Por un Plan de Movilidad con Participación Vecinal
Este miércoles 11 de marzo a las 8:30 de la mañana se celebrará un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Granada para abordar los problemas que está causando la implantación del nuevo Plan de Movilidad de la ciudad. En el Albaicín conocemos bien los resultados de planes y decisiones de movilidad tomadas con una deficiente participación vecinal o poniendo intereses puntuales —con la excusa del «turismo»— por delante de los intereses generales de todo el barrio.
Por ejemplo: el desvío del servicio público de autobuses por la Carretera de Murcia los fines de semana para —supuestamente— descongestionar una «peatonalizada» Carrera del Darro-Paseo de los Tristes mientras que al tren turístico —concesión a una empresa privada— sí se le sigue permitiendo circular por tan emblemática calle, junto con multitud de taxis o los vehículos particulares de bodas que se celebran en la zona. Esto es sólo la punta del iceberg de los problemas de movilidad del Albaicín, un botón de muestra de las incongruencias del actual gobierno municipal en esta materia. Aunque el Plan de Movilidad lo contempla, sigue sin regularse de manera efectiva la compatibilidad peatón-vehículo en los puntos más conflictivos del barrio y se generan verdaderas situaciones de riesgo, tanto para vecinos en su quehacer diario, como para turistas, sobre todo en fines de semana. A pesar de regularse el tamaño de los microbuses turísticos privados y otros vehículos de carga, la prórroga concedida para su adaptación a las características del barrio no impide que, mientras tanto, su excesivo tamaño siga generando situaciones de colapso e incomodidades. El propio tren turístico colapsa la circulación cada vez que hace una parada o cada vez que algún incidente le impide circular con normalidad. El aparcamiento indiscriminado de vehículos en cualquier esquina, junto a murallas y monumentos, ocupando plazas e incluso en las puertas de los vecinos sigue siendo una constante, todo lo cual ya no solo genera situaciones de peligro, sino que deteriora el patrimonio histórico y menoscaba el uso y disfrute del espacio público. Y ya no digamos la impunidad que ha generado la inexistencia total de controles de velocidad dentro de un barrio eminentemente peatonal, en el que muchas señales parecen meros adornos, porque luego no se controla que se cumpla la velocidad establecida.
Estos son algunos de los resultados de un «plan de movilidad» mal concebido y erráticamente implantado en el Albaicín, pero no es una excepción en la ciudad, en general el plan provoca deficiencias y fallos en la movilidad en todo Granada. También sufrimos, como un barrio más, la irracional multiplicación de transbordos —con sus tiempos, aglomeraciones y cambios de paradas— cuando pretendemos coger el autobús para ir a cualquier parte del sur, del norte o del oeste de una ciudad que en realidad no es muy extensa. También vemos cómo ha aumentado el uso del vehículo privado —curiosamente, resultado opuesto a lo pretendido en el plan— con el consiguiente colapso de la circulación urbana en horas de máxima afluencia. También somos víctimas de la falta de conectividad efectiva a través del transporte público con la extensa área metropolitana o con puntos neurálgicos como la Estación de Autobuses. También padecemos las deficiencias que ofrecen los «intercambiadores» de Palacio de Congresos y Caleta… Es decir, como la de muchos ciudadanos de Granada, hemos visto cómo, a este respecto, nuestra calidad de vida ha empeorado, afectando especialmente hasta a aquellos más necesitados, como personas mayores, discapacitados y niños, entre otros.
Sin duda era, y es, necesario un Plan de Movilidad para esta ciudad. Pero el que se está implantando, no es el Plan de Movilidad que la ciudad necesitaba, y necesita. Desde el momento en que no se contó con la participación activa de la ciudadanía, se sabía que su implantación sería problemática y su efectividad quedaría en entredicho. Sí, el Plan de Movilidad cubrió, bajo mínimos y a duras penas, el expediente del proceso de redacción-aprobación inicial-exposición pública-periodo de alegaciones-aprobación definitiva. Pero a la vista está que no basta con salvar el expediente. Porque seguimos teniendo un Plan de Movilidad irreal, hecho de espaldas a la ciudadanía y cuyos principios y objetivos teóricos están lejos de cumplirse. Un Plan que en su poco tiempo de implantación ha demostrado ser parcial, injusto, e ineficaz.
Un Plan de Movilidad, como todas las iniciativas técnicas que afectan a la vida cotidiana de una ciudad, tiene que hacerse de manera activamente participativa, para hacer confluir los criterios técnicos con el conocimiento y experiencia directa de los ciudadanos y las decisiones políticas. La participación activa es más que cumplir un expediente que es obligatorio por ley. La participación activa sólo es genuina y efectiva si los ciudadanos y colectivos ciudadanos son parte de las decisiones del Plan en todas y cada una de sus fases.
Solo así conseguiremos una movilidad verdaderamente sostenible en lo medioambiental, lo social y lo económico.
Es por ello que la Asociación de Vecinos Bajo Albayzín hace un llamamiento para que los vecinos del barrio y del resto de la ciudad se acerquen al Ayuntamiento y asistan al Pleno Extraordinario de este miércoles, 11 de marzo, a las 8:30 de la mañana, para no sólo mostrar su rechazo a la situación actual de la movilidad en Granada, sino también para, a través de su presencia, exigir una participación ciudadana real y efectiva en un asunto tan primordial como es la movilidad en nuestra ciudad. Porque sabemos que el Plan de Movilidad tendrá que, como mínimo, cambiarse y, cómo máximo, rehacerse. Por todo esto la presencia ciudadana es crucial para que los representantes políticos, tanto los que gobiernan —ahora— como los que están en la oposición —ahora— sepan que para que las cosas salgan bien deben contar con los ciudadanos siempre.
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