ASOCIACIÓN DE VECINAS Y VECINOS  BAJO ALBAYZÍN

San José, 8     18010  GRANADA

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WEB www.albayzin.info

Teléfono y Fax  958 22 97 97

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ANTENAS DE TELEFONÍA

Las antenas de telefonía en el Albayzín

En el barrio venimos luchando contra la instalación de Telefónica en la calle Horno del Hoyo, también contra la instalación que quería hacer Vodafone en Aljibe de Trillo. Esta última no llegó a instalarse pee a tener parte de la estructura, pero la primera aunque tiene abierto expediente por urbanismo ya que no cuenta con licencia y además sería contraria al PEPRI y al PGOU, sigue sin desmantelar y funcionando, aunque no figura en la red del Ministerio de Industria. Pueden consultarse en http://www.mityc.es/nivelesexposicion

Actualmente, según el Ministerio, existen en el Albayzín las siguientes instalaciones de antenas de telefonía:

Los niveles de exposición que nosotros planteamos en las alegaciones a la Ordenanza eran los propuestos en Salzburgo (0,1 mW)

Ubicación

Estación

Empresa

Niveles emisión mW
Camino del Polvorín (San Miguel Alto) 18000700801 Telefónica 1,03
  18000701401 Telefónica 1,03
  18000700201 Telefónica 1,03
Calle Pagés, 10 ANDR6404AD Amena 0,25
Plaza S. Miguel Bajo, 11 Kiosco prensa W5841 Vodafone 0,42
Paseo de los Tristes, 1 ANDR6403H Amena 0,47
Camino del Sacromonte, 47 ANDR64691 Amena 0,01
Ctra. Murcia, 1 18007320801 Telefónica 0,4 a 2,47
  18007321401 Telefónica 0,4 a 2,47
  18007320201 Telefónica 0,4 a 2,47
Camino de San Antonio, 21 1800473 Telefónica 0,3 a 0,48
Polideportivo Aynadamar ANDR5626A Amena 0,14 a 0,65
  ANDB5626A Amena 0,14 a 0,65
Polideportivo Aynadamar 165GR3927 Xsfera 0,19 a 0,38
Polideportivo Aynadamar /S. Antonio E607 Vodafone 0,14 a 0,44
  P707 Vodafone 0,14 a 0,44
  1007GR Vodafone 0,14 a 0,44
Gran Vía 8 antenas      

Texto legal que regula las emisiones radioeléctricas  Real Decreto 1066/2001

Antenas de telefonía  ¡ camufladas!

Las compañías de móviles esconden cada vez más los repetidores para evitar la oposición vecinal a esos aparatos que

nadie quiere cerca por sus posibles efectos sobre la salud.

Integral, nº 344     RAFAEL CARRASCO

Un vistazo al paisaje de nuestras ciudades nos muestra una maraña de antenas que tiene mucho que ver con la popularización del teléfono móvil o la red de internet sin cables. En los últimos años, la eclosión de los móviles UMTS está disparando el número de repetido­res —nadie sabe cuántos— y con ello, la contaminación electromagnética. Semejante despliegue choca, sin em­bargo, con el creciente rechazo social a clavar en los tejados y azoteas tecno­logías que pueden dañar la salud de las personas. Y pese a todo, la instalación masiva sigue su curso. ¿Cómo? Con una estrategia sibilina que consiste en convencer a los vecinos de la comunidad don­de se instalan sus aparatos y camuflar la estación-base con un amplio repertorio de disfraces para que las demás comunidades no sepan siquiera el peligro que tienen a escasos metros de su vi­vienda. Así, ojos que no ven... Pero las asocia­ciones vecinales y las organizaciones ecologistas ya se han puesto en marcha y están aprendiendo electrónica para descubrir este nuevo y oculto peligro para nuestra salud que son las antenas camufladas.

Desde que comenzó el despliegue de la telefonía UMTS o de tercera generación —que permite la recepción de Internet o  televisión en la pantalla del terminal, pero que exige una señal mucho más limpia—, se supone que hemos pasado de las  30.000 antenas GSM a más de 50.000. Aunque, en realidad, no sabemos la cifra exacta, ya que el Ministerio de Industria desconoce cuántos repetidores hay hoy en España y las operadoras no dan información alguna al respecto.

Si no nos hemos enterado de todo esto es, tal vez, porque no se ven en los tejados más antenas, sino más cornisas, chimeneas, farolas, falsos aparatos de aire acondicionado, palmeras, pinos y todo tipo de árboles de plástico, que, junto con otros envases, sirven para ocultar los dispositivos radiantes. Los más pequeños, ~ llamados “picoantenas”, pueden esconderse en paredes y balcones, en una marquesina de publicidad, tras una señal de tráfico... De todos modos, ya se han producido movilizaciones vecinales contra antenas ocultas en Madrid, Alcalá de Henares y Daganzo (Ma­drid), Guadalajara, Burlada y Tudela (Navarra), Zaragoza, Barcelona, Badalona (Barcelona), Murcia, Albacete, Almuñécar (Granada), Ronda y Benalmádena (Málaga), Mieres (Asturias), Getxo (Vizcaya), Salamanca, Garachico (Tenerife) y muchas  otras localidades.

 BUROCRACIA MUNICIPAL

El de la oposición vecinal no es el único problema al que se enfrentan los interesados en montar un repetidor. Según han reconocido directivos de Telefónica en alguna ocasión, el despliegue de las redes UMTS está yendo más lento de lo previsto debido al rechazo social y a la burocracia municipal, atascada casi siempre por falta de personal y porque ese personal tiene  que lidiar con docenas de normas que afectan a la instalación de antenas. De hecho, el plazo medio desde que se solicita una licencia en España hasta que se pone en marcha la infraestructura es de 18 meses, según datos de esa compañía, mientras que en otros países de la UE, ese plazo se reduce a cuatro y, en la mayoría, no supera los diez.

Pues bien, contra la burocracia también parece funcionar la estrategia del camuflaje. Es el caso del repetidor oculto de Telefónica instalado en un edificio de la propia compañía en el casco histórico de Garachico (Tenerife) y que, según un informe de la propia Policía Municipal, carece de todo permiso. Su alcalde, Ramón Miranda, ha declarado recientemente: “Estaré muy vigilante con estas actuaciones de la compañía porque, en anteriores ocasiones, ha habido precedentes de una actuación premeditada y con alevosía de la empresa por encima de la ley vigente.”

Un caso parecido es el de Tudela, un precio­so pueblo de la Ribera de Navarra, cuyo ayun­tamiento ha optado por aplicar el principio de precaución. Por eso, de momento, mantiene una moratoria a la colocación de nuevas antenas en el casco urbano hasta que se establezcan en el Plan General de Ordenación Urbana —en la actualidad, en proceso de elaboración— los lugares en los que se pueden colocar los emisores sin riesgos para la salud de la población.

ESCONDITES ELABORADOS

Buena parte de la moratoria se debe a la acertada presión de Ecologistas en Acción de la Ribera, que, con la inestimable colaboración de no pocos tudelanos, se dedica a cazar antenas ilegales. Hace unos meses, encontraron dos camufladas; la pri­mera, en un tejado a 20 metros del ayuntamiento, en la peña la Jota, que, al parecer, financiaba sus actividades lúdico-festivas con este curioso arren­damiento. La segunda se encontraba a 200 metros de los colegios Virgen de la Cabeza y Jesuitas y la guardería María Reina.

“Somos —explica, con humor, Rafael Sánchez, de Ecologistas en Acción-La Ribera— una especie de CSI buscando antenas camufladas, y lo bueno es que estamos consiguiendo mucha colaboración ciudadana. Cuando la gente ve que se está hacien­do algo sospechoso, nos lo comenta y nosotros vamos con nuestro medidor, rastreamos la zona y, si nos aparecen picos de emisiones, empezamos a indagar dónde puede estar la estación.” Eso exac­tamente es lo que ha ocurrido con la última antenaoculta descubierta, un repetidor de grandes di­mensiones encajado en un hueco de aireación en cuya punta se veía una chimenea aparentemente normal. Según cuenta Rafael Sánchez, a los veci­nos de la propia finca, que no sabían nada de esto, les extrañó unas conducciones de electricidad desproporcionadas para un edificio de viviendas y que un respiradero tuviese puerta en la azotea.

El camuflaje, sin embargo, no siempre es per­fecto. Como los elementos mimetizadores tienen que ser ligeros para no entorpecer la emisión de ondas, no siempre resisten bien la intemperie. “Ha habido casos —explica Pedro Belmonte, especia­lista en esta clase de contaminación de Ecologistas en Acción Murcia— en que rachas de viento han volado el camuflaje de la chimenea y ha quedado el repetidor al descubierto, como ha ocurrido en un tejado de Murcia capital y otro, muy cerca de allí, en Nonduermas.” 

LAS EXCUSAS DE LOS OPERADORES

Esta revista ha intentado saber lo que opinan de todo esto las operadoras de telefonía, las principales beneficiadas de unas prácticas que les han permitido llenar de antenas las ciudades sin mayores sobresaltos y lo primero que llama la atención es que ellas nunca hablan de ocultar un peligro a la gente, sino de “reducir el impacto visual” de tanta antena elevándose en los tejados. En realidad, lo único que hemos obtenido de ellas o de sus asociaciones representativas es un texto redactado para la ocasión y que ha sido consensuado por Telefónica, Vodafone, Orange, Yoigo y el lobby de estas empresas, RedTel. Según el texto, “los operadores de telefonía móvil son conscientes desde hace tiempo de la importancia del impacto visual de sus instalaciones y de la necesidad de la integración de éstas en el entor­no. La mimetización de las antenas no responde a querer ocultar nada a los ciudadanos, sino al compromiso de actualizar de manera progresiva las redes de telefonía móvil para adecuarlas a la realidad tecnológica más reciente, y con el obje­tivo de reducir el impacto visual e integrarlas de manera más efectiva en su entorno, manteniendo al tiempo los niveles de cobertura y calidad.”

“Como ha aumentado la percepción social del riesgo ligado a estas antenas —contesta Pedro Belmonte—, las empresas de telefonía venden el camuflaje con el lema de evitar los impactos visuales, pero es una manera de esconder la basura debajo de la alfombra para que no puedan surgir críticas o denuncias.” Toni Oller, ecologista en acción de Barcelona, vivió hace año y medio un hecho que pone en duda esa preocupación de las compañías por la “contaminación visual”. “En el barrio de Sant Antoni de Barcelona tuvimos mo­vilizaciones vecinales en enero de 2007. Hubo hasta antidisturbios y en seguida se empezaron a tapar en la zona las antenas.”

En medio de esas movilizaciones, Oller entró con su medidor al ático donde vive el tío Toni, un personaje en este barrio porque ha sido palmero de Peret. Situada la vivienda al lado del edificio de Telefónica, justo debajo de una antena de más de 20 metros, se llegó a medir tres voltios por metro cuadrado en un lado de la cocina y en un baño, 3,6; cuando la Convención de Salzburgo recomienda no superar los 0,6. 

'DETECTIVES DE RADIACIONES’

Con la mimetización de antenas, la oposición a los emisores de contaminación electromagnética, una de las principales movilizaciones locales de los últimos 15 años, ha entrado en una nueva fase, y quienes están al frente de esa lucha tienen que afinar su pericia para convertirse en verdaderos detectives de radiaciones.

El geobiólogo Pedro Cores, especialista en evitar campos electromagnéticos, también se dedica de vez en cuando a cazar antenas camufladas. En el vídeo Zona de Sombra (visible gratuitamente en la web www.pradera.tv), podemos verle recorriendo las calles de Almuñécar (Granada) junto a un grupo de vecinos para localizar el origen de una potente señal electromagnética. Armado con un pequeño detector de señales, puede verse cómo va aumentando la potencia a medida que se acercan a un sospechoso árbol y, al final, localiza la antena escondida en lo alto de ese árbol. “Hay unos árboles que nunca se riegan y que siempre están verdes”, bromea el geobiólogo. “Lo que están instalando ahora mucho son anuncios de publicidad con la antena dentro en calles y esquinas, a muy pocos metros del suelo”, advierte.

En ese mismo reportaje, realizado por el documentalista Pedro Barbadillo tras un azaroso periplo de imprevistos y censuras, el conocido experto Juan Manuel Román explica a los vecinos de Alcalá de Henares (Madrid) cómo manejar un medidor de radiofrecuencias o un localizador, aparatos que pueden comprarse hoy por entre 200 y 500 euros y que sirven perfectamente para encontrar antenas camufladas. “Lo más usual —explica— es el camuflaje bajo chimeneas, muy típico en hoteles, pero estamos encontrando antenas picoantenas en bidones de agua, en forma de palmera, en marquesinas, alarmas... En Daganzo (Madrid), han instalado antenas de telefonía en torres eléctricas de 220.000 voltios, no muy lejos de viviendas habitadas, y son dos potentes radia­ciones que se suman, la de la línea de alta tensión y las microondas de telefonía.”

Una buena ayuda para los que busquen información es la Guía para la localización de picoantenas en tu ciudad que ha editado la AVAATE (Asociación Vallisoletana de Afectados por Antenas de Telecomunicaciones) y que puede descargarse en www.avaate.org

 

Moratoria para las nuevas radiaciones

Las sospechas sobre los efectos perjudiciales en la salud hacen necesario frenar las instalaciones.

Varios expertos independientes han estimado que la radiación electromagnética a la que estamos sometidos se ha multiplicado un 40% en las tres últimas décadas por culpa de los móviles, los muchos aparatos del hogar o las propias redes de distribución de electricidad. Por si eso no fuera poco, las estaciones base de telefonía móvil UMTS emiten en una frecuencia muy cercana a la delos hornos microondas cuya peligrosidad está hoy fuera de toda duda. Por otra parte, un informe epidemiológico financiado por le Gobierno holandés señala alteraciones cognitivas y de salud por las emisiones de los teléfonos móviles UMTS que no se conocían en los aparatos anteriores. Por ello, una veintena de organizaciones vecinales y conservacionistas de toda España han pedido a las autoridades de Industria una moratoria estatal similar a las que han acordado ya numerosos municipios de España. Esto significaría un freno al despliegue en las ciudades de antenas de telefonía móvil UMTS, al menos, mientras los estudios independientes no descarten efectos perjudiciales en la salud a causa de las radiaciones.

 

¿Se puede reducir la contaminación?

Alejar los emisores de las poblaciones o levantar grandes torres haría descender mucho las radiaciones.

Aunque no existe conseso científico sobre la peligrosidad de las ondas electromagnéticas, el principio de precaución aconsejaría evitarlas. Pero ¿podemos prescindir de ellas o, al menos, reducirlas a un nivel mínimo? Un informe de expertos de la universidad de Valencia para el Ayuntamiento de Tudela concluye que la orografía de esta población navarra permite colocar las antenas en los cerros que rodean el casco urbano sin que la cobertura de los móviles se resienta y, sin duda, con muchas menos antenas y muy baja contaminación en las zonas habitadas. El Ayuntamiento tudelano ya está estudiando medidas. En el caso de que no existan cerros cercanos, el geobiólogo Pedro Cores ofrece otra solución: levantar torres de 200, 500 o 600 metros dentro de las poblaciones, o bien justo al lado, y colocar allí todos los servicios de telecomunicaciones. De esa manera, cubren todo el pueblo o ciudad e irradian con poca potencia, como ocurre hoy con la señal de radio o televisión.

La sombra de los lobbies en la salud

Miguel Jara / Madrid. Revista Diagonal 17 de octubre de 2007

La presión de los lobbies se deja sentir en todos los niveles de decisión: en el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, en los distintos gobiernos estatales, en los autonómicos y en los municipales

Tras cuatro años de investigación la conclusión del estudio Reflex, en el que han participado investigadores de 12 países europeos, es que las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil producen alteraciones del ADN que transporta la información genética en las células. Pese a ello y a que existen alrededor de 3.000 estudios científicos sobre la contaminación electromagnética que despiden los teléfonos móviles y sus antenas emisoras-receptoras, las torres de alta tensión o los transformadores eléctricos, buena parte de la ciudadanía cree todavía en la inocuidad de estas tecnologías. Ésta es quizá una de las mayores victorias protagonizadas por un sector industrial, el de las telecomunicaciones, en los últimos lustros: el despliegue y popularización de la telefonía móvil. Pero ¿cómo ha conseguido esta industria semejante amenaza para la salud pública? Reflex estaba financiado por la Unión Europea pero lo descubierto no debió gustar a sus mentores y tras una primera publicación se retiraron los fondos, aunque se llevaban invertidos 3,15 millones de euros. Y es que, pese a que existen muchas investigaciones que advierten sobre los peligrosos efectos de las ondas electromagnéticas en nuestra salud, la mayor parte están pagados por las compañías eléctricas y de las telecomunicaciones.

Éstos casualmente explican la inocuidad de esta tecnología o minimizan sus riesgos. Éste es parte del trabajo de lobbies como los que trabajan en o para éstas compañías: crear confusión entre la población, una confusión ‘documentada científicamente’. Y es que mientras los ‘expertos’ deciden si los teléfonos móviles son ‘buenos’ o ‘malos’ para el ciudadano, las operadoras continúan vendiéndolos, expandiendo su red de antenas telefónicas y creando nuevos servicios con los que seducir a los consumidores.

 Científicos perseguidos

Al tiempo, los científicos que hacen y publican sus fatales averiguaciones son sistemáticamente perseguidos. El Centro de investigación Alonso de Santa Cruz, de Alcalá de Henares (Madrid), dirigido por el doctor José Luis Bardasano Rubio, ha realizado numerosos trabajos y reuniones de gran nivel sobre la contaminación eléctrica y magnética. Misteriosamente, fue clausurado en noviembre de 1999. En enero 2002 le ocurrió algo similar al pionero en la investigación sobre electromagnetismo, el francés Roger Santini, ya fallecido.

En 2000, Claudio Gómez Perretta, Jefe de Sección en el Centro de Investigación del Hospital Universitario La Fe de Valencia y uno de los investigadores más prestigiosos sobre los campos electromagnéticos, fue amenazado, según su propio testimonio, por la gerencia del centro sanitario con una falta grave si persistía en su empeño de continuar investigando los campos electromagnéticos y su afección sobre la salud humana. Lo cierto es que, finalmente, en 2002 fue retirado de sus investigaciones por difundir averiguaciones nada halagüeñas para la industria. Otro compañero de Perretta, Manuel Portolés, explica en Conspiraciones tóxicas que fue espiado a través de su ordenador por Telefónica, que le ha amenazado a través de un notario con acciones judiciales por realizar denuncias públicas sobre la actitud de éstas compañías.

Entretanto, el documental Contracorriente, realizado hace años para TVE, continúa sin emitirse. En él Javier Aguilera, ex consejero delegado de Telefónica, reconoce públicamente: “Uno se muere por 38.000 cosas. ¿Que ésta es una más? Mire, indiscutible. ¿Que es una más incluso para los que no usan la telefonía? Indiscutible. ¿Y que los que usan la telefonía móvil no debían conocer este factor? Sin duda”. ¿Queda claro?

Silencio, se contamina

La compra de silencio es otro trabajo habitual de los lobbies industriales contaminantes. En las comarcas en las que hay instalada una central nuclear los pocos estudios epidemiológicos existentes nos explican que en ellas se producen ciertos tipos de cáncer que prácticamente no existen en las zonas que no poseen planta atómica. Esto no interesa que se sepa y por ello las empresas propietarias, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) o la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC), disponen de fondos para “desarrollo local” que emplean en actividades culturales, deportivas o festivas en las localidades que interesa mantener calladas. Más aún, en el entorno de Almaraz, Zorita, Vandellòs, Trillo o Garoña gran parte de los alcaldes y concejales de los pueblos trabajan o han trabajado en la central que acogen. Silencio garantizado.

Todo esto necesita de un trabajo sistemático de relaciones públicas y contactos directos entre el personal de las empresas y asociaciones empresariales, los lobbistas, con los políticos y funcionarios locales. Las administraciones regionales tampoco se libran de los lobbies que atentan contra el medio ambiente y la salud pública. En Extremadura [ver pág. 37], en una de las comarcas más fértiles de toda la Unión Europea, Tierra de Barros (Badajoz), el empresario más rico de la Comunidad Autónoma, Alfonso Gallardo -alguien que ha construido un imperio que fabrica acero y hormigón partiendo de sus orígenes como chatarrero gracias en parte a las subvenciones públicas con las que le beneficia la Junta de Extremadura- quiere instalar una refinería petroquímica. En pleno siglo XXI, el de la preocupación por la crisis ecológica mundial, socios como BBVA, Iberdrola, Caja Madrid o Caja Extremadura le acompañan. El Grupo Alfonso Gallardo tiene en Francisco Fuentes Gallardo, sobrino del jefe y senador del PSOE por Extremadura a su enlace con el Gobierno extremeño. La compañera sentimental del segundo es la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, en la tierra del cerdo ibérico y ha destacado por reprimir cualquier crítica al proyecto contaminante. Para que la ciudadanía extremeña le otorgue su beneplácito, las encuestas favorables a los intereses de Gallardo y la Junta de Extremadura las realiza el Instituto Opina, que trabaja, entre otros partidos, para el PSOE, obvia preguntas incómodas, como la verdad, y luego son reproducidas por los medios en los que el empresario inserta publicidad o pertenecen a accionistas que también lo son del proyecto refinero.

 La ‘mordaza informativa’

Para que todos estos planes y tecnologías lleguen a buen puerto es necesaria la concurrencia de la prensa afín. Es lo que se ha dado en llamar ‘La mordaza corporativa’: las grandes compañías y sus lobbies tienen departamentos encargados de llamar a los medios antes, durante o después de la publicación de un reportaje, sea para interesarse por “ofrecer su versión” de los hechos, para amenazar con acciones judiciales si publican el trabajo en curso o simplemente para quejarse por la difusión de los mismos y tratar de que se cuente con ellos para futuros asuntos, por ejemplo. De modo que ‘trabajarse’ a la prensa insertando publicidad, subvencionando espacios concretos, ofreciendo premios a los periodistas, ya sea por su trabajo o con cualquier excusa o bombardearlos con ‘información’ sobre la empresa es un trabajo indispensable para cualquier lobby.

                                                                                                                            Recogido de Ecologistas en Acción

24 DE JUNIO DIA INTERNACIONAL EN CONTRA DE LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA- 2007

 Diversas organizaciones sociales y ecologistas critican el aumento imparable de la contaminación electromagnética en el Día Mundial de la Telecomunicaciones

Demandan un cambio de la normativa estatal y autonómica con criterios de prevención y precaución y financiación publica para la investigación independiente sobre los efectos para la salud derivados de estas emisiones

 

 El próximo 17 de mayo se celebra el Día Internacional de las Telecomunicaciones. Con este motivo organizaciones vecinales, sociales y ecologistas de ciudades y pueblos de Europa quieren denunciar, que en los últimos años hemos asistido al crecimiento insostenible y a la proliferación caótica de estaciones base de telefonía móvil y otras infraestructuras de telecomunicaciones que han supuesto la instalación descontrolada de estas redes radioeléctricas, un aumento significativo de la contaminación electromagnética y el crecimiento de la percepción social del riesgo asociado a estas infraestructuras. Estamos asistiendo al  establecimiento de la trama de las telecomunicaciones de una proliferación en el medio rural y urbano de toda una serie de infraestructuras de antenas estaciones base GSM, DCS y LMDS, dipolos repetidores, antenas de alta ganancia, picocélulas y microantenas, radioenlaces, etc., o los nuevos sistemas Wi-Fi. La instalación de antenas estaciones base de telefonía móvil de la red UMTS  y sistemas inalámbricos de transmisión de información, van a suponer nuevos problemas en su ubicación y un aumento significativo de la contaminación electromagnética a la que estamos sometidos.

 

La legislación estatal, hecha por el anterior gobierno y atendiendo sólo los intereses de las grandes operadoras, no ha resuelto el impacto social y ambiental de las redes de telefonía móvil. La movilización social, vecinal, y ecologista ha obligado a algunas

comunidades autónomas y ayuntamientos a establecer normativas más preventivas y niveles de exposición al público más restrictivos y sin embargo queda pendiente una directiva europea que sirva como un instrumento real para hacer compatible el desarrollo de la telefonía móvil y las posibles afecciones ambientales y para la salud pública. Sin embargo el actual gobierno español está aplicando en la práctica la misma política del Partido Popular, incumpliendo claramente el programa electoral del PSOE (incluido el rechazo de financiación de proyectos de investigación independientes) que recomendaba aprobar una normativa de niveles de exposición muchos más restrictivos.

 

Es evidente que las autoridades sanitarias de las distintas administraciones no se atreven a enfrentarse a los grandes intereses financieros y someten sus decisiones a las prioridades de los resultados económicos poniendo en segundo lugar la salud de las personas. Hasta ahora, las administraciones sanitarias sólo están aceptando los estudios que tranquilizan a la población. Dos recientes estudios de campo, uno de Alemania y otro de Israel, han constatado un aumento de entre 3,5 y 4,15 las probabilidades de contraer cáncer en el radio de acción de 400 metros alrededor de una antena de telefonía

móvil. El Proyecto Reflex, un estudio financiado por la Unión Europea, en el que han participado 12 países, entre ellos España, cuyo objetivo es el estudio de la influencia de campos electromagnéticos, concluye que las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil producen alteraciones del ADN que transporta la información genética en el núcleo de las células y cambios en éstas. Diversas conferencias internacionales de prestigiosos científicos independientes alertan sobre los posibles efectos y riegos en la salud pública (Declaraciones de Viena 1998, Salzburgo 2000, Roccaraso 2000, Alcalá de Henares 2002, Catania 2002, Friburgo 2002 y Benevento 2006). En el estado español, la Declaración de Alcalá de Henares; así como investigaciones epidemiológicas publicadas en revistas científicas de prestigio, han señalado los efectos biosanitarios de las emisiones de la telefonía móvil a niveles de radiación radioeléctrica miles de veces inferiores a los que se han adoptado en la normativa estatal. Es necesario el desarrollo de un programa público estatal e independiente, no subvencionado por las operadoras de telefonía, de los efectos sobre la salud pública e investigación específica sobre las personas denominadas electrosensibles.

 

Las organizaciones vecinales, sociales, ecologistas abajo firmantes demandamos demandan un cambio en la normativa actual, hecha al dictado de las operadoras de telefonía móvil. Estas reformas deberían contemplar los siguientes aspectos:

 

a) Aplicación efectiva del principio de precaución para los posibles efectos biosanitarios y del principio ALATA (la mínima emisión técnicamente posible).

 

b) Transformación de la Ley General de Telecomunicaciones y la normativa sobre control del espacio radioeléctrico teniendo en cuenta los ya demostrados ampliamente efectos no térmicos. Revisión de las normativas autonómicas con criterios restrictivos y precautorios

 

c) Establecimiento de un valor límite exposición ciudadana que impida que se produzcan cambios celulares de ningún tipo y no sólo la expresión de proteínas de shock térmico, oncogenes, etc.

 

d) Establecimiento de un valor límite por debajo alteraciones en el ámbito celular para la suma de ondas de las emisiones de todo tipo de infraestructura de transmisión sin cables de uso industrial (radio, televisión, radar, telefonía móvil, radio-enlaces,…) o doméstico (antenas de radioaficionados, tecnologías GPRS, UMTS, Bluetooth, Wi-Fi , DECT.)

 

e) Información y justificación exhaustiva como la descongestión de áreas de saturación sobre-expuestas, previa a la instalación de estaciones base de telefonía móvil y participación activa de los ciudadanos en el ámbito local.

 

f) Estudio de diversas localizaciones alternativas para la ubicación de una estación base.

 

g) Moratoria en el despliegue de las redes UMTS y WiFi y WIMAX por su alto contenido energético. Promover las alternativas a los sistemas de comunicación sin hilos, por ejemplo: uso de la fibra óptica y de los cables coaxiales

 

h) Minimización de los impactos paisajísticos, visuales  y ambientales en el medio rural y urbano.

 

i) Establecimiento de un mapa radioeléctrico urbano que refleje el conjunto de emisiones radioeléctricas en tiempo real y de forma continúa.

 

j) Máximo control sobre la ubicación de antenas e infraestructuras de telecomunicaciones en zonas residenciales especialmente, y con mención especial sobre áreas hospitalarias de oncología infantil.

 

k) Creación de una comisión interministerial (Ministerios de Sanidad, Industria y Medio Ambiente que coordine el despliegue de redes con criterios de prevención de la salud pública), con participación activa de agentes sociales, organizaciones medioambientales científicos y técnicos independientes.

 

l) Estudios epidemiológicos por sorpresa sobre poblaciones que haya sido expuestas de una manera residencial y continua con participación de científicos y técnicos con independencia demostrada al dispositivo jerárquico de la administración. Fomento de la investigación pública sobre los efectos en la salud y dotación presupuestaria para ello.

 

m) Creación de una entidad de inspección y seguimiento de las estaciones base después de su instalación con participación de científicos y técnicos independientes.

 

n) Creación de una base de datos pública como el registro de todas las estaciones base y sus emisiones

 

o) Elaboración de un Código de buenas prácticas y Campañas específicas contra el abuso del móvil y conductas adictivas al mismo, sobre población adolescente y adulta. Limitar el uso de los  teléfonos móviles e inalámbricos  a  niños, jóvenes y adolescentes al nivel más bajo posible y prohibir, de una manera urgente, a compañías de telecomunicación de la comercialización y publicidad dirigida a ellos.

 

p) Reconocimiento legal del potencial riesgo sanitario derivado de la exposición residencial y laboral a campos electromagnéticos.

 

q). Reconocimiento  en el sistema de salud pública de la electrosensibilidad  y las personas electrosensibles.

 

 r) Exigencia de  zonas libres de emisiones  radioeléctricas de telecomunicaciones Definir zonas urbanas libres de emisiones, en edificios públicos (escuelas, hospitales, áreas residenciales) y en los sistemas de transporte público.

 

 Recordar a los ciudadanos y hacer valer ante los tribunales los Derechos Fundamentales siguientes, establecidos en la Constitución Española:

 

Derecho a la integridad física (Art. 15 C.E.),

Derecho a la intimidad personal y familiar (Art. 18.1. C.E.) y

Derecho a la inviolabilidad del domicilio (Art. 18.2. C.E.),

 

 

CAMPAÑA DE ECOLOGISTAS EN ACCIÓN CONTRA LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA

El grupo Ecologistas en Acción de Valencia, conjuntamente con la Comisión para el Traslado de la Subestación de Patraíx, hemos iniciado una campaña contra la contaminación electromagnética. Este tipo de contaminación es un problema emergente del cuál la sociedad es cada vez más consciente y ante el que los esfuerzos de los diversos colectivos de afectados están descoordinados siendo a veces  ineficaces a causa de la falta de información. Ante la insensibilidad demostrada por las instituciones políticas autonómicas y estatales (y en la mayoría de los casos también de las locales), pensamos que es necesario iniciar una serie de acciones que permitan a la ciudadanía conocer mejor el problema, y sobre todo, saber como afrontarlo cuando le afecta directamente.

 

En cuanto a la planificación urbanística, creemos necesario que se tenga en consideración la necesidad de construir un entorno urbano saludable, libre de contaminación electromagnética y dónde la transformación de la alta tensión a tensión mediana se haga fuera de las ciudades y de los pueblos; para que casos como el de Patraíx no vuelvan a producirse; y dónde se garantice que la contaminación generada por las antenas de telefonía móvil se mantiene dentro de las recomendaciones derivadas de los estudios científicos más recientes.

 

Una de las iniciativas que consideramos necesaria es la creación de una base de datos en la que figuren los diversos colectivos afectados, y que sirva para coordinar todos los esfuerzos.

 

Por este motivo, os pedimos que deís la mayor difusión posible a este mensaje para que las personas que estén padeciendo este problema se pongan en contacto con nosotros y poder saber a quienes dirigirnos para pedir apoyo cuando se vaya a emprender alguna acción.

 

Los colectivos de afectados pueden enviar sus datos a la siguiente dirección de correo electrónico: antonio.berlanga@uv.es

 

A su vez, ofrecemos todo el asesoramiento y apoyo posibles.

 

Agradecemos sinceramente vuestra colaboración

 

Un saludo

 

Antonio Berlanga

Coordinador de la Campaña “Por un entorno saludable, libre de contaminación electromagnética”

 

 Los principales causantes de contaminación electromagnética son las infraestructuras eléctricas, especialmente las de alta tensión (subestaciones de transformación, transformadores de zona y líneas eléctricas aéreas o subterráneas),

las antenas de telefonía móvil y por supuesto los móviles. Aunque los efectos sobre la salud de esto dos tipos de emisiones son diferentes, por tener diferentes frecuencias, consideramos que resulta conveniente agruparlas, a fin de reivindicar la aplicación del principio de precaución para asegurar el derecho constitucional a la salud.

 

 Una gran cantidad de estudios científicos vinculan la contaminación electromagnética (tanto la de baja frecuencia, provocada por las infraestructuras eléctricas, como la de alta frecuencia producidas por las antenas de telefonía móvil) a una amplia gama de patologías, entre las cuales destacan diversos tipos de cáncer (es especialmente relevante la leucemia infantil), trastornos endocrinos, mentales, del sueño, etc…