20 años de incumplimientos: La degradación del Albayzín

Hoy se han presentado las conclusiones DEL SEMINARIO  DE REFLEXIÓN SOBRE LA CONSERVACIÓN DEL SITIO DECLARADO ALHAMBRA – GENERALIFE – ALBAYZÍN,  1984 – 1994 – 2014, celebrado en Diciembre de 2014, auspiciada por el Centro UNESCO Andalucía y en la que esta asociación participó junto con otras entidades locales y representantes de las distintas administraciones.

 Las conclusiones generales reflejan una situación que venimos denunciando reiteradamente: «que en el transcurso de los años […] han acaecido circunstancias que incurren en el incumplimiento de las obligaciones derivadas de la Convención [sobre Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la UNESCO]» y que «dichos incumplimientos […] han supuesto una importante degradación de sus valores materiales e inmateriales, aquellos por los que este histórico barrio de la ciudad de Granada se incorporó al expediente de declaración de la Alhambra y Generalife […] como testigo conservado y habitado» de un urbanismo y una arquitectura tan singular como la que tenemos.

¿Y quién ha incumplido sus obligaciones? Pues evidentemente todas las administraciones tienen su parte de responsabilidad en esta situación, pero sin duda destaca la administración local como la máxima responsable, pues del ayuntamiento depende la tutela integral del barrio.

Citamos:

El documento de conclusiones,exige el cumplimiento de las obligaciones contraídas, es decir, apela a que de una vez por todas las administraciones, la local, la regional y la estatal, asuman sus responsabilidades.

De forma constructiva, presenta un decálogo de exigencias y propuestas para corregir esta lamentable situación:

1-Que se apruebe el Plan Especial de Protección del Albaicin y Sacromonte y que «se adhieran escrupulosamente a los principios y valores fundamentales del expediente de declaración de la UNESCO»

2-Que se pongan en marcha mecanismos de coordinación eficaz entre la Alhambra y el Albaicin para mejorar la gestión cotidiana del ámbito.

3-Que las dos administraciones que gestionan el ámbito tracen estrategias conjuntas de actuación para poder llevar a cabo los proyectos que necesiten.

4-Que para ello es necesario una refundación total de la Agencia Albaicín, para que ejerza una función transversal capaz de incorporar la participación vecinal y coordinar las propias áreas municipales con competencias en este barrio patrimonial vivo, y entre instituciones públicas y privadas y así adquirir carácter de órgano de gestión integral, con capacidad ejecutiva real.

5-Que se haga cumplir siempre la legalidad urbanística y que se re instaure la oficina técnica municipal del Albaicín.

6-Que se constituya un consejo de participación ciudadana que propicie una mayor integración, responsabilidad y otorgue un papel activo a las asociaciones vecinales y colectivos sociales, comerciales, culturales en la toma de decisiones relativas al barrio.

7-Que se estudien con rigor los pavimentos del barrio, y se defina un catálogo claro y coherente de intervenciones con criterios técnicos y patrimoniales que garantizan grados aceptables de comodidad para vecinos y visitantes a la vez que se preservan los valores patrimoniales de los espacios en su conjunto. Y a su vez que se hagan estudios coherentes de accesibilidad.

8-Que se elabore un plan efectivo para eliminación de todos los elementos que producen contaminación visual.

9-Que se procure la creación de un centro de investigación y gestión cultural que potencie todos los valores culturales existentes.

10-Que se intervenga urgente sobre todos los elementos patrimoniales, pertenecientes a todos los niveles de la administración, que actualmente están en estado de abandono, ruina o peligro de desaparición.
 

El deprimente estado del Albaicín a todos los niveles ya no es una observación que sólo hacemos los vecinos, sino que es una observación compartida y constatada con expertos y profesionales. En el seminario se trataron asuntos patrimoniales, pero todos sabemos que hasta los asuntos cotidianos fallan en el barrio: gestión de residuos, limpieza, movilidad, servicios…

En resumen, a pesar de algunos tímidos avances y logros puntuales, podemos afirmar sin titubear que el balance es negativo, han sido 20 años de fracaso de gestión y que a cada año que pasa ese fracaso se hace exponencial y la situación va a peor.

Es hora que la clase política esté a las alturas de las circunstancias, que trabajen diligentemente, sin lamentaciones y ni acusaciones, asumiendo sus responsabilidades con seriedad y rigor para poder conservar el barrio como un lugar patrimonial, vivo y habitado.

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