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OTRO
gran titular 'La ciudad de los silencios' (viernes 28 de octubre de
2005. Tribuna Abierta. IDEAL por Mariluz Escribano Pueo). No se referirán
ustedes al suyo, a su silencio. Porque tanto hablan, tanto gritan que
les debe quedar poco, muy poco tiempo para el silencio y la reflexión.
Leo de nuevo otro artículo de 'Mujeres por Granada', cansada ya de esta
guerra sin sentido, de tanta intolerancia y de tanta crítica infundada.
Su artículo señora
Escribano es para mí un viaje en el tiempo, vuelvo al tiempo de las
cruzadas y de la Inquisición. Usted habla de 'patrimonio sagrado', de
'manos pecadoras', de 'divinidad', de 'lista negra', de 'castigos
ejemplarizantes'. Ya nos queda claro que ustedes lo único que pretenden
es el linchamiento, sin tener en cuenta lo que los demás opinen;
gobierno elegido democráticamente por todos los granadinos, Comisión
de Patrimonio, Colegio de Arquitectos, ciudadanos que se manifiestan
modestamente a través de pequeñas cartas al Director de este periódico,
etc, etc... ¿Sueña usted por las noches con llevarnos uno a uno a
todos los que considera culpables a la hoguera? O mejor aún, si están
preparando una lista negra, quizás podrían elegir un horno estilo
nazi. Eso sí, ¿clásico, clásico, clásico el horno! ¿Dios mío,
donde vamos a llegar!
No alardeen de
ciudadanía responsable y dialogante. Dialogar significa debatir entre
personas de opiniones distintas y aparentemente irreconciliables en
busca de comprensión mutua. A mí su discurso no me vale, eso no es
dialogo, su visión estética y la mía están enfrentadas. ¿Descalificación
por qué? ¿Cuáles son sus argumentos? ¿Qué no le gusta? Este sí que
es un argumento culinario, ridículo y que no convence a nadie ( retomo
sus palabras). ¿Cuál es su propuesta? La única solución que ustedes
proponen es colocar dos hitos para impedir, según dicen, el paso a los
coches. Esa solución no parece dar respuesta convincente a todo lo que
allí acontece. Creo que dialogar es lo que intenta hacer el arquitecto
Antonio Jiménez Torrecillas cuyo único 'pecado' fue imaginar y llevar
a cabo un proyecto que, hace ya dos años, fue consensuado. Creo que
ustedes lo están tratando injustamente. Creo que esto no es más que el
resultado de un montón de intereses políticos y sociales de los que
ustedes también forman parte.
Pero también creo
que en las universidades de las que usted dice que salieron, sin duda
hace ya muchos años, no les enseñaron qué cosas merecen respeto y cuáles
no como usted afirma. Porque lo que más respeto merece es la persona y
ustedes nos están faltando el respeto al arquitecto y a todos a los que
esta solución nos parece buena.
Me alegro de no
tener que utilizar palabras hirientes para decir lo que pienso y de que
mi voz se escuche, me alegro de tener criterio para poder decidir lo que
me gusta o me disgusta sin tener que amarrarme a la historia, me alegro
de entender no solo el pasado sino también el futuro.
Y si en esta cruzada
ustedes se llaman Mujeres por Granada, yo quiero llamarme Juana de Arco,
quiero subir a caballo a ver ese trocito sagrado de muralla que tanto me
gusta y allí conversar pausadamente con San Miguel 'príncipe de los
espíritus celestiales' sobre los nuevos tiempos que corren y sobre el
futuro que nos espera.
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