Casas moriscas de GranadaAntonio Orihuela Uzal - Fuente: Escuela de Estudios Árabes (CSIC) 09-08-2008 |
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El objetivo perseguido es presentar algunos
aspectos relacionados con la conservación del rico patrimonio de casas
construidas o reformadas por los moriscos de Granada en el siglo XVI.
Estas casas mantuvieron las características básicas de la arquitectura
residencial nazarí de los siglos XIII-XV: distribución alrededor de un
patio, fachadas con ausencia de decoración y vanos, exceptuando la
puerta de entrada, y sistema de acceso en recodo para garantizar la
intimidad. Aunque la mayoría contaba con dos plantas, el patio era el
centro de la vida familiar, que se desarrollaba fundamentalmente en la
planta baja, donde también había un zaguán, una letrina y una pequeña
cocina. Al principio del periodo nazarí la planta alta tuvo un papel secundario, pero en la etapa morisca se produjo casi siempre una igualdad entre ambos niveles, que repetían la misma disposición. Ello implicó el incremento del número de galerías para facilitar el acceso a las habitaciones superiores. En los elementos tallados en madera de estas galerías es donde más se nota la aparición de motivos decorativos de la cultura cristiano-occidental, góticos al principio y renacentistas después, combinados con los de tradición islámica como son los mocárabes. Balance de treinta años de rehabilitaciones En el barrio del Albaicín, incluido en la Lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1994, existen todavía más de ochenta de estas casas, que constituyen un conjunto de gran valor arquitectónico e histórico, aunque muchas todavía presentan un estado precario de conservación. La iniciativa privada ha promovido la mayor parte de las intervenciones, contando algunas veces con pequeñas ayudas de las instituciones públicas. Todas las casas son de propiedad particular, salvo una perteneciente al Patrimonio del Estado y otras dos ubicadas dentro de conventos de monjas. Aproximadamente la mitad de dichas viviendas han sido rehabilitadas en las tres últimas décadas, salvo la Casa del Chapiz, restaurada en 1932 para albergar la Escuela de Estudios Árabes. La otra mitad todavía no ha sido objeto de una obra completa desarrollada según los métodos comúnmente aceptados por las Cartas internacionales que fijan los criterios de intervención. Los usos a los que se destinan las casas rehabilitadas son los siguientes: 23 son viviendas unifamiliares, 11 son viviendas plurifamiliares, 3 tienen uso hotelero, 2 están integradas en conventos de monjas y 1 es un centro de investigación. Las que aun no han sido restauradas se utilizan de este modo: 8 son viviendas unifamiliares, 8 son plurifamiliares y 9 están deshabitadas, de ellas 5 en muy mal estado. En otras 17 se están haciendo actualmente obras de rehabilitación o, al menos, se están tramitando licencias para realizarlas. Su objetivo es habilitar las funciones que se indican a continuación: 2 serán viviendas unifamiliares, 12 se convertirán en plurifamiliares y 3 en hoteles. Terminadas las actuaciones iniciadas, un 45% sería vivienda unifamiliar, un 43% vivienda plurifamiliar, un 8 % de uso hotelero y un 4% de otras actividades. Estas edificaciones fueron construidas para ser utilizadas por familias compuestas por una media de cuatro personas. En algunas ocasiones se ha podido comprobar que se trata de antiguas casas nazaríes reformadas y/o ampliadas en el siglo XVI. Las tres decenas de casas conservadas más completas, nos dan como resultado una parcela media de 158 m2, con patios cuya superficie descubierta media es de 26 m2. Esas generosas dimensiones, posibilitadas al ser edificadas en un arrabal que no sufrió los procesos de saturación urbana, permiten acomodar viviendas unifamiliares con excelentes condiciones de habitabilidad. Se da la coincidencia de que el número de miembros de la unidad familiar media actual en Andalucía es muy similar al que tenían las familias de los moriscos granadinos. Por otra parte, el calentamiento global de la tierra nos ha hecho entrar en una etapa de temperaturas que igualan e incluso empiezan a superar a las que hubo en el denominado “Periodo Cálido Medieval”. Tal circunstancia permite volver a disfrutar de unas condiciones óptimas para usar patios y galerías. El uso unifamiliar permite recuperar el patio como centro de la vida con toda su intensidad, al menos durante los meses de junio a septiembre. El tamaño de las casas admite también en algunos casos realizar un uso estacional de las salas principales, dadas las considerables diferencias de temperatura entre las plantas baja y alta. El uso plurifamiliar que mantienen muchas de ellas, probablemente tenga su origen al final del siglo XIX, cuando se produjo la demolición de un número elevado de viviendas modestas en la Gran Vía de Colón. Gran parte de sus habitantes tuvieron que trasladarse al Albaicín y esta demanda provocó la subdivisión de muchas de ellas, para alojar varias familias en condiciones de hacinamiento. Con objeto de aumentar la superficie se cerraron las galerías y también parte de los pórticos, en los que se instalaron cocinas y aseos. El vigente Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín consolidó el uso plurifamiliar en las casas ya subdivididas. Esta calificación tenía el aspecto positivo de mantener a la población en su lugar, evitando su traslado a otros barrios. No obstante, el PEPRI de 1990 también preveía la eliminación en dichas casas de añadidos, que desvirtuaban sus características tipológicas, así como lograr unas condiciones mínimas de habitabilidad. Ambas cosas son difíciles de cumplir sin la reducción importante del número de viviendas existentes en cada edificio, con lo cual se puede apreciar una cierta contradicción que impide cumplir todos los objetivos. La situación actual Se ha empeorado mucho actualmente, pues
de una proporción de dos a uno entre las casas ya rehabilitadas como
unifamiliares respecto a las plurifamiliares, se ha pasado a una
proporción de uno a seis en las que tienen actualmente obras en
tramitación o ejecución. Este gran cambio en las cifras se debe a que
las normas del PEPRI han permitido a los promotores profesionales
invertir en este tipo de casas para convertirlas en apartamentos de
reducidas dimensiones y precios elevados, inadecuados para albergar a
familias con hijos que deseen establecerse en el Albaicín. Por el
contrario son ocupados por población flotante de jóvenes profesionales
sin hijos, que no tienen como objetivo vivir de forma duradera en el
barrio. Una designación de uso pormenorizado como viviendas
unifamiliares en el PEPRI hubiese disminuido notablemente la
especulación urbanística. |