de la arquitectura son ‘optimistas’. «A pesar de la situación tan crítica que hemos sufrido, no dejamos de pensar que nos encontramos frente a un momento de cambio y oportunidad donde la arquitectura debe asumir un papel reformador a nivel social. Como estudiantes nos sentimos responsables de este nuevo rol de la profesión, dejando a un lado los excesos que han acompañado a la figura del arquitecto durante estos últimos años», concluye Carlos Soria.
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