ASOCIACIÓN DE VECINAS Y VECINOS  BAJO ALBAYZÍN

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CONDICIONES Y PROPUESTAS PARA LA PARTICIPACIÓN DESDE UN BARRIO DE GRANADA

 

                                                           Manuel Navarro Lamolda. Asociación de Vecinos Bajo Albayzín

  

Resulta evidente, y no deja de ser curioso, que en todas partes se proclame la necesidad de la participación.

La ONU y la UNESCO la consideran un pilar básico para la educación o el desarrollo. La UE la impone como condición en todos sus programas e inversiones.

   Por nuestra parte consideramos que es necesaria, no sólo por aumentar la eficacia de las políticas que se establecen, sino recuperar la gestión colectiva de lo público y para no agrandar la distancia entre dirigentes y ciudadanos.

   La participación es un momento del proceso de intervención social

   Pero, éste concepto, ha sufrido un abuso que le ha ido vaciando de contenido, generando un desajuste mediante una práctica de mucho decir y poco hacer.

 

   Hay muchas formas de entender la participación:

 

   A veces se considera un simple ornato, una formalidad, una bonita declaración de intenciones, donde el movimiento vecinal se convierte en un convidado de piedra en las instituciones.

, en ocasiones limitada a la vida asociativa formal, y la rigidez administrativa, considerando la participación como una dificultad adicional o una pérdida de poder, más que como una posible contribución a las soluciones.

 

   Así, la participación se limita desde el plano de la Administración a “dar información” y desde el plano vecinal asociativo a “dar y tramitar quejas” en un proceso en todo

   Otras se entiende como mera información de las actuaciones administrativas, en ocasiones tan restrictivas que se limita al mecanismo electoral cada cuatro años.

 

   En muchos casos supone un conflicto entre la mística vecinal caso unidireccional.

 

   Con frecuencia la participación sirve para justificar actuaciones disciplinarias de las administraciones, un escudo para enfrentarse ante intervenciones para restituir la legalidad, que deben ser cometido directo de los poderes públicos, sin necesidad de escudarse en el movimiento vecinal.

 

   También la participación ha llevado al intento de control político por parte de gobernantes y oposición en un intento de trasladar apoyos o críticas en función de la sintonía política y no de las condiciones objetivas del asunto o problema de que se trate.

 

    No tiene sentido que asociaciones que vienen trabajando desde hace años y aportando documentos, alegaciones para la mejora de las propuestas municipales, iniciativas, fiestas y actividades culturales,… tanto en los grandes temas como en el día a día, no cuente con presencia en la Junta de Distrito como Asociación Vecinal, mientras figuran nominalmente algunas que ni tienen representación en el barrio

 

CONDICIONES PARA LA PARTICIPACIÓN

 

La participación no es algo dado, requiere unas condiciones para su desarrollo y potenciación: La participación es un proceso gradual y dialéctico donde se ha de percibir su utilidad y donde la formación es imprescindible.

 

En primer lugar necesita credibilidad, la participación implica algo tan práctico como tiempo y trabajo, y aportarlos exige una cierta expectativa de que algo se puede lograr. Y respeto al esfuerzo de los ciudadanos y a su aportación a la vida de la comunidad.

 

Es necesario que se realice desde el primer momento y en todos y cada uno de los pasos.

 

Requiere aprendizaje para compartir los conocimientos con el técnico y no estar en dependencia respecto a él.

 

Otra función, no menos importante, es mejorar el hábito participativo.

Acciones que la promueven:

            -generales: charlas, conferencias, visitas, reuniones, fiestas,..

            -de reflexión y diálogo: encuentros, debates, seminarios,...

            -de toma de decisiones: comisiones, consejos, asambleas, equipos,...

 

   A veces se observan problemas en la dinámica de participación, ya que para nosotros,  ante cualquier proceso de análisis de la realidad, el primer paso de cualquier investigación o acción comunitaria implica dar paso a la participación:

-desproporción ante el esfuerzo dedicado al diagnóstico y el dado a la intervención, o entre los datos que se recogen y los que realmente se usan;

            -falta de relevancia o significación de muchos datos;

            -a veces se pretende demostrar lo evidente, con una actitud falsamente científica;

-el dominio del especialista frente al discurso de la población, mediante un dominio de la información, el uso de una complejidad terminológica o metodológica,..;

-un análisis demasiado estático de la realidad, cuando ésta se caracteriza por el cambio continuo.

 

Para tratar de dar solución a esa problemática:

   Hay que estar abiertos a la descripción de lo que no se tiene, de lo que no hay como método eficaz para la intervención social, el descubrimiento de las causas de una situación.

 

   Hay que estar abiertos a la producción colectiva de ideas.

 

   Hay que estar predispuestos a los ajustes y retroalimentaciones tras los análisis dinámicos de la realidad.

 

   Hay que disponer de infraestructuras que permitan crear un movimiento ciudadano y una implicación y participación en los temas de su entorno, de su barrio, de su ciudad.

 

   Hay que contar con unos medios que permitan aumentar la conciencia de comunidad, tan importante en nuestro barrio, y que le permita a esta comunidad dotarse de la estructura social abierta y dinámica que posibilite la implicación y la participación de todo un barrio, de toda una comunidad.

 

  

PROPUESTAS

 

   El movimiento vecinal de nuestros barrios debe apostar por una perspectiva de participación, de implicación, en la línea expuesta, y aporta la estructura participativa para hacer realidad la mejora de vida en nuestros barrios.

 

Sugerencias de desarrollar estos mecanismos de participación pueden ser:

 

            Unos verdaderos ayuntamientos de barrio, abiertos al movimiento vecinal, con poder decisorio efectivo, con soporte técnico y administrativo para intervenir en los problemas del barrio. Una administración que tiene que dotarse de medios y normas que le permitan intervenir con rapidez y eficacia en los procesos de disciplina, o en la degradación del barrio (calles, plazas, ruinas...). De nada sirve abrir expedientes si no se resuelven con agilidad, paralizando la actuación antes de que el proceso sea irreversible, si se eternizan, si no se ejecutan las resoluciones o no se cobran las sanciones.

 

            Una administración integrada:  Donde los problemas sean tratados como un todo, con su complejidad y diversidad de aspectos a tener en cuenta, y donde se den soluciones que tengan en cuenta todos esos factores, pero todo ello de forma integrada. Esto requiere una organización administrativa y una forma de actuar diferente. No se trata de coordinar áreas, sino de actuar de forma integral con todas las perspectivas (urbanística, medioambiental, social,...) De manera que tanto la policía como el arquitecto actúen de forma global y se creen los órganos para que la gestión y ejecución también lo sean.

 

            Una participación vecinal independiente basada en la realidad y el trabajo y no en la voluntad política de turno o en las críticas o apoyos que reciban los gobernantes de cada momento o la “sintonía política” que puedan interpretar. El movimiento vecinal debe ser plural e independiente y los políticos deben respetarlo y no buscar el control ciudadano.

 

            Una presencia efectiva, no meramente nominal o testimonial, en los órganos de decisión descentralizada como patronatos, fundaciones, institutos,... que afecten a la vida del barrio.

 

            Los contratos de barrio, donde de forma oficial y garantizada, la administración y el movimiento vecinal se comprometen a realizar unas determinadas actuaciones, intervenciones,...

 

            Los jurados administrativos, equivalentes a los jurídicos, intervienen en los procesos decisorios estudiando, informando o proponiendo actuaciones en los diferentes ámbitos de la administración.