LOS
barrios históricos del Albaicín y el
Sacromonte llevan demasiados años
esperando el Plan Especial de
Protección que les permita mantener
sus señas de identidad y proyectarse
al futuro.
Han
pasado cerca de cinco años desde que
en marzo de 2004 el Partido Popular
presentara a 'bombo y platillo' el
avance del Plan y tres años desde
que el gobierno municipal del PP
recibiera un aluvión de alegaciones
a dicho avance.
A pesar
del tiempo pasado, del dinero
público gastado, de las ilusiones y
esperanzas puestas ante la inminente
presentación definitiva de la
Revisión del PEPRI Albaicín y del
Primer Plan Sacromonte, la
cartografía que ha servido de base
para la elaboración de los mismos no
refleja la realidad urbanística
actual, sino la del momento en que
fue redactada, es decir hace
¡dieciocho años! Granada puede optar
a salir en el libro Guinnes de los
Record al contar con un alcalde y un
gobierno municipal del PP que ha
redactado un plan sobre una
planimetría errónea, donde al
parecer ni se ha olido el barrio.
¿Serían
ustedes capaces de encargar un
vestido para su hijo o su hija que
ya ha cumplido dieciocho años con
las medidas que tenía recién nacido?
Esto es
lo que ha hecho el alcalde y el
gobierno municipal del PP: encargar
la redacción, la revisión del PEPRI
Albaicín y una nueva redacción para
el Sacromonte, es decir de los dos
barrios históricos más emblemáticos
de nuestra ciudad (uno de ellos
reconocido por la UNESCO como
Patrimonio de la Humanidad), con los
datos de hace dieciocho años, sin
tener en cuenta las transformaciones
urbanísticas que han sufrido, sin
querer reconocer las irregularidades
e ilegalidades urbanísticas, sin
querer admitir las viviendas y/o
elementos de interés, catalogados,
que han ido desapareciendo, que se
han perdido; sin querer ver los
jardines que han desaparecido bajo
el ladrillo y el hormigón; sin
querer reconocer la conversión de
terrazas con techumbres de chapa;
sin querer analizar el catálogo de
edificaciones, algunas ya
desaparecidas, otras abandonadas y
otras sobre las que pende la amenaza
de la más fiera especulación, etc.
etc. etc. Sin querer, en definitiva,
sentar las verdaderas bases que
permitiera, no sólo conocer los
cambios sustanciales que han
experimentado los dos barrios en
estos últimos 18 años en que ha
estado vigente el PEPRI anterio,
sino que regulara y pusiera freno a
la tendencia actual de
incumplimiento y desorden.
Lejos de
ello, las principales propuestas que
se realizan tienen un marcado acento
especulativo a la vez que se abren
los barrios al tráfico privado. La
pescadilla que se muerde la cola.
Más viviendas que, según la política
del alcalde de Granada y del PP,
requiere adecuar los barrios al
tráfico privado y. . más tráfico
privado, con construcción de nuevas
carreteras, que traerán más
viviendas.
La
urbanización de la parte baja del
Cerro de San Miguel es el caballo de
Troya del proceso urbanizador y
especulador de dicho cerro, que el
PP quiso colar en el Avance del PGOU
y que no pudo. También está la nueva
carretera que atraviesa el
Sacromonte y el único valle virgen
que nos queda, el de Valparaíso, con
la conexión con la autopista bajo la
Alhambra, que lo único que busca es
abrir la zona a la posibilidad
especuladora, además de inundarla de
coches que aumentarán la
contaminación acústica, lumínica y
ambiental, que contradice las
directivas europeas y del
ministerio.
De
nuevo, con este alcalde y el PP,
Granada va a contracorriente y para
atrás. Porque los problemas de
accesibilidad del Sacromonte no se
solucionan abriendo en canal el
barrio al paso de vehículos privados
sino, por el contrario, potenciando
el transporte público, de modo que
es ya inaplazable aumentar la
frecuencia de paso de microbuses
-que en la actualidad es de uno cada
hora- para hacerlo, al menos, uno
cada veinte minutos, además de crear
una línea de autobús búho.
Están
también los cambios en la trama
urbana, tanto con el ensanchamiento
de San Juan de los Reyes, demoliendo
casas históricas como de otras
calles albaicineras, con el único
objetivo de hacer transitables las
calles para los coches.
Propuestas que atacan al corazón
mismo de los barrios y que lo único
que hacen es consolidar la
especulación y el tráfico privado,
siguiendo las directrices políticas
del PP que parecen buscar la
especulación y la entrada del
tráfico privado al barrio.
Propuestas que contradicen cualquier
intento de llevar a cabo proyectos y
actuaciones en defensa del Medio
Ambiento y que demuestran que el
Plan de Acción de la Agenda 21,
aprobado en el pleno pasado con los
únicos votos del PP, es un papel
mojado.
Una
auténtica sin razón y un auténtico
sin sentido.
La
lluvia de alegaciones ha inundado el
Ayuntamiento de Granada. Vecinos y
vecinas del Sacromonte,
escandalizados por la propuesta de
carretera que lejos de proteger sus
vidas y su hábitat, lo atacan.
Vecinos y vecinas del Albaicín que
comprueban como el Plan lejos de
proteger el barrio lo abre, aún más
si cabe, a la especulación y
depredación. Gentes de la ciudad que
no queremos asistir al entierro
definitivo de nuestras señas de
identidad y de nuestra historia,
sino que por el contrario queremos
contar con un auténtico PEPRI
Albaicín-Sacromonte, para la
protección, conservación e impulso
de estos dos barrios, que suponga la
rehabilitación, la conservación del
patrimonio, el conocimiento y
mantenimiento de los restos
arqueológicos, con un Plan Director
para las murallas, la defensa del
medio ambiente, de la población que
lleva toda su vida viviendo allí,
para conseguir que el Sacromonte
siga siendo un barrio vivo y con
proyección hacia un futuro basado en
sus raíces culturales y sus señas de
identidad. Todo ello con la
participación ciudadana, porque es
imprescindible contar con los
vecinos y vecinas, además de
posibilitar la existencia en el
barrio de una oficina de seguimiento
que permita informar sobre las
normativas, que vigile, controle y
haga el seguimiento del Plan.
El
alcalde no puede hacer oídos sordos,
una vez más, al clamor ciudadano.
Tiene el deber, no sólo de escuchar,
sino de rectificar. Lo que significa
que en un plazo no superior a tres
meses lleve a cabo un trabajo de
campo que termine con una
planimetría real para reelaborar el
PEPRI incluyendo todas las
alegaciones. Y, aunque esto suponga
prolongar la aprobación definitiva
del texto (retraso que se unirá al
que ha venido acumulando desde su
presentación a bombo y platillo en
marzo de 2004) en ningún caso, es
imputable ni a la ciudadanía ni a
esta oposición, ya que está motivado
por la ineficacia en la gestión y la
incapacidad del alcalde y del
gobierno del PP para poner en marcha
un verdadero plan de protección de
estos dos barrios históricos que se
base en una planimetría correcta y
que, por supuesto, no atente contra
sus señas de identidad, ni suponga
la especulación y el tráfico privado
en el horizonte.
El
peligro acecha en el horizonte. Las
aves de rapiña del ladrillo y el
hormigón quieren hundir sus fauces y
asestar la herida definitiva a los
barrios del Albaicín y del
Sacromonte. No se lo permitamos.