Cuaderno de las Asociaciones de Vecinos para el Gobierno de Nuestras Ciudades
INTRODUCCIÓN
Desde las asociaciones de vecinos hemos venido
formulando multitud de propuestas y realizando multitud de iniciativas que han
configurado el modelo de las ciudades que queremos, y que están muy lejos de la
situación actual de las mismas. Para construir estas ciudades seguimos
trabajando, pero es imprescindible la búsqueda de nuevas respuestas toda vez
que cambian los tiempos y los retos.
El modelo de desarrollo al uso, basado en la zonificación de los espacios
urbanos, la combinación del abandono de zonas centrales de la ciudad histórica
y la difusión de la urbanización, la concentración de actividades y la
consiguiente congestión, se ha revelado como el origen de nuevos y graves
problemas, como la desvertebración territorial y la desarticulación de la vida
social, un constante incremento de la necesidad de desplazamiento y de uso del
vehículo privado, que conllevan altos costes ambientales (de consumo de suelo,
energía, mayor coste en el tratamiento de residuos sólidos urbanos, depuración
de aguas, infraestructuras, etc.) y amenazan la calidad de vida de los
ciudadanos, dificultan el acceso justo y equitativo a las ventajas del sistema
urbano y hacen de las ciudades espacios poco acogedores e inseguros que no
pueden garantizar a sus moradores el derecho a la ciudad. prácticamente la
totalidad de los países del planeta vienen participando en cumbres mundiales
que advierten sobre los problemas que amenazan a nuestras ciudades, así como
anuncian nuevos retos y desafíos. En estos encuentros: Hábitat I - Vancouver,
Cumbre de Río, Carta de Aalborg, Hábitat II - Estambul, todas las
resoluciones, después de hacer una diagnosis muy crítica sobre el estado del
planeta y de sus habitantes y de hacer las correspondientes prospecciones de
futuro, coinciden en tres elementos fundamentales: primero, el uso racional de
los recursos tendente a hacer nuestras ciudades hábitats sostenibles; segundo,
la movilización de todas las capacidades posibles para acometer acciones contra
la pobreza y la exclusión social; y finalmente, la colaboración necesario
entre todos los agentes presentes en el territorio: la administración, el
sector privado y la ciudadanía organizada. Sin embargo, ha de señalarse que
pese a sus aguda problemática, las ciudades tienen en su interior una gran
potencialidad para superar sus condiciones más desfavorables. La participación
activa de los ciudadanos y la planificación democrática son elementos
primordiales que no pueden demorarse más.
Las asociaciones de vecinos ya hemos conocido un pacto por el que los
ciudadanos organizados participaron de forma activa en la construcción democrática
de las ciudades: eran tiempos en el que el juego de la participación tenía
fichas para todos los agentes de la ciudad, donde los elementos de la colaboración
ciudadana hacían efectivo -y no sólo sobre el papel- el acuerdo constitucional
consagrado en su artículo 9.2 en el que se exige a las administraciones
facilitar la participación política, económica, cultura y social de los
ciudadanos, o en el artículo 29 donde se consagra el derecho de los ciudadanos
a proponer iniciativas, peticiones y quejas.
La ciudad es la gente, ciudadanos y ciudadanas que habitan una misma casa plural
y diversa. Nuestras ciudades son a su vez fruto de la acción política y del
devenir de los tiempos, en las que los cambios se suceden vertiginosamente,
donde el sector servicios aumenta en el marco de la explosión informacional
como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información.
Ciudades en donde interactúan nuevos roles: fundamentalmente la reestructuración
de la familia y el nuevo papel de la mujer, además de los nuevos modos de vida,
de producción y de consumo. Ciudades en las que se establecen nuevos retos para
la calidad de vida ciudadana: el paro estructural y el empleo cada vez más
precario, la dualización social y la crisis del Estado del Bienestar provocada
por las nuevas corrientes neoliberales, la destrucción ecológica, los brotes
de racismo y de xenofobia, la pasividad ciudadana, el consumismo acrítico, la
inmigración, la pérdida de poder desde la acción política en favor de los
mercados, las relaciones norte/sur y la corrupción de la vida política.
Procesos, en definitiva, estructurales y multidimensionales que enmarcan un
nuevo fenómeno que tiene una doble vertiente: el de la exclusión social, el
fenómeno que aleja a las personas y a los grupos de sus derechos políticos y
sociales; y el de la sostenibilidad del modelo urbano vigente, que influye de
forma determinante en la crisis ecológica a escala planetaria. Ambos aspectos
son inseparables de tal manera que cada uno de ellos es en parte consecuencia
del otro.
Las asociaciones de vecinos entendemos que los grandes debates y
estrategias urbanas, deben ser fruto de la construcción cotidiana desde las
demandas y necesidades colectivas de los ciudadanos. Nuestra misión se
concentra en potenciar y estructurar un movimiento emergente y fuerte, en red,
de pensamiento y acción política: las asociaciones de vecinos queremos situar
a los ciudadanos y su plural calidad de vida en el centro de todas las
decisiones para la ciudad y cooperar en la renovación de la democracia desde
una ciudadanía activa que construye su ciudad directamente y con otros
ciudadanos y organizaciones administrativas y asociativas. Hay pues que apoyar y
fortalecer las iniciativas de las asociaciones de vecinos y de otras
organizaciones ciudadanas, como ejes de desarrollo asociativo, y solventar su
reconocimiento como interlocutores naturales de la ciudadanía.
Las ciudades que queremos deben ser humanas, solidarias, vertebradas y
seguras, donde los ciudadanos puedan participar y sentirse como tales, donde
tengan más a mano la administración, más cerca, donde vean que la calidad de
vida no consiste en consumir más sino en compartir colectivamente mayores cotas
de bienestar y en mejorar la covivencia y sociabilidad usando los recursos
racionalmente con el horizonte de garantizar a las generaciones futuras un marco
de ciudades habitables.
Desde esta visión de las cosas y en la creencia de que el ámbito local del
municipio es fuente de caminar democrático y sostén fundamental del Estado, las
asociaciones de vecinos abordamos este Cuaderno para el Gobierno de
nuestras ciudades y lo hacemos llegar al mundo asociado y a los ciudadanos
con el fin de recuperar la utopía como el motor de diálogo y de ilusión de
futuro. También en el convencimiento de que la administración local y los
ciudadanos, en conjunto, son el marco adecuado para renovar un pacto que haga
posible el desarrollo sostenible de nuestro hábitat, de las ciudades que
queremos.
CIUDADES HUMANAS, SOLIDARIAS, VERTEBRADAS Y SEGURAS
Ciudades
Humanas |
En
las ciudades deben darse aquellos valores que las hagan dirigidas las
políticas. Por tanto, queremos unas ciudades donde las personas sean más
iguales en derechos y en deberes, donde se cumpla el principio de
igualdad de oportunidades, donde los ciudadanos sean libre, solidarios,
tolerante, donde se respeten los derechos humanos y donde la honradez se
ponga a prueba de cualquier tentación. Las
ciudades deben configurarse accesibles a todos: a las personas que
vienen de fuera en busca de una vida mejor, a las personas con
discapacidades que buscan el discurrir por la ciudad sin obstáculos, a
las personas que quieren vivir en un ambiente sano y saludable; en
definitiva, deben formar un verdadero desarrollo humano para sus
habitantes. Es
evidente que en la apropiación del espacio público urbano no todos los
ciudadanos rentabilizan igual ese derecho teórico de la ciudad para los
ciudadanos. Los niños, las mujeres y los ancianos, al margen de su
condición social, tienen en la realidad cotidiana del uso del espacio público
urbano, problemas añadidos en el uso del espacio, hasta el punto de
que, sobre todo en el caso de los niños, su espacio en la ciudad se ve
reducido al espacio de la vivienda o a reductos en parques o algunos
equipamientos específicos. Las calles, las aceras, los paseos, las
plazas, los jardines, el mobiliario urbano incluido, impiden
generalmente el que estos sectores sociales ejerzan al 100%, o al menos
en igual medida que el resto de ciudadanos, su derecho al ejercicio de
la libertad de uso del espacio. |
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Ciudades
solidarias |
Las
ciudades que aspiran a garantizar la calidad de vida de sus habitantes
en los parámetros que las asociaciones de vecinos proponemos deben ser
solidarias. En primer lugar, porque representa un importante gasto
social que debe ser cubierto con impuestos; en segundo lugar, exige
asimismo intervenir en procesos de lucha contra el desempleo, la pobreza
y la exclusión social y, en tercer lugar, porque la calidad de vida no
se da, se conquista y por tanto exige una participación activa de la
ciudadanía. Así mismo, el futuro de nuestras ciudades pasa por que
sean solidarias con los habitantes de otras ciudades del Tercer Mundo,
que tienen dificultades debido a causas sociopolíticas que les impiden
progresar. |
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Ciudades
vertebradas |
La
vertebración que queremos se asienta en una red de ciudadanos que
participe en todos los ámbitos de la gestión cotidiana de lo público.
El reparto de infraestructuras sociales, culturales y de servicios básicos,
y la accesibilidad a los mismos, contribuye a equilibrar la ciudad y por
ende la calidad de vida de sus habitantes. |
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Ciudades
Seguras |
La
seguridad debe asentarse sobre la convivencia tolerante, sobre el tejido
social solidario que dé cabida a la prevención y a la reinserción,
sobre el respeto a las leyes y sobre la defensa de los ciudadanos contra
el despotismo y la arbitrariedad del más fuerte. |
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Propuestas |
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Ciudades
Participadas |
La
ciudad es democracia: gobierno desde las necesidades y desde las
opciones de la ciudadanía. Una ciudadanía activa, solidaria y
responsable del modelo de gestión relacional que queremos. Una ciudadanía
con objetivos comunes y medios para participar con independencia. La
comunicación y la información se configuran como elementos
fundamentales para el fomento de la participación de la ciudadanía. En
este sentido hay que hacer los esfuerzos necesarios para que la mera
información pública se convierta en conocimiento y se puedan así,
accionar los mecanismos de intervención de los ciudadanos, en un
proceso de construcción de ciudadanía. La
cultura es, en las ciudades, un factor fundamental de desarrollo. Los
municipios deben potenciar a los nuevos valores artísticos, generar una
red cultural por distritos y fomentar en la calle como espacio cultura. |
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Ciudades
administradas cercanamente |
Las
administraciones públicas son instrumentos al servicio de los
ciudadanos. Así pues queremos que se acerque la administración al
ciudadano siempre desde el principio de la subsidiariedad: los problemas
se deben solucionar desde el ámbito más próximo posible al ciudadano. |
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CIUDADES
CON MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA |
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Ciudades
con calidad de vida |
Las
ciudades tienen que garantizar un grado de prestaciones que garanticen
el acceso a la plena ciudadanía: a la salud, a la educación, a las
pensiones, al consumo racional de bienes y de servicios, a la igualdad
de oportunidades sin distingo de razas, creencias, sexo o edad, a la
cultura y al ocio, a la calle, a la vivienda, al transporte y a la
participación activa en el devenir de la ciudad. El
bienestar social se plasma en la vida diaria de los municipios. La
vulnerabilidad de los barrios viene determinada por la falta de empleo o
la precariedad de éste, las dificultades de acceso a la vivienda, las
malas comunicaciones, el fracaso escolar, la falta de red sanitaria, la
no existencia de recursos culturales. Los
ayuntamientos, igualmente, deben erigirse en garantes de la defensa de
la ciudadanía frente a la dinámica del marcado. Por esta razón,
debemos abogar por que los servicios esenciales de la ciudad sigan
dependiendo del municipio y no de políticas de privatización,
contrarias a la calidad del servicio. |
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CIUDADES
SOSTENIBLES |
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Ciudades
Sostenibles |
Es
necesario tender hacia sistemas económicos compatibles con el futuro de
nuestras ciudades. Las nuevas formas de consumo y las nuevas actividades
económicas deben plegarse a la sostenibilidad urbana. La
sostenibilidad exige apostar por el transporte público y por tanto hay
que potenciar todos los sistemas que faciliten esta opción: billetes de
consorcio, billetes-hora, carriles-buses urbanos y una satisfactoria red
ferroviaria de trenes de cercanías que abarque todo el área
metropolitana. |
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Propuestas |
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La aceptación de la Carta
Ciudadana conduce a crear un órgano de seguimiento de la misma por
parte de los Partidos -estén en el Gobierno o la oposición- y de las
Asociaciones de Vecinos. Podrán participar igualmente otros colectivos
o personas que previamente acuerden los firmantes de la Carta. |