Albaicín: Disculpen las molestias
Las asociaciones de vecinos solicitan medio centenar de obras urgentes para arreglar el distrito histórico, coincidiendo con el año en que se ha archivado tras dos décadas de intentos frustrados y desencuentros su plan estratégico
Ideal, 04-09-2014 Javier F. Barrera
El Albaicín, patrimonio de la Humanidad y gloria de Granada, se cae a pedazos. Así se denuncia por parte de los grupos municipales de la oposición del Partido Socialista y de Izquierda Unida y así queda revelado por las peticiones que hacen las asociaciones de vecinos del distrito a la Concejalía de Urbanismo. Se trata de medio centenar de acciones que van desde la colocación de bancos a la restauración de las murallas albaicineras; desde la desratización y desinfección de calles y plazas hasta el ruego para que se instale un parque infantil con columpios en el Sacromonte, «porque los niños del barrio no tienen donde jugar».
Este medio centenar largo de obras urgentes que solicitan las cinco asociaciones de vecinos que componen el distrito -Albaicín, Bajo Albaicín, Albaicín, Sacromonte, Haza Grande y El Fargue- contrastan de forma inmisericorde con la capacidad de las administraciones de distinto signo político para articular el desarrollo del ya imprescindible Plan Albaicín, que años después sigue sin lograr el consenso necesario para ser actualizado y este pasado mes de febrero fue archivado y guardado en el cajón por la propia concejala de Urbanismo, Isabel Nieto.
La imposibilidad que tienen las administraciones (Junta de Andalucía gobernada por el PSOE en coalición con IU, y Ayuntamiento de Granada, con el PP) para ponerse de acuerdo desde hace ya casi un cuarto de siglo en la redacción de un nuevo ordenamiento urbanístico para este barrio, santo y seña de la ciudad, queda así en 2014 certificada para sonrojo de propios y extraños. La peor conclusión es que el plan que hay vigente tampoco ha evitado el deterioro ni ha rehabilitado el barrio, una empresa en la que ya se han gastado infructuosamente 38 años. Lo que se dice pronto.
La cuestión, este verano de 2014, es que se trata de un barrio único en un entorno sin igual que cuenta con la mitad de sus viviendas necesitadas de alguna intervención o rehabilitación y que, con el último encontronazo entre el Ayuntamiento y la Junta, ve desaparecer una inversión que se cuantificó en 52 millones de euros. Se mire cómo se mire, un desastre.
La escena del hundimiento del Plan Albaicín en su enésima versión tomó forma con el anuncio, este mismo mes de febrero, del «carpetazo» por parte del Ayuntamiento de Granada. La concejala de Urbanismo, Isabel Nieto (PP), censuró que tras «el esfuerzo» realizado por el Ayuntamiento para proceder a la revisión de este plan, que está sin actualizar desde 1990, el gobierno andaluz no hubiera elaborado en estos cinco años el informe vinculante sobre la propuesta municipal para poder hacer las subsanaciones necesarias y continuar con su tramitación.
Recordó que el objetivo del nuevo Plan Albaicín era incorporar figuras de protección especial para el barrio del Sacromonte, así como actualizar el documento de acuerdo a las nuevas normativas de suelo, patrimoniales y al propio Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). También se debían incluir los nuevos inventarios de aljibes, miradores y edificios catalogados, entre otros elementos, así como precisar aspectos relacionadas con la pavimentación y la accesibilidad.
La consecuencia es que la pérdida de esta importantísima suma de dinero impide la reactivación del barrio, por mucho que las administraciones saquen adelante proyectos tan interesantes como el de la Casa de Zafra, entendida como centro de interpretación del Albaicín, y que las asociaciones de vecinos tiren a su vez la ‘casa por la ventana’ y convierta en listado de peticiones que cada año a través de cada junta municipal de distrito se eleva al área de Urbanismo en una carta a los Reyes Magos sin ningún tipo de esperanza en que pueda convertirse en realidad. Si los Reyes Magos no terminan de existir, las obras que pueda acometer la Concejalía de Urbanismo en 2015 como mucho afectarán a una docena de estas peticiones, y en pocos casos llegarán a resolver los grandes problemas del barrio granadino. Al final, lo que queda es que estos amplísimos listados de solicitudes de obras elevadas por las asociaciones vecinales son más una radiografía del Albaicín, un quejío, una reivindicación altisonante con la que criticar la dejación municipal por un lado y la falta de entendimiento entre las administraciones implicadas por otros.
De todo tipo
Sorprende también que del medio centenar de solicitudes de obras el abanico sea de una amplitud incomparable: desde reparar murallas a poner bancos. Pero también llama la atención la simpleza y ciertamente sencilla resolución de algunas de ellas. Por ejemplo, la asociación de vecinos de El Fargue tan solo solicita cuatro actuaciones, que, para más inri, son las mismas que se pidieron el año pasado para que se lograran en este y no ha sido posible. Y se trata de poner bancos, arreglar un parque lúdico o unas barandillas de seguridad. Nada ciertamente faraónico.
En el caso del Sacromonte, un barrio demasiado acostumbrado ya a quejarse, 16 solicitudes se convierten en una vergüenza para quien quiera verlas. Por ejemplo: «No existe en el Sacromonte ningún espacio publico donde los niños, los mayores y todas las personas que viven o visitan el barrio puedan jugar relacionarse descansar o simplemente hacer ejercicio. Solicitamos que se construya un parque público con pistas deportivas espacio de juegos para los niños, parque terapéutico para los mayores, bancos y jardines. Existe un lugar adecuado para ello, el descampado llamado campo de fútbol, donde se celebra el día de San Cecilio. En esta intervención se puede adecuar un aparcamiento para los vecinos y construir un espacio de actividades socioculturales. Esta petición se hizo por primera vez en septiembre de 2009». Han pasado cinco años.
Terminamos por donde se empezó. Las dos asociaciones albaicineras coinciden en solicitar unas actuaciones que sorprende que no estén ya culminadas. Se trata de que el Albaicín tenga un centro de interpretación y una ofician de turismo, algo que, simplemente, parece de perogrullo pero que, ciertamente, no cuenta con una atención al visitante. El otro punto coincidente es que reivindican la recuperación de la Oficina Técnica del Albaicín. Mientras todo se resuelve, falta poner un cartel que lo explique todo y diga: «Albaicín en obras: Disculpen las molestias».
1 Comentario
Muy buena composición arqueológica de arquitecturas coetánanes, la mrgen izquierda con Patronato, afortunadamente, y la otra con «PATON NANO» a celebrar.