“Visita Granada en furgoneta o autocaravana. En la Abadía del Sacromonte (mágico y chulísimo y pegando al Albaicín), pero atención, solo entrando por la carretera del Fargue, por cualquier otro lado te multarán”.
Desde el pasado domingo y hasta su extinción este jueves, en las labores de extinción han participado un total de 335 efectivos del Infoca, once medios aéreos y 18 vehículos, entre ellos 14 autobombas.
El Infoca ha dado por extinguido en la tarde de este jueves el incendio forestal declarado el pasado domingo en la zona del Cerro de San Miguel, en Granada capital, y que ha afectado, según la medición provisional, 172 hectáreas de arbolado y matorral.
Vecinos de la zona exigen medidas contundentes contra las caravanas, los botellones o las cuevas okupadas.
Solicitan donaciones de particulares y empresas para plantar «hasta un máximo de 60.000 árboles» en la zona.
El incendio forestal declarado el pasado domingo en el Cerro de San Miguel, que ha arrasado 172 hectáreas de arbolado y matorral, ha sido controlado sobre las 20:00 horas de esta tarde, según el director de extinción del Plan Infoca, que informa de que en el lugar permanecerán trabajando en su remate y liquidación cuatro grupos de bomberos forestales, un técnico de operaciones, tres agentes de medio ambiente y tres vehículos autobomba.
El Juzgado de Instrucción número 6 de Granada, en funciones de guardia, ha acordado la puesta en libertad provisional de las dos personas detenidas presuntamente por provocar el incendio ocurrido en la zona de San Miguel.
El incendio que se originó la tarde del domingo en el cerro de San Miguel de Granada, con origen en una barbacoa realizada por dos excursionistas junto al propio mirador, ha reavivado el debate sobre la actuación en una zona en la que las casas cuevas, los okupas y el abandono han traído ya no pocos problemas a la ciudad con el intento de control en varias ocasiones y la existencia de planes para devolver este espacio a la ciudad.
Pedro Fernández ha pedido que «sirva de alerta» ante el riesgo que puede conllevar la «tentación de llevar a cabo cualquier tipo de barbacoa» en un espacio natural.
Colaborará en «poner en movimiento», una vez se dé por extinguido el fuego, lo necesario para reforestar este entorno