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El destino del Albaycín
María Dolores F. Figares Ideal, 29-08-2007 |
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LO dijo hace un par de
semanas César Girón, con la contundencia que le caracteriza: si seguimos
así, nuestro Albaycín, el mítico barrio de las esencias granadinas,
corre el riesgo de perder su categoría de patrimonio de la Humanidad y a
la vez las ayudas que para su mantenimiento y mejora podría conceder la
Unión Europea. Así es en efecto y me consta que muchos vecinos, de los
de toda la vida, nacidos en el barrio y de los que lo aman por haberlo
elegido para habitar en sus recoletos espacios, andan preocupados y
contrariados porque el deterioro y la inseguridad se ciernen cada vez
con más agudeza sobre el que debería ser la 'joya de la corona' de la
ciudad. Todo esto es un 'dejà vu', es decir, algo que ya hemos vivido
antes, una situación que hemos planteado muchas veces, con distintos
actores en los cargos de responsabilidad, pero con el mismo desalentador
resultado. Que lo reconozcan unos y otros: mientras las pocas casas
moriscas que quedan en pie se están desmoronando, mientras las tapias en
ruinas y los pavimentos se vuelven cada vez más intransitables, mientras
los precios desorbitados que alcanzan en el mercado sus solares, no
conocemos ninguna actuación pública de calado, que pueda justificar que
hay una preocupación por cuidar y mantener uno de nuestros enclaves
emblemáticos. Aquella prometedora Fundación, dedicada a estos loables
fines, parece ahora sumida en una crisis, lo cual explica que el
horripilante edificio que construyeron para un zoco artesanal, justo
detrás del convento de Santa Isabel la Real, como un bloque macizo, sin
ventanas, permanezca todavía vacío y sin destino. Otro síntoma que puede
parecer anecdótico es el estado en que transitan aquellos oportunos
autobuses pequeños que empezaron a circular con acierto en la época de
Díaz Berbel y César Díaz, ahora está la mayoría sin aire acondicionado y
con mecanismos averiados, como el de las rampas para facilitar el acceso
de discapacitados. |