Grafitis en tierra de nadie
Los políticos se han propuesto acabar con los grafitis en Granada con medidas más duras, como la colocación de cámaras y multas más altas. El mítico colectivo LJDA espera la autorización del Ayuntamiento para celebrar aquí su 20 aniversario con un grafiti colectivo.
Leer en GranadaiMedia, 28-09-2015
Veinte años después de que apareciesen los primeros grafitis, Granada ha decidido iniciar su particular cruzada contra ellos. Cámaras de vigilancia, multas y brigadas de limpieza son las armas que el Ayuntamiento esgrime para acabar con estas pintadas. Pero ocurre que esa delgada línea que separa al arte del vandalismo en este debate deja muchas veces a los grafitis en tierra de nadie.
La necesidad y urgencia de estas medidas ponen sobre la mesa la incapacidad de otras para combatir los grafitis ‘dañinos’. Después de todo un año del Plan Granada+Imagen, donde se han liberado unos 54 muros para que quienes pintan puedan hacerlo con todas las de la ley, este plan ha demostrado no ser suficiente.
Se han dibujado las paredes del botellódromo o Cuesta Escoriaza, pero sólo algunos grafiteros piden permisos. El pasado jueves lo hizo el mítico grupo de hip hop LJDA (Los Jinetes del Apocalipsis), un grupo de unos 60 artistas que celebrará el 20 aniversario de su origen con una pintada colectiva en Granada. Eso, si nadie se lo impide. Barajan una fecha, Semana Santa, y un muro, el túnel que baja por la autovía hacia el Florío.
Cumplen todas las condiciones para recibir la autorización del Ayuntamiento: no se trata de un lugar protegido.
En el lado opuesto, están las 31 sanciones de este 2015 a grafiteros pillados in fraganti y las 16 diligencias que se han abierto por ser pintadas en edificios protegidos.
Ocurre que entre los grafitis autorizados y los que no, se dan situaciones contradictorias. Grafiteros como El Niño de las Pinturas, uno de esos artistas al que invitan a lo largo y ancho del mundo para pintar, y que aquí lo mismo se le reconoce (con exposiciones públicas) que se le denosta (con multas de casi 3.000 euros) se han topado con ese limbo.
Dice Raúl Ruiz que la figura de los permisos para hacer grafitis no ha existido claramente en Granada hasta hace muy poco. Y eso le ha llevado a situaciones como obtenerlo de quienes habitan en el edificio y tener que pagar después al consistorio porque no servía el acuerdo. Le ocurrió con un muro a las espaldas del Colegio de Santo Domingo y habló con las monjas, que le dieron la autorización. Tuvo que pagar al Ayuntamiento 2.100 euros.
“En vez de vigilar con cámaras las calles lo que deberían hacer es rehabilitar los edificios”, dice El Niño de las Pinturas. “No podemos andar multando a niños con 3.000 euros por pintar edificios que se están cayendo, o las paredes colindantes en ruinas”. La gente está “sin casa, las asociaciones sin sitio, y Granada está llena de monumentos que no se pueden ni mirar”, argumenta.
Él forma parte de ese colectivo que ya ha pedido autorización al Ayuntamiento para pintar.
Los vecinos proponen cortar el problema de los grafitis de raíz. Lola Boloix, de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, reconoce el arte de algunos de ellos pero expresa que la mayoría sólo hunde la imagen del barrio. “El problema es alarmante” y la “simple decisión de que quieran poner cámaras nos habla del fracaso absoluto de Ayuntamiento y Junta para arreglarlo”. Boloix avisa de que las cámaras “les van a durar un cuarto de hora”.
“El Albaicín antes era blanco y verde y, aunque los grafiteros tengan razón y pinten en casas medio derruidas, no deberían hacerlo”. La presidenta de la asociación de vecinos ve una clara diferencia entre Granada y Málaga, donde “sí se ha actuado” con urgencia para dar solución al problema de las pintadas en lugares protegidos. Aquí la “fama” de quienes firman las paredes tarda años en ser borrada. “Si se limpiara de inmediato” no provocaría un efecto llamada, defiende.
Telesfora Ruiz, que dejó Movilidad para hacerse cargo de Medio Ambiente, cree que la diferencia entre lo que es arte y lo que es un acto vandálico está clara. “Firmas y mensajes sin sentido no son una obra de arte” sino prácticas de algunos que sólo quieren comunicar algo “a costa de un entorno protegido o de las fachadas” de los vecinos.
En una ciudad patrimonial como Granada, “hay espacios que no es conveniente rellenar de grafitis”.
Para la concejal, es una “barbaridad” lo que ocurre en zonas como el Albaicín y considera que poner en práctica medidas como las cámaras de vigilancia o el endurecimiento de multas es algo necesario.
A falta de que el TSJA dé su autorización para que el Ayuntamiento ponga las cámaras en algunos sitios estratégicos del Albaicín, como el Arco de las Pesas o la Puerta de Monaita, Granada pretende activar otras medidas.
Multas más duras
El objetivo prioritario del equipo de gobierno es endurecer las multas, ahora la mayoría de las sanciones administrativas castigan a los infractores con multas de unos 700 euros. Quieren llegar a los 1.500 euros.
Brigadas de limpieza
A partir del 1 de noviembre se activarán diversas patrullas de limpieza que podrán actuar sólo con el permiso de las comunidades de vecinos, ya que de lo contrario no se puede intervenir en una fachada privada. Lo harán, sobre todo, en las zonas más afectadas: Centro Sagrario, Albaicín y Realejo.
Concienciación en las aulas
Después de un año de funcionamiento, el Ayuntamiento pretende seguir con el programa educativo que a través de módulos de formación intenta transmitir la diferencia entre el arte de los grafitis y las pintadas vandálicas. En el pasado curso participaron 12 centros educativos y 523 alumnos.
Ayudas a los vecinos para limpiar fachadas
La subvención de un 50% a los vecinos para limpiar sus fachadas de grafitis también continuará. Además de la aplicación móvil con la que los vecinos podrán alertar de que hay pintadas para que se limpien lo antes posible.
Pintar en lugares protegidos está prohibido. Ahí no hay duda. El mural en que se ha convertido el Arco de las Pesas es un ejemplo de que los grafitis pueden hacer daño al patrimonio, aunque la ineficacia de las instituciones, sea Ayuntamiento o Junta, a la hora de limpiarlos de inmediato da una idea de lo irónico que resulta llamar a este lugar protegido.
Por eso, los vecinos creen que esta actuación que ahora es prioritaria no es más que la consecuencia de los muchos palos de ciego que se han dado respecto a los grafitis a lo largo de los años.
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