El macrobotellón de la «Fiesta de la Primavera» en el Paseo de los Triste y Plaza Nueva
Un año más tenemos que lamentar la falta de atención municipal ante este acontecimiento que congrega a miles de personas en el Bajo Albayzín desde Plaza Nueva al Paseo de los Tristes y que genera graves problemas para el barrio.
La acumulación de basuras y todo tipo de residuos llenaban todos los espacios, el río Darro aparecía esta mañana deteriorado, lleno de botellas, mesas, sillas, hasta un carrito de la compra en grandes superficies,… Los orines y excrementos llenaban las calles adyancentes, el ruido ensordecedor de tambores provocaba la crispación en cuantos no participaban de esta fiesta, que un año más representa una exaltación del consumo de alcohol sin control de ningún tipo. A ello hay que añadir los problemas para los bienes patrimoniales de la ciudad, tanto monumentales como naturales, que un barrio de estas características no puede soportar esta afluencia masiva y estas actividades.
A todo ello se unen los problemas de dejar buena parte del barrio incomunicado, o los problemas económicos para las actividades económicas de la zona.
Fundamentalmente tenemos que llamar la atención de los ciudadanos ante la degradación ambiental y urbana de esta actividad representa para un barrio patrimonial y con una trama urbana que se ve gravemente afectada por estas actividades. Igualmente denunciamos la falta de medidas municipales eficaces para paliar esta actividad y sus efectos, pese a que con más de un mes de antelación, tanto directamente como en la Junta de Distrito esta Asociación reclamó la adopción de medidas suficientes para evitar estos efectos.
El Bajo Albayzín no sólo ha de soportar esta actividad o las cruces de mayo, que no son sino magnos botellones, sino botellones de cada semana, con toda la degradación monumental, ambiental y urbana que provocan y que no hacen sino provocar la salida de habitantes de las zonas afectadas, aumentando así las dificultadades para regenerar un barrio y hacerlo habitable tanto para quienes residen en él como para quienes lo visitan, y provocando que en unos años se convierta en un centro de ocio sin apenas pobladores.
Granada a 20 de marzo de 2004
El presidente
Manuel Navarro Lamolda