¿Quién juzga la muralla? ¿Quién condena la muralla?

IDEAL, 15-11-2005   AR PEINADO RODRÍGUEZ/

OTRO gran titular 'La ciudad de los silencios' (viernes 28 de octubre de 2005. Tribuna Abierta. IDEAL por Mariluz Escribano Pueo). No se referirán ustedes al suyo, a su silencio. Porque tanto hablan, tanto gritan que les debe quedar poco, muy poco tiempo para el silencio y la reflexión. Leo de nuevo otro artículo de 'Mujeres por Granada', cansada ya de esta guerra sin sentido, de tanta intolerancia y de tanta crítica infundada.
   Su artículo señora Escribano es para mí un viaje en el tiempo, vuelvo al tiempo de las cruzadas y de la Inquisición. Usted habla de 'patrimonio sagrado', de 'manos pecadoras', de 'divinidad', de 'lista negra', de 'castigos ejemplarizantes'. Ya nos queda claro que ustedes lo único que pretenden es el linchamiento, sin tener en cuenta lo que los demás opinen; gobierno elegido democráticamente por todos los granadinos, Comisión de Patrimonio, Colegio de Arquitectos, ciudadanos que se manifiestan modestamente a través de pequeñas cartas al Director de este periódico, etc, etc... ¿Sueña usted por las noches con llevarnos uno a uno a todos los que considera culpables a la hoguera? O mejor aún, si están preparando una lista negra, quizás podrían elegir un horno estilo nazi. Eso sí, ¿clásico, clásico, clásico el horno! ¿Dios mío, donde vamos a llegar!
   No alardeen de ciudadanía responsable y dialogante. Dialogar significa debatir entre personas de opiniones distintas y aparentemente irreconciliables en busca de comprensión mutua. A mí su discurso no me vale, eso no es dialogo, su visión estética y la mía están enfrentadas. ¿Descalificación por qué? ¿Cuáles son sus argumentos? ¿Qué no le gusta? Este sí que es un argumento culinario, ridículo y que no convence a nadie ( retomo sus palabras). ¿Cuál es su propuesta? La única solución que ustedes proponen es colocar dos hitos para impedir, según dicen, el paso a los coches. Esa solución no parece dar respuesta convincente a todo lo que allí acontece. Creo que dialogar es lo que intenta hacer el arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas cuyo único 'pecado' fue imaginar y llevar a cabo un proyecto que, hace ya dos años, fue consensuado. Creo que ustedes lo están tratando injustamente. Creo que esto no es más que el resultado de un montón de intereses políticos y sociales de los que ustedes también forman parte.
   Pero también creo que en las universidades de las que usted dice que salieron, sin duda hace ya muchos años, no les enseñaron qué cosas merecen respeto y cuáles no como usted afirma. Porque lo que más respeto merece es la persona y ustedes nos están faltando el respeto al arquitecto y a todos a los que esta solución nos parece buena.
   Me alegro de no tener que utilizar palabras hirientes para decir lo que pienso y de que mi voz se escuche, me alegro de tener criterio para poder decidir lo que me gusta o me disgusta sin tener que amarrarme a la historia, me alegro de entender no solo el pasado sino también el futuro.
   Y si en esta cruzada ustedes se llaman Mujeres por Granada, yo quiero llamarme Juana de Arco, quiero subir a caballo a ver ese trocito sagrado de muralla que tanto me gusta y allí conversar pausadamente con San Miguel 'príncipe de los espíritus celestiales' sobre los nuevos tiempos que corren y sobre el futuro que nos espera.