Brindis por dos flamencos de otra época
GranadaiMedia, 18-06-2014 Álvaro Calleja
Dolores Heredia López y José Ferrer, más conocidos en el mundo artístico como La Comino y El Niño de las Almendras, fueron los protagonistas del homenaje que el lunes por la tarde le rindió la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín.
En la calle Muladar de Doña Sancha, donde tenía su residencia y su peña flamenca El Niño de las Almendras se dieron cita familiares y amigos. Una placa junto a la entrada de la casa, escenario en el pasado de inolvidables noches de fiesta, recuerda que allí vivió el singular cantaor de porte elegante al que su hija María dedicó unas palabras que escribió tras su muerte, hace ahora casi un año.
La presidenta de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, Lola Boloix, recordó la figura de José Ferrer, muy querido entre las generaciones más jóvenes del flamenco.
Muy cerca de allí, en el Carril de la Lona, tenía su casa La Comino, fallecida en octubre de 2011. También en su fachada luce ya una placa dedicada a Dolores Heredia López, la bailaora que inició su incipiente carrera a los 6 años en la cueva de su abuela La Faraona. Su familia se fotografió junto a la placa al igual que hicieran minutos antes los vecinos y la hija de José Ferrer en la casa de este último.
“Eran dos artistas que pertenecían a un flamenco de otra época”, opinó Curro Albayzín, una de las personas que mejor conoció a la bailaora y al cantaor albaicineros. “Simpatiquísimos y graciosísimos, eran únicos –describió Curro-. Siempre los he admirado mucho. A Pepe le recuerdo de cuando iba a las zambras a pedir trabajo aunque él se dedicaba también a las fiestas particulares de los señoritos. A La Comino la conocía desde que era un niño porque nos criamos juntos. Era bellísima. Con ella bailé en el Rey Chico y en las cuevas de los Amaya y de la Faraona, que era su abuela. Siempre hemos estado juntos”.
En la terraza del Mesón El Yunque, el negocio que regenta la familia de La Comino en la plaza de San Miguel bajo, se brindó con limonada en recuerdo de los dos artistas. Lola Boloix se refirió a la necesidad de mantener viva en la memoria colectiva del Albaicín la personalidad y la obra artística de ambos vecinos.
Fue un día de reconocimiento donde no faltó el cante improvisado flamenco y momentos para rememorar algunos de los muchos episodios que protagonizaron en vida los homenajeados. Antonio Heredia, hijo de La Comino, presumía de tener grabado en su teléfono móvil más de un fandango que El Niño de las Almendras improvisaba en medio de la calle, en las noches de fiesta. “Era muy gracioso, muy quijote… Tenía un humor muy albaicinero. La gente de este barrio es distinta”.
Cuenta María, la hija de El Niño de las Almendras que estuvo con él hasta sus últimos días, que su padre quería que, cuando se pusiera bueno, cantasen juntos por Manolo Caracol. “Yo no sabía que mi hija cantara tan bien”, le confesó antes de morir. María le ha dedicado varios fandangos desde su muerte y, aunque ayer intentó arrancarse con uno de ellos, la emoción se lo impidió, optando por recitarlo a su manera:
“En mi corazón llevo tu nombre/ Y tu cante/ En mi corazón/ amarrado en un candado / para que nadie me lo quite / Ay padre/ qué grande fuiste”
El homenaje a los dos artistas forma parte de una serie de reconocimientos que la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín viene dedicando en los últimos años a albaicineros ilustres, entre ellos a Enrique Morente, Ataúlfo Barroso y Miguel Hita.
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